Una
visita que deja muchas preguntas
Al día siguiente Candy se incorporó muy temprano para
checar a la tía abuela Elroy quien lucía con mejor semblante, después de darle
instrucciones a Doroty sobre los cuidados que debía tener con la anciana se
despidió para regresar al Hospital – Bien entonces estaré de regreso por la
tarde tía abuela, me quedare aquí hasta que se recupere.
-
Gracias
Candy, que tengas un buen día
Archie acompaño a Candy a su departamento para mudarse de
ropa y de ahí la llevo al Hospital, al llegar Frank iba entrando y alcanzo a
ver a Candy quien se bajaba del coche de Archie, sintiendo un poco de celos se
quedo mirando a la joven, Candy alcanzo a mirarlo y le pidió que la esperara –
Frank espera!- apresuro un poco su paso - Ven quiero que conozcas a alguien -
lo tomo del brazo y fue al encuentro de Archie quien venía tras Candy - Te
presento a Archie mi primo, es sobrino de Albert.
Frank se sintió reconfortado con el acto - Mucho gusto
Frank Curtis - asintió el joven
-
El
gusto es mío - Archie se quedo mirando al joven - es sorprendente el parecido -exclamo
-
Perdón
pero me empiezo a sentir intimidado - dijo Frank con mucha incertidumbre
-
Lo
siento Frank - dijo la rubia- es mi culpa pero es que les había platicado sobre
el parecido que tienes con Anthony, no
te sientas así no te vamos a comer- sonrió
la rubia
-
Si es
increíble - dijo Archie - y me disculpo si te incomode con mi actitud
-
No está
bien – dijo Frank - Candy me había dicho lo mucho que me parecía a su primo
-
Bueno
yo me retiro, y sería un gusto que nos acompañes un día a comer podría ser ¿no
Candy? - Pregunto el elegante caballero
-
Seria
genial - dijo la chica
-
Entonces
me pondré de acuerdo con Candy – asintió el rubio
-
Hasta
luego entonces - dijo Archie despidiéndose
Ambos jóvenes se quedaron viendo a Archie hasta que se
subió en el auto, después entraron al Hospital, Frank se sentía contento por el
gesto de Candy al presentarlo con su primo.
-
Vamos
entremos, sabes me da gusto que me presentes con tu familia
-
Me
gusta que conozcan a mis amigos, además que no tengo inconveniente con eso
-
¿Te
quedaste con tu familia? - pregunto
Frank con mucha curiosidad
-
Si la
tía abuela se sintió un poco delicada pero ya está mejor, de cualquier forma me
estaré quedando hasta que se recupere por completo
-
Si tú
quieres puedo pasar a revisarla por la tarde, ¿qué te parece?
-
No es
mala idea,
-
Entonces
paso por ti a la hora de salida
Frank se despidió de Candy, cada uno continuó con sus
labores, llegada la tarde Frank fue en busca de Candy para llevarla a la
mansión, el joven vio con admiración la lujosa propiedad, pasando por el portal
de las rosas del que tanto le había hablado Candy, luego entraron y se
dirigieron a la habitación de la anciana.
-
Hola
tía abuela ¿cómo se siente? - entro
Candy seguida de Frank - el es mi compañero de trabajo el Dr. Frank Curtis, ha
venido a revisarla
-
¿Frank
Curtis? - Pregunto la anciana algo sorprendida - he está bien - la mujer no
podía quitarle la mirada de encima
Frank se acerco y la reviso, advirtiendo que tenía un
poco inflamada la garganta pero que con reposo y siguiendo las recomendaciones
se recuperaría por completa.
-
Y usted
¿es de aquí? – preguntó la anciana
-
No,
realmente soy ingles - respondió el joven
-
¿De
veras? - pregunto Candy – nunca me lo
habías dicho creí que eras de Nueva York
-
Mi
padre vive en Nueva York, pero llegamos a América cuando era aun muy niño -
recordó el joven - yo tenía 9 años y mi hermana tenía 8
-
La
familia Andley tiene propiedades en Escocia y Londres - señalo la mujer - ¿cómo
es que su padre decidió venir a América?
-
Fueron
asuntos familiares muy fuertes, mi padre quería trabajar y su padre mi abuelo
nunca lo permitiría así que renuncio al apellido y a la familia, mi abuelo lo
desheredo pero eso no le importo nunca a mi padre
-
¿Cómo
pudo hacer eso tu abuelo? – dijo Candy indignada - si era lo que tu padre
quería no tenia porque hacer tal cosa
-
Candy
tal vez fueron situaciones muy complicadas - dijo la tía abuela
-
La
verdad es que no se llevaban muy bien – continuo el joven - mi padre se la
pasaba fuera de casa buscando algo que hacer, le ayudaba a la servidumbre, o se
iba al dispensario a ayudar al Doctor, pero cuando mi abuelo se daba cuenta le
daba castigos muy severos, por lo que no le quedaba más salida que ser
obediente con su papa
-
¿Cómo
se llama tu abuelo?- dijo interesada la anciana
-
Bueno
pues él se llama Daniel O’Connel Curtis
-
¡El
conde O’Connel! - dijo sorprendida la mujer y un perturbador recuerdo cruzó por
su mente.
-
Si él
mismo, ¿lo conoce?
-
Personalmente
no, pero sé que es una figura muy importante en el parlamento ingles -dijo
pensativa
-
Si es
miembro de la Cámara de Lores junto a otros notables miembros
-
Entonces
¿conoces bien Londres? - pregunto Candy algo pensativa
-
Si
durante el tiempo que viví ahí conocí muy bien los alrededores, tu estudiaste
en Londres ¿no es así? – pregunto el rubio
-
Si,
aunque fue muy breve el tiempo que estuve ahí - afirmó la chica
-
Candy
huyó del colegio San Pablo - dijo la anciana - también en busca de su propio
camino
-
¿Eso es
cierto Candy? - pregunto con sorpresa
Frank - quien lo iba a pensar de ti
Candy se sonrojó – He… es que pasaron muchas cosas
demasiadas por eso decidí irme.
-
Pero
conseguiste lo que querías - dijo Frank -
tal vez de haberte quedado ahí no hubieras pensado nunca en ser Doctora.
-
Si, tal
vez – dijo Candy con nostalgia
-
Entonces
Frank ¿usted es duque? - dijo la anciana
con mucha curiosidad
-
No, mi
padre renuncio al apellido y por consiguiente al Ducado, el es solo Curtis no
lleva el apellido O´Connel, se hizo un escándalo que mi abuelo se encargo de
tapar inventando que había ido a estudiar a América.
-
Vaya
que historia, ¿y nunca visita a su abuelo?
-
Ocasionalmente
cuando visitamos a mi tía en Escocia, es hermana de mi padre y se mudo cuando
mi padre partió a América, los primeros años cuando nos mudamos íbamos de
vacaciones dos veces al año, no quería olvidar a mis amigos.
-
¿Solo
tiene una hermana? – continuo la mujer con el interrogatorio
-
No,
tiene otra hermana mas vive en Londres, mi tía Dixon quien decidió apoyar a mi
abuelo, mientras que mi tía Esther prefirió alejarse.
-
Me
imagino lo mucho que extrañaras a tu familia - dijo Candy
-
No
niego que quiero mucho a mis tías, incluso a mi abuelo pero fue muy severo con
mi padre y no lo puedo entender.
En la cabeza de Candy había ahora más dudas, siendo su
abuelo Duque era muy posible que conociera al Duque de Granchester y por
consiguiente tal vez conociera a Terry, pero no se atrevía a preguntar no
quería ponerse en evidencia frente Frank.
-
Es una
lástima que tu familia tenga que estar separada, tal vez un día las cosas se
arreglen - dijo Candy
-
Frank -
dijo la tía abuela - seria un placer que nos pudiera acompañar a cenar el
próximo viernes, llega mi sobrino Albert y le organice una pequeña bienvenida.
-
Claro
que si me agradaría mucho acompañarlos - dijo con mucho gusto el joven
-
Qué
bien Archie ya había invitado a Frank tía abuela, que gusto que puedas estar
con nosotros ese día.
-
Entonces
yo me retiro, fue un placer platicar con ustedes - dijo mientras miraba a ambas
mujeres - pase un rato muy ameno
-
El
gusto es mío - dijo la anciana - y me agradaría mucho conocer a su padre, mas delante claro.
-
Por
supuesto aunque no viaja mucho por su trabajo, tal vez cuando venga a Chicago
le avisare para ponernos de acuerdo
-
Gracias
- asintió la mujer
-
Te
acompaño hasta la puerta - dijo Candy
Ambos jóvenes salieron de la habitación y la tía abuela
se quedo muy pensativa sobre todo lo que había sabido de Frank, sabía que era
una pieza importante de un rompecabezas que jamás imagino llegar a ensamblar,
su parecido con Albert y Anthony era algo que la perturbaba pero aun más el
saber que era nieto de el hombre que le causo tanto dolor y del que pensó no
volver a saber jamás. Candy despidió a Frank y también se quedo con un mundo de
pensamientos que no sabía ni por donde ordenarlos, sería posible que Frank
conociese a Terry, tal vez no – En Londres hay muchísima gente no todos se
conocen - pensó Candy, de cualquier
forma era una duda que ella tenía.
La primer semana del mes de Diciembre paso muy rápido
tanto para Candy como para Terry, poco a poco el escándalo del periódico fue
quedando atrás, aunque no para Terry, El viernes por la tarde Candy regreso a
la mansión como lo había estado haciendo durante esa semana, estaba muy
contenta ya que Albert volvía a Chicago, tan pronto llego a la mansión, se
arreglo y bajo con los demás que ya se encontraban en espera del patriarca de
la familia Andley, a las 7 en punto llego Frank llevando un hermoso ramo de
flores que no eran para Candy sino para la tía abuela Elroy, a Candy le dio una
hermosa rosa roja en señal de la admiración que tenía hacia ella, Candy no pudo
evitar sonrojarse ante el detalle del caballero, minutos después un coche
llegaba a la mansión, un elegante caballero rubio bajo y se dirigió a la
puerta, Dorothy le daba la bienvenida y lo paso a la sala donde ya lo
esperaban.
-
Albert
hijo, que bueno que estas de regreso - dijo la tía abuela mientras lo abrazaba
Después camino hacia Candy a quien abrazo cariñosamente -
pequeña qué bueno que estas aquí -
sonrió separándose de ella
-
No
podría faltar tenía tantas ganas de verte, además te fuiste sin avisar - se abrazaron
de nuevo
Luego Archie le dio la bienvenida - tío ¿como estas?- se
abrazaron los caballeros también
-
Muy
bien Archie , espero los negocios marchen bien
-
De
hecho tenemos varias juntas programadas tío – indico el joven
-
¡Vaya! -
exclamo con sorpresa - creo que pronto tu solo manejaras todos los negocios
-
Jajaja..
vamos tío no es para tanto
-
Hola
Annie ¿cómo estás?
-
Hola
muy bien gracias, con muchas ganas de verlo
Albert miro hacia Frank con asombro, Candy sintió una
extraña sensación al ver a Albert y a Frank juntos una idea le cruzo por su
cabeza el parecido entre ambos la sorprendió pero la tía abuela la saco de sus pensamientos
presentando a los jóvenes.
-
Albert
el joven es Frank Curtis amigo de Candy – dijo la anciana
-
Es un
gusto conocerlo, sabe… - dijo pensativo -
me recuerdas a alguien muy querido.
-
Pues el
gusto es mío, Candy ya me había platicado de usted y también sobre el parecido
con su sobrino - indico el joven
-
Por
favor pasemos al comedor – señalo la tía abuela
Todos caminaron hacia el comedor y tomaron sus asientos,
Frank pronto se sintió cómodo entre la familia, todos platicaban amenamente y
poco a poco tomo parte de las conversaciones, reía cada vez que le platicaban
alguna aventura de Candy mientras ella fruncía la nariz o se sonrojaba, pero
también se divertía viendo a todos sonreír, la cena transcurrió sin
contratiempos y al terminar pasaron a la sala a tomar el té, ya era un poco
tarde el tiempo se había pasado rápidamente entre tantas anécdotas y Frank se
despidió afectuosamente de todos con la esperanza de volver a ver a Candy al
día siguiente en el Hospital, quien poco a poco se iba volviendo indispensable
en la vida del joven.
También Candy pensaba en todo lo que estaba sucediendo en
torno a Frank, tenía miedo de abrir su corazón nuevamente, tenía miedo de
olvidar a Terry, pero no podía negar que disfrutaba mucho de la compañía de
Frank y que cada día necesitaba verle para sentir que su día estaba completo,
necesitaba un consejo y sabia bien a quien acudir, y justo en ese momento
tocaron a su puerta - Candy ¿puedo pasar?- pregunto la voz de un caballero
afuera - Adelante pasa Albert - Candy se encontraba recostada en su cama
-
Perdón Candy, solo venía a desearte buenas noches
-
No, pasa
Albert, necesito platicar contigo - suplico Candy
-
Entonces
te escucho - Albert cerró la puerta y se sentó en una silla al lado de Candy -
Dime en que puedo ayudarte
-
Se
trata de Frank - lo miro con sus ojos llenos de ilusión - no sé que me está
pasando con el pero siento que necesito verlo, escucharlo, saber que está
cerca, y cuando no lo veo me siento incompleta, como si algo me faltara para
terminar mi día.
-
Candy -
la mira tiernamente - pasa que te estás ilusionando con él, eso me da gusto,
tal vez tu corazón ya está preparado para volver a amar.
Al escucharlo Candy se sintió un poco confundida - ¿cómo
pudo suceder?, creí que nunca iba haber alguien que sustituyera a…. – Candy
tenía las sabanas entre sus manos y las retorcía
-
A Terry
- dijo Albert tomando su barbilla - y ¿por qué no?
Candy lo miro titubeante - es que no quiero dejar de
quererlo Albert fue tan importante en mi vida
-
Candy -
le tomo las manos - no te culpes paso
sin que te dieras cuenta, además ya paso mucho tiempo, hay personas que entran
y salen de nuestras vidas, y otras que se quedan para siempre y ahí estarán
para apoyarte, hay otras personas que por más que quieras no pueden estar, pero
en el corazón se quedara aquella persona a quien tu decidas entregárselo y no
solo una parte sino todo por completo, solo así podrá amar plenamente, no te
niegues darte otra oportunidad.
-
Es que
pasa algo más, hace unos días vino a revisar a la tía abuela y estuvo
platicando sobre su familia
-
¿Y qué
pasa con su familia? – pregunto con curiosidad Albert
-
Resulta
que es hijo de un Duque, bueno su padre renuncio a su apellido, pero es ingles
-
¡Vaya!-exclamo
el rubio - ¿temes que conozca a Terry?
-
Si pero
no le quiero preguntar me daría mucha vergüenza ponerme en evidencia me
entiendes, ¿tú qué piensas?
-
Si es
Duque debe de conocerlo, pero explícame ¿qué hacen aquí en América?
-
Cuando
tenía 9 años su padre vino a América porque quería ser Doctor y su abuelo no lo
permitía así que renuncio a todo, su abuelo lo desheredo
-
Me
suena conocida esa historia, pero hace mucho que viven aquí entonces, tal vez
no conozca a Terry
-
Pero va
a visitar a sus tías, tal vez lo haya visto
-
Mira lo
más probable es que lo conozca de nombre, mas no creo que hayan tenido una
amistad o relación más estrecha
-
De
cualquier manera no le comentare nada de Terry, será mejor así.
-
Ten
calma no te preocupes dudo que se conozcan sinceramente
Candy dio un suspiro - guardare el recuerdo de Terry en
lo más profundo de mi corazón Albert, me dedicare a buscar mi felicidad.
-
Querida,
a veces la felicidad esta frente a nuestros ojos y no la vemos
-
Entonces
abriré más mis ojos el día de mañana - dijo un poco más contenta
Albert sonrió - luces mucho más linda cuando sonríes, no
lo olvides
-
Está
bien Albert, continuare mi amistad con Frank y el tiempo se encargara de lo
demás.
-
Así
está mejor, ahora duérmete sino mañana no te levantaras temprano, que te parece
si mañana te llevo al Hospital
-
Claro
que si nada me daría más gusto.
-
Entonces
hasta mañana
-
Que
descanses Albert
Candy se quedó pensando una vez más en sus asuntos, poco
a poco fue cayendo en un profundo sueño, hasta la mañana siguiente.
Mientras la matriarca de la familia esperaba con ansias a
Albert, el rubio entro en la habitación de la mujer- y bien tía ¿qué es eso que
tanta urgencia tienes que decirme?
-
Es
sobre Frank el amigo de Candy - dijo la tía abuela - su abuelo es el Duque O’
Connel
-
Si
acabo de platicar con Candy sobre él - indico Albert
-
Hijo
tengo tantas cosas que necesito saber pero me da miedo que llegue a saberse que
Candy es una Andley - dijo preocupada
-
Calma
tía los lazos entre ellos están rotos, hace mucho que Frank no lo ve - dijo
tratando de tranquilizarla
-
Pero
dijo que cuando viajaba a Londres lo veía - dijo angustiada
-
Pero no
podemos hacer nada al respecto, apenas y lo conocemos
-
Debemos
ser cautelosos, Candy debe ser cuidadosa no quiero que se enteren que es una
Andley
-
¿Temes
por ella? - pregunto el rubio
-
Si no
te lo voy a negar, ese hombre es capaz de todo - dijo bajando la mirada - lo
que me hizo a mí fue una bajeza él y…- recordó con dolor
-
Tía no
te atormentes con los recuerdos - trato de calmarla - han pasado ya 48 años,
creo que ese hombre debe estar en otros asuntos - dijo tomándola de las manos -
pero pensare en algo para proteger a Candy
-
48 años
- musitó la anciana - mismos que he llorado su muerte - dijo a punto del llanto
-
Tía,
como quisiera hacer algo por ayudarte a olvidar
-
Hijo -
lo tomo del rostro - has hecho todo te convertiste en mi luz y razón de vida,
gracias a ti olvide un poco la desdicha de haber perdido a un hijo.
-
Tía,
gracias a ti por permitirme ser parte de tu vida, ahora duerme y no te
preocupes mas
-
Está
bien, hasta mañana
Albert salió con un mundo de pensamientos como iba a
manejar una situación así con Candy sin ponerla al tanto de lo que había
sucedido ya hacía casi 50 años, cuando ni siquiera él había nacido y solo
contaba con la versión de la Tía abuela.
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