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jueves, 19 de julio de 2018

CAPITULO 9



Una visita que deja muchas preguntas

Al día siguiente Candy se incorporó muy temprano para checar a la tía abuela Elroy quien lucía con mejor semblante, después de darle instrucciones a Doroty sobre los cuidados que debía tener con la anciana se despidió para regresar al Hospital – Bien entonces estaré de regreso por la tarde tía abuela, me quedare aquí hasta que se recupere.

-          Gracias Candy, que tengas un buen día

Archie acompaño a Candy a su departamento para mudarse de ropa y de ahí la llevo al Hospital, al llegar Frank iba entrando y alcanzo a ver a Candy quien se bajaba del coche de Archie, sintiendo un poco de celos se quedo mirando a la joven, Candy alcanzo a mirarlo y le pidió que la esperara – Frank espera!- apresuro un poco su paso - Ven quiero que conozcas a alguien - lo tomo del brazo y fue al encuentro de Archie quien venía tras Candy - Te presento a Archie mi primo, es sobrino de Albert.

Frank se sintió reconfortado con el acto - Mucho gusto Frank Curtis - asintió el joven

-          El gusto es mío - Archie se quedo mirando al joven - es sorprendente el parecido -exclamo
-          Perdón pero me empiezo a sentir intimidado - dijo Frank con mucha incertidumbre
-          Lo siento Frank - dijo la rubia- es mi culpa pero es que les había platicado sobre el parecido que tienes con Anthony,  no te sientas así no te vamos a comer-  sonrió la rubia
-          Si es increíble - dijo Archie - y me disculpo si te incomode con mi actitud
-          No está bien – dijo Frank - Candy me había dicho lo mucho que me parecía a su primo
-          Bueno yo me retiro, y sería un gusto que nos acompañes un día a comer podría ser ¿no Candy? - Pregunto el elegante caballero
-          Seria genial - dijo la chica
-          Entonces me pondré de acuerdo con Candy – asintió el rubio
-          Hasta luego entonces - dijo Archie despidiéndose

Ambos jóvenes se quedaron viendo a Archie hasta que se subió en el auto, después entraron al Hospital, Frank se sentía contento por el gesto de Candy al presentarlo con su primo.

-          Vamos entremos, sabes me da gusto que me presentes con tu familia
-          Me gusta que conozcan a mis amigos, además que no tengo inconveniente con eso
-          ¿Te quedaste con tu familia? -  pregunto Frank con mucha curiosidad
-          Si la tía abuela se sintió un poco delicada pero ya está mejor, de cualquier forma me estaré quedando hasta que se recupere por completo
-          Si tú quieres puedo pasar a revisarla por la tarde, ¿qué te parece?
-          No es mala idea,
-          Entonces paso por ti a la hora de salida

Frank se despidió de Candy, cada uno continuó con sus labores, llegada la tarde Frank fue en busca de Candy para llevarla a la mansión, el joven vio con admiración la lujosa propiedad, pasando por el portal de las rosas del que tanto le había hablado Candy, luego entraron y se dirigieron a la habitación de la anciana.

-          Hola tía abuela ¿cómo se siente? -  entro Candy seguida de Frank - el es mi compañero de trabajo el Dr. Frank Curtis, ha venido a revisarla
-          ¿Frank Curtis? - Pregunto la anciana algo sorprendida - he está bien - la mujer no podía quitarle la mirada de encima


Frank se acerco y la reviso, advirtiendo que tenía un poco inflamada la garganta pero que con reposo y siguiendo las recomendaciones se recuperaría por completa.
-          Y usted ¿es de aquí? – preguntó la anciana
-          No, realmente soy ingles - respondió el joven
-          ¿De veras? -  pregunto Candy – nunca me lo habías dicho creí que eras de Nueva York
-          Mi padre vive en Nueva York, pero llegamos a América cuando era aun muy niño - recordó el joven - yo tenía 9 años y mi hermana tenía 8
-          La familia Andley tiene propiedades en Escocia y Londres - señalo la mujer - ¿cómo es que su padre decidió venir a América?
-          Fueron asuntos familiares muy fuertes, mi padre quería trabajar y su padre mi abuelo nunca lo permitiría así que renuncio al apellido y a la familia, mi abuelo lo desheredo pero eso no le importo nunca a mi padre
-          ¿Cómo pudo hacer eso tu abuelo? – dijo Candy indignada - si era lo que tu padre quería no tenia porque hacer tal cosa
-          Candy tal vez fueron situaciones muy complicadas - dijo la tía abuela
-          La verdad es que no se llevaban muy bien – continuo el joven - mi padre se la pasaba fuera de casa buscando algo que hacer, le ayudaba a la servidumbre, o se iba al dispensario a ayudar al Doctor, pero cuando mi abuelo se daba cuenta le daba castigos muy severos, por lo que no le quedaba más salida que ser obediente con su papa
-          ¿Cómo se llama tu abuelo?- dijo interesada la anciana
-          Bueno pues él se llama Daniel O’Connel Curtis
-          ¡El conde O’Connel! - dijo sorprendida la mujer y un perturbador recuerdo cruzó por su mente.
-          Si él mismo, ¿lo conoce?
-          Personalmente no, pero sé que es una figura muy importante en el parlamento ingles -dijo pensativa
-          Si es miembro de la Cámara de Lores junto a otros notables miembros
-          Entonces ¿conoces bien Londres? - pregunto Candy algo pensativa
-          Si durante el tiempo que viví ahí conocí muy bien los alrededores, tu estudiaste en Londres ¿no es así? – pregunto el rubio
-          Si, aunque fue muy breve el tiempo que estuve ahí - afirmó la chica
-          Candy huyó del colegio San Pablo - dijo la anciana - también en busca de su propio camino
-          ¿Eso es cierto Candy? -  pregunto con sorpresa Frank - quien lo iba a pensar de ti
Candy se sonrojó – He… es que pasaron muchas cosas demasiadas por eso decidí irme.
-          Pero conseguiste lo que querías -  dijo Frank - tal vez de haberte quedado ahí no hubieras pensado nunca en ser Doctora.
-          Si, tal vez – dijo Candy con nostalgia
-          Entonces Frank ¿usted es duque? -  dijo la anciana con mucha curiosidad
-          No, mi padre renuncio al apellido y por consiguiente al Ducado, el es solo Curtis no lleva el apellido O´Connel, se hizo un escándalo que mi abuelo se encargo de tapar inventando que había ido a estudiar a América.
-          Vaya que historia, ¿y nunca visita a su abuelo?
-          Ocasionalmente cuando visitamos a mi tía en Escocia, es hermana de mi padre y se mudo cuando mi padre partió a América, los primeros años cuando nos mudamos íbamos de vacaciones dos veces al año, no quería olvidar a mis amigos.
-          ¿Solo tiene una hermana? – continuo la mujer con el interrogatorio
-          No, tiene otra hermana mas vive en Londres, mi tía Dixon quien decidió apoyar a mi abuelo, mientras que mi tía Esther prefirió alejarse.
-          Me imagino lo mucho que extrañaras a tu familia - dijo Candy
-          No niego que quiero mucho a mis tías, incluso a mi abuelo pero fue muy severo con mi padre y no lo puedo entender.


En la cabeza de Candy había ahora más dudas, siendo su abuelo Duque era muy posible que conociera al Duque de Granchester y por consiguiente tal vez conociera a Terry, pero no se atrevía a preguntar no quería ponerse en evidencia frente Frank.

-          Es una lástima que tu familia tenga que estar separada, tal vez un día las cosas se arreglen - dijo Candy
-          Frank - dijo la tía abuela - seria un placer que nos pudiera acompañar a cenar el próximo viernes, llega mi sobrino Albert y le organice una pequeña bienvenida.
-          Claro que si me agradaría mucho acompañarlos - dijo con mucho gusto el joven
-          Qué bien Archie ya había invitado a Frank tía abuela, que gusto que puedas estar con nosotros ese día.
-          Entonces yo me retiro, fue un placer platicar con ustedes - dijo mientras miraba a ambas mujeres - pase un rato muy ameno
-          El gusto es mío - dijo la anciana - y me agradaría mucho conocer a su padre,  mas delante claro.
-          Por supuesto aunque no viaja mucho por su trabajo, tal vez cuando venga a Chicago le avisare para ponernos de acuerdo
-          Gracias - asintió la mujer
-          Te acompaño hasta la puerta - dijo Candy

Ambos jóvenes salieron de la habitación y la tía abuela se quedo muy pensativa sobre todo lo que había sabido de Frank, sabía que era una pieza importante de un rompecabezas que jamás imagino llegar a ensamblar, su parecido con Albert y Anthony era algo que la perturbaba pero aun más el saber que era nieto de el hombre que le causo tanto dolor y del que pensó no volver a saber jamás. Candy despidió a Frank y también se quedo con un mundo de pensamientos que no sabía ni por donde ordenarlos, sería posible que Frank conociese a Terry, tal vez no – En Londres hay muchísima gente no todos se conocen -  pensó Candy, de cualquier forma era una duda que ella tenía.

La primer semana del mes de Diciembre paso muy rápido tanto para Candy como para Terry, poco a poco el escándalo del periódico fue quedando atrás, aunque no para Terry, El viernes por la tarde Candy regreso a la mansión como lo había estado haciendo durante esa semana, estaba muy contenta ya que Albert volvía a Chicago, tan pronto llego a la mansión, se arreglo y bajo con los demás que ya se encontraban en espera del patriarca de la familia Andley, a las 7 en punto llego Frank llevando un hermoso ramo de flores que no eran para Candy sino para la tía abuela Elroy, a Candy le dio una hermosa rosa roja en señal de la admiración que tenía hacia ella, Candy no pudo evitar sonrojarse ante el detalle del caballero, minutos después un coche llegaba a la mansión, un elegante caballero rubio bajo y se dirigió a la puerta, Dorothy le daba la bienvenida y lo paso a la sala donde ya lo esperaban.

-          Albert hijo, que bueno que estas de regreso - dijo la tía abuela mientras lo abrazaba
Después camino hacia Candy a quien abrazo cariñosamente -  pequeña qué bueno que estas aquí - sonrió separándose de ella
-          No podría faltar tenía tantas ganas de verte, además te fuiste sin avisar - se abrazaron de nuevo
Luego Archie le dio la bienvenida - tío ¿como estas?- se abrazaron los caballeros también
-          Muy bien Archie , espero los negocios marchen bien
-          De hecho tenemos varias juntas programadas tío – indico el joven
-          ¡Vaya! - exclamo con sorpresa - creo que pronto tu solo manejaras todos los negocios
-          Jajaja.. vamos tío no es para tanto
-          Hola Annie ¿cómo estás?
-          Hola muy bien gracias, con muchas ganas de verlo

Albert miro hacia Frank con asombro, Candy sintió una extraña sensación al ver a Albert y a Frank juntos una idea le cruzo por su cabeza el parecido entre ambos la sorprendió pero  la tía abuela la saco de sus pensamientos presentando a los jóvenes.

-          Albert el joven es Frank Curtis amigo de Candy – dijo la anciana
-          Es un gusto conocerlo, sabe… -  dijo pensativo - me recuerdas a alguien muy querido.
-          Pues el gusto es mío, Candy ya me había platicado de usted y también sobre el parecido con su sobrino - indico el joven
-          Por favor pasemos al comedor – señalo la tía abuela

Todos caminaron hacia el comedor y tomaron sus asientos, Frank pronto se sintió cómodo entre la familia, todos platicaban amenamente y poco a poco tomo parte de las conversaciones, reía cada vez que le platicaban alguna aventura de Candy mientras ella fruncía la nariz o se sonrojaba, pero también se divertía viendo a todos sonreír, la cena transcurrió sin contratiempos y al terminar pasaron a la sala a tomar el té, ya era un poco tarde el tiempo se había pasado rápidamente entre tantas anécdotas y Frank se despidió afectuosamente de todos con la esperanza de volver a ver a Candy al día siguiente en el Hospital, quien poco a poco se iba volviendo indispensable en la vida del joven.

También Candy pensaba en todo lo que estaba sucediendo en torno a Frank, tenía miedo de abrir su corazón nuevamente, tenía miedo de olvidar a Terry, pero no podía negar que disfrutaba mucho de la compañía de Frank y que cada día necesitaba verle para sentir que su día estaba completo, necesitaba un consejo y sabia bien a quien acudir, y justo en ese momento tocaron a su puerta - Candy ¿puedo pasar?- pregunto la voz de un caballero afuera - Adelante pasa Albert - Candy se encontraba recostada en su cama

-           Perdón Candy,  solo venía a desearte buenas noches
-          No, pasa Albert, necesito platicar contigo - suplico Candy
-          Entonces te escucho - Albert cerró la puerta y se sentó en una silla al lado de Candy - Dime en que puedo ayudarte
-          Se trata de Frank - lo miro con sus ojos llenos de ilusión - no sé que me está pasando con el pero siento que necesito verlo, escucharlo, saber que está cerca, y cuando no lo veo me siento incompleta, como si algo me faltara para terminar mi día.
-          Candy - la mira tiernamente - pasa que te estás ilusionando con él, eso me da gusto, tal vez tu corazón ya está preparado para volver a amar.

Al escucharlo Candy se sintió un poco confundida - ¿cómo pudo suceder?, creí que nunca iba haber alguien que sustituyera a…. – Candy tenía las sabanas entre sus manos y las retorcía
-          A Terry - dijo Albert tomando su barbilla - y ¿por qué no?
Candy lo miro titubeante - es que no quiero dejar de quererlo Albert fue tan importante en mi vida
-          Candy -  le tomo las manos - no te culpes paso sin que te dieras cuenta, además ya paso mucho tiempo, hay personas que entran y salen de nuestras vidas, y otras que se quedan para siempre y ahí estarán para apoyarte, hay otras personas que por más que quieras no pueden estar, pero en el corazón se quedara aquella persona a quien tu decidas entregárselo y no solo una parte sino todo por completo, solo así podrá amar plenamente, no te niegues darte otra oportunidad.
-          Es que pasa algo más, hace unos días vino a revisar a la tía abuela y estuvo platicando sobre su familia
-          ¿Y qué pasa con su familia? – pregunto con curiosidad Albert
-          Resulta que es hijo de un Duque, bueno su padre renuncio a su apellido, pero es ingles
-          ¡Vaya!-exclamo el rubio - ¿temes que conozca a Terry?
-          Si pero no le quiero preguntar me daría mucha vergüenza ponerme en evidencia me entiendes, ¿tú qué piensas?
-          Si es Duque debe de conocerlo, pero explícame ¿qué hacen aquí en América?
-          Cuando tenía 9 años su padre vino a América porque quería ser Doctor y su abuelo no lo permitía así que renuncio a todo, su abuelo lo desheredo
-          Me suena conocida esa historia, pero hace mucho que viven aquí entonces, tal vez no conozca a Terry
-          Pero va a visitar a sus tías, tal vez lo haya visto
-          Mira lo más probable es que lo conozca de nombre, mas no creo que hayan tenido una amistad o relación más estrecha
-          De cualquier manera no le comentare nada de Terry, será mejor así.
-          Ten calma no te preocupes dudo que se conozcan sinceramente

Candy dio un suspiro - guardare el recuerdo de Terry en lo más profundo de mi corazón Albert, me dedicare a buscar mi felicidad.
-          Querida, a veces la felicidad esta frente a nuestros ojos y no la vemos
-          Entonces abriré más mis ojos el día de mañana - dijo un poco más contenta
Albert sonrió - luces mucho más linda cuando sonríes, no lo olvides
-          Está bien Albert, continuare mi amistad con Frank y el tiempo se encargara de lo demás.
-          Así está mejor, ahora duérmete sino mañana no te levantaras temprano, que te parece si mañana te llevo al Hospital
-          Claro que si nada me daría más gusto.
-          Entonces hasta mañana
-          Que descanses Albert


Candy se quedó pensando una vez más en sus asuntos, poco a poco fue cayendo en un profundo sueño, hasta la mañana siguiente.

Mientras la matriarca de la familia esperaba con ansias a Albert, el rubio entro en la habitación de la mujer- y bien tía ¿qué es eso que tanta urgencia tienes que decirme?

-          Es sobre Frank el amigo de Candy - dijo la tía abuela - su abuelo es el Duque O’ Connel
-          Si acabo de platicar con Candy sobre él - indico Albert
-          Hijo tengo tantas cosas que necesito saber pero me da miedo que llegue a saberse que Candy es una Andley - dijo preocupada
-          Calma tía los lazos entre ellos están rotos, hace mucho que Frank no lo ve - dijo tratando de tranquilizarla
-          Pero dijo que cuando viajaba a Londres lo veía - dijo angustiada
-          Pero no podemos hacer nada al respecto, apenas y lo conocemos
-          Debemos ser cautelosos, Candy debe ser cuidadosa no quiero que se enteren que es una Andley
-          ¿Temes por ella? - pregunto el rubio
-          Si no te lo voy a negar, ese hombre es capaz de todo - dijo bajando la mirada - lo que me hizo a mí fue una bajeza él y…- recordó con dolor
-          Tía no te atormentes con los recuerdos - trato de calmarla - han pasado ya 48 años, creo que ese hombre debe estar en otros asuntos - dijo tomándola de las manos - pero pensare en algo para proteger a Candy
-          48 años - musitó la anciana - mismos que he llorado su muerte - dijo a punto del llanto
-          Tía, como quisiera hacer algo por ayudarte a olvidar

-          Hijo - lo tomo del rostro - has hecho todo te convertiste en mi luz y razón de vida, gracias a ti olvide un poco la desdicha de haber perdido a un hijo.
-          Tía, gracias a ti por permitirme ser parte de tu vida, ahora duerme y no te preocupes mas
-          Está bien, hasta mañana

Albert salió con un mundo de pensamientos como iba a manejar una situación así con Candy sin ponerla al tanto de lo que había sucedido ya hacía casi 50 años, cuando ni siquiera él había nacido y solo contaba con la versión de la Tía abuela.

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