Capitulo 33
Rencor
La luz del sol iluminaba la habitación, lastimaba sus pupilas cerro nuevamente los ojos tratando de escuchar algo que le indicara donde se encontraba, escuchaba voces y el rechinido de ruedas, sus ojos abrieron mas y su corazón se acelero al recordar lo sucedido, se trato de incorporar pero su cabeza daba vueltas, una enfermera corrió a darle ayuda – Por favor no se levante señorita – dijo acercándose a ella
- Necesito saber de una persona – dijo en voz muy baja
- ¿Cómo se llama señorita? – pregunto
- Candy, me llamo Candy, pero quiero saber sobre una persona
- Si Candy, pero antes necesito que me diga cuantos dedos ve aquí – pregunto mostrándole su mano
- Son dos – dijo desesperada – necesito localizar a Frank Curtis – dijo
La enfermera trato de tranquilizarla – señorita tratare de encontrar a ¿su?...- se quedo mirándola
- El venia conmigo – dijo la dama
- Bien hagamos algo – dijo la enfermera – antes de buscar a su amigo, necesito que me de algunos datos suyos – explico la enfermera
Candy asentó con la cabeza y se tranquilizo entendiendo que eso era el protocolo, al terminar solo quería saber a cerca de Frank – ¿ahora me puede ayudar a buscarlo? – pregunto
- Claro que sí, pero no debe levantarse recibió un fuerte golpe en la frente tal vez sienta mareos – indico
- El es doctor, estaba a mi lado cuando me dormí, luego un fuerte ruido me despertó y todo era confusión – se lamento – había muchos heridos pero ninguno era el – agrego
- Así que se llama Frank Curtis – se quedo pensativa – ha él es el Doctor Frank Curtis he escuchado sobre el – reflexiona la mujer – si me da una descripción sobre el iré a buscar entre los heridos y las personas que se encuentran en el refugio
Candy asiente y da las características del galeno, la enfermera amablemente se retira en busca del joven, comenzó en la sala contigua ya que habían separado a los hombres de las mujeres, después de buscar detenidamente salió hacia otra sala donde había varios heridos de gravedad, observo detenidamente a todos, pero no tuvo mucho éxito tampoco se encontraba ahí, luego de eso iría al refugio en donde estaban albergados el resto de los pasajeros, antes de eso fue a preguntar por un paciente que se encontraba en una habitación privada, el mismísimo director ordeno que se quedara ahí y era la última esperanza que tenia de que fuera él quien ella buscaba, al llegar varias enfermeras se encontraban platicando en recepción – Sophie quisiera pasar a ver al paciente de esta habitación – le dijo a la enfermera en turno
- Ho tu también quieres pasar a ver al joven – indico con una picara sonrisa – es muy buen mozo eso comentábamos verdad chicas – dijo mirando a otras dos enfermeras que estaban ahí
- Si bastante buen mozo, tiene hermosos ojos – comento otra emocionada
- Chicas cómo es posible que hagan esos comentarios después de la tragedia que se vivió – dijo algo molesta – es solo que busco a un paciente lo quiere ver su… amiga, al parecer viajaban juntos y ella no supo mas de el – explico
- Si claro su amiga – dice una con ironía – seguramente es su novia, si fuera mi novio obviamente correría a buscarlo por todo el hospital
- Puedes pasar Lucille – indica Sophie acompañando a la enfermera – aun esta sedado, llego en la madrugada con una varilla atravesada en su hombro, lo operaron de inmediato y cuando vino el Doctor Mars y vio sus documentos ordeno que lo pusiéramos en un cuarto privado bajo vigilancia, es un conocido cirujano – explico la joven
- Si él es el Dr. Frank Curtis entonces – dijo con alivio
- Entonces, ¿lo conoces? – inquiere con curiosidad
- Ella me dio su descripción y su nombre – dijo refiriéndose a la rubia – tal vez si sean novios – sonríe con más tranquilidad
- Si es muy buen mozo – dice Sophie contemplándolo – no es de extrañar que su novia quiera saber de el
- Si estaba desesperada, trato de levantarse a buscarlo pero la detuve, ahora le avisare que está en recuperación – dice la enfermera
- Afortunadamente salvaron su vida – murmura Sophie – muchos mas no corrieron con la misma suerte – dice lamentándose
- Es mejor que me retire, iré a avisarle a Candy sobre el Dr. Curtis – dice Lucille saliendo del cuarto y despidiéndose de su compañera.
En la sala Candy esperaba pacientemente tocaba su frente tratando de evaluar la magnitud del daño, sentía dolor y un ardor constante, pero la gasa en su cabeza le impedían tocarse, instintivamente llevo su mano al pecho tratando de buscar su dije pero no lo encontró, pensó que se lo habían quitado cuando llego ahí, se alarmo un poco ya que era un vinculo muy especial entre ella y el ingles, Lucille llegaba con una sonrisa tranquilizadora e inmediatamente Candy la interrogo
- Tiene noticias sobre Frank – pregunto de inmediato
- Si señorita – contesta – quédese tranquila él se encuentra en una habitación recuperándose – indica
- Esta grave – pregunta exaltada
- No, el está bien – repone – solo que esta herido en su hombro fue operado y aun sigue dormido – explica
- Gracias a Dios – murmura con tranquilidad – puedo ir a verlo – pregunta inquieta
- Primero lo primero – indica – hay que revisar su herida y hacer la curación, tomar todos sus signos – explica – bueno usted es enfermera ya debe saber todo lo que implica esto
Candy asiente con la cabeza – hay otra cosa – dice la rubia – cuando llegue traía conmigo un dije me supongo que lo retiraron cuando pusieron la bata – supone la dama
La enfermera se queda pensativa – todas sus pertenencias las pusimos en una bolsa, deben están en este taburete – indica la enfermera
- Quisiera revisarlas – dice la joven
- Claro – dice la enfermera que después de hacer algunas anotaciones en su bitácora y cambiar el parche de su cabeza le da una bolsa con su ropa y algunas otras cosas – su herida está muy bien, podrá ser dada de alta por la tarde
- Ho gracias – dice con alivio y comienza a buscar en la bolsa, sacando su ropa su bolso, por su parte la enfermera prefiera dejarla sola
- Cuando termine me avisa para llevarla con su novio – dice la mujer sorprendiendo a la rubia quien no dijo nada sobre el comentario
- Si claro – dice y continua buscando, algunos minutos pasaron y seguía sin encontrar la preciada prenda, hurgo en su bolso y entre las ropas pero fue inútil aquel dije no estaba ahí, se lamento tal vez alguien lo habría tomado, finalmente llamo a Lucille para que la llevara a ver a Frank no sin antes hacer mención de su dije – no encontré lo que buscaba, me pregunto si alguien habrá tomado un dije que traía conmigo, era un rubí en forma de corazón – explica
Lucille recordó cuando llego la dama ella misma la recibió el día anterior y se encargo de retirar sus ropas – yo misma me encargue de desvestirla y solo retire los aretes, el broche que sujetaba su cabello y un libro que estaba entre sus ropas – indico la enfermera
- Pero era muy visible, un dije en una cadena – dijo algo preocupada
- Lamento no poder ayudarle, pero siendo una gema valiosa tal vez alguien la tomo, sin embargo los aretes que usted traía son igualmente valiosos y ahí están – explico la enfermera mientras caminaban por el pasillo
- No quise ofenderla, le pido una disculpa – dice la rubia excusándose
- No me ofende, descuide pero es que entenderá que hubo mucha confusión – agrega
Por fin llegan y ante la mirada de Sophie la enfermera encargada y algunas mas saludan a la enfermera y a su acompañante – viene a ver al Dr. Curtis – indica
- Adelante pueden pasar – dice la joven
Candy entro y miro al rubio aun dormido, sonrió inevitablemente y corrió a su lado tomando su mano – Frank gracias a Dios – murmuro con lagrimas en los ojos, Lucille entendió que era mejor dejarlos solos así que salió del cuarto encontrándose con los comentarios de las enfermeras
- Es muy bonita, tenía que ser es tan buen mozo no podría ser de otra manera – dice una
- Siguen con el mismo tema de que es su novia – dice Lucille
- Entonces no lo son – dice Sofhie sonriendo – ella te dijo que no
- No me dijo nada cuando se lo mencione – repone – pero no deben hacer suposiciones, además por lo que veo ambos se marcharan pronto sus heridas no son de cuidado
- Es verdad, pero ha sido muy bueno tener a alguien como el aquí y mas siendo yo la encargada – dice sonriendo Sophie
Varios minutos pasaron, Candy quería estar a lado de Frank cuando despertara no importaba cuantas horas permaneciera en el lugar, algunas horas pasaron y Frank comenzaba a despertar, trato de moverse desorientado pero el dolor en su hombro lo hizo quejarse, inmediatamente Candy lo tranquilizo
- Frank no debes moverte estas herido – indica la rubia
- Candy – dice con alivio – Candy que te sucedió – dijo al mirar la frente de la rubia
- Yo estoy bien, fue solo un raspón, pero tú debes descansar
- Que me sucedió – pregunto
- Al parecer una varilla atravesó tu hombro, no daño nervios pero perdiste mucha sangre, así que debes alimentarte muy bien para que te recuperes y obedecer en todo las indicaciones de los doctores – dice la dama
Frank no pudo evitar sonreír – Entendido doctora – dice sorprendiendo gratamente a la rubia – pero mírate eres una paciente y estás hablando como Doctora
- Ho lo siento – dice sonrojada – pero es que no quisiera que te lastimaras tardarías mas en recuperarte
- Si entiendo – dice el joven más tranquilo – me duele muy poco realmente – la mira con cariño – me preocupe mucho por ti – dice tomando su mano – después de que te quedaste dormida fui a ver a un amigo, cuando regresaba escuche la detonación y luego todo fue destrucción – así continuaron platicando sobre lo sucedido.
En otra parte de Calais un Buque desembarcaba, un joven se abría camino entre los pasajeros, quería bajar de inmediato y ante el disgusto de varios pasajeros que fueron empujados, por fin logro bajar primero que todos, corrió hacia el exterior buscando un coche que lo llevara al único hospital que había en la pequeña ciudad, al llegar bajo de inmediato, para estas horas Candy ya había regresado a su habitación para cambiarse de ropas y esperar a ser dada de alta. Terry entro y se dirigió rápidamente a recepción donde había algunas enfermeras; entre ellas platicaban pero el ingles se dirigió con voz firme a una de ellas distrayéndolas de su plática – Disculpe señorita busco a una persona – indica
Absortas ante la hermosura del caballero todas lo miraban con especial atención – Busco a una persona que seguramente esta aquí – repitió nuevamente
- Oh si – dice una volviendo a la realidad – cuál es el nombre de la persona – pregunta mientras las demás volvían a su plática y entre susurros algo alcanzo a escuchar “ entonces es la novia del Dr. Curtis “ expreso una con asombro “ incluso podría ser su prometida, Lucille me comento que buscaba desesperadamente una joya entre sus pertenencias” la curiosidad del ingles era mucha y no dudo interrumpir la plática – El Dr. Curtis se encuentra aquí – pregunto con curiosidad
- Si joven, acaso usted lo conoce, es él a quien busca– inquiere la recepcionista
- Si le conozco, es un reconocido cirujano y además hijo de un reconocido Duque de Escocia – dijo despertando la curiosidad de las enfermeras
- Entonces es un Duque – expreso una asombrada
- Con razón el director ordeno que se le llevara a un cuarto privado– dijo una mas
- Bueno si viene a verlo el está en el cuarto 113 hay una enfermera al inicio del corredor – indica
- Muchísimas gracias – dice regalando una encantadora sonrisa, camina por los pasillos y mil pensamientos venían a su mente, acaso la novia de quien hablaban era Candy, quien más si no, pero como pudieron suponer que eran novios, que paso durante el tiempo que estuvieron en Francia, su cabeza daba vueltas. A esas horas Candy ya estaba de regreso en la habitación de Frank y ambos comentabas sobre los rumores respecto a ellos, sin embargo gracias a esos rumores Candy podía permanecer junto al galeno y estar al cuidado de su recuperación.
- Así que novios – expresa sonriente
- Puedes creer toda la historia que han inventado – dice sorprendida Candy
- Eso es mejor a que estén haciendo comentarios sobre la guerra – agrega el rubio
- Tienes razón – dice pensativa – no lo había reflexionado de esa manera
- Además estas aquí por ese motivo de otra manera estarías en la sala de espera – indica el rubio
- Tienes razón entonces no es tan malo que piensen que somos pareja – dice más tranquila
Terry llegaba a la puerta que se encontraba entreabierta los murmullos advirtieron que no estaba solo, mientras se acercaba esos murmullos eran más conocidos, no cabía duda que Candy estaba con él, se acerco lo suficiente y escucho con atención
- Es bueno ser tu prometido – dice sonriendo
- Frank – repone con cariño – bajo estas circunstancias si es bueno – contesta con dulzura
Terry sorprendido se quedo paralizado, no daba crédito a lo que está escuchando, no solo que era la novia de Frank sino que ahora eran prometidos, apretó sus puños con coraje – maldición – pensó – que imbécil he sido yo preocupado por Candy y ella simplemente no piensa más en mi – pensaba lleno de dolor, su corazón se encontraba dolorido ante esas palabras – acaso todo comenzó el día que regrese a Londres, los encontré tan cariñosos, si claro no dudo en conquistarla – pensaba y su mente comenzó a tejer una absurda historia – esto no puede quedarse así, Candy deberá darme una explicación – dijo determinante mente, se giro en sus tobillos y salió del lugar hecho una fiera, deseaba no haber ido jamás a ese lugar, mientras Frank y Candy continuaban con su amena conversación, el ingles caminaba de un lado al otro aun dudaba si retirarse o regresar, pero algo entre los arbustos llamo su atención, era algo brillante y comenzó a reconocerlo conforme se acercaba, se hinco y tomo la prenda, era aquel regalo que le había dado a Candy como muestra de su amor, se encontraba tirado eso lo desilusiono aun mas, la tomo y la guardo en su bolcillo luego decidió retirarse.
Al día siguiente Terry ya estaba de regreso, inquieto, molesto y más decidido a continuar con sus planes, ahora encima de todo tendría que lidiar con el día en que llegaran Candy y Frank a Escocia porque seguramente ese era el propósito de Frank llegar con su familia, no tendría paz hasta saber todo lo sucedido, mientras se enfocaría en volver a tener un encuentro con Fanny. Eso no sería nada difícil aquella joven regreso al siguiente día al lago en busca del ingles, estaba confundida ante la repentina desaparición de Terry, se encontró sola ese día no tuvo mucho éxito y tras esperar algún par de horas decidió regresar.
Otro día mas transcurrió, Frank ya estaba mucho mejor un leve dolor que no le impedirían regresar a Escocia, así pues los dos jóvenes emprendieron nuevamente su camino esta vez el destino no los desviaría mas. También Fanny regreso al lago al siguiente día, no había nadie pateo el césped enfadada, tomo una piedra y la lanzo con fuerza al lago, el ruido ahuyento algunos pájaros de entre los arbustos, en lo alto de un árbol el ingles observaba toda la escena, ahí estaba en espera de la joven y de un brinco bajo diciendo - Que sorpresa, no esperaba verte por este rumbo
La joven se sorprendió gratamente – creí que no había nadie – dijo mirándolo fijamente – vine porque te fuiste tan repentinamente que…. – el ingles la interrumpió
- Te pido disculpas por mi inapropiada conducta, fue un error y no volverá a pasar
- Está bien – repuso con tranquilidad – supuse que tenias que atender un asunto importante por la forma en que te fuiste
- Nuevamente te pido disculpas, no era mi intención hacerte sentir mal – dijo regalándole la mas encantadora sonrisa – porque mejor no caminamos un poco y me platicas un poco sobre ti
- Claro – dijo nerviosa la dama – que podría decirte sobre mi mejor haz las preguntas y yo respondo
- Bien – dijo pensativo – ¿en donde vives? ¿Cuántos años llevas viviendo en Escocia?, ¿estás comprometida?, ¿tus gustos y pasa tiempos? – continua el joven ante la mirada sorprendida de la joven
- Son muchas preguntas – dijo de inmediato
- Soy muy curioso – repone sonriendo
- Está bien, vivo con mi abuelo el Conde Giraldi en su castillo desde hace algunas semanas, llevo más de 15 años viviendo aquí, anteriormente viví con mi tío Lissandro y mi primo Jean Paul – respondió la joven
La suerte estaba de parte del ingles – así que el Conde Giraldi es tu abuelo – dijo con aparente sorpresa
- Sí, me supongo que algo abras escuchado sobre él, pero te aseguro que solo son calumnias de la gente – dijo de inmediato
- Entiendo – repuso con sequedad – ya me iras platicando sobre el – sonrió
- Tu vives aquí o solo estas de visita Terruce – pregunto con curiosidad
- Hem… solo estoy de visita, a causa de la Guerra no pude volver a América, pero cuéntame más sobre ti, supongo que tendrás novio o algún pretendiente – dijo tratando de distraerla del tema
La joven se sonrojo un poco – es algo atrevido preguntar sobre esas cosas – repone
- Es la única manera de saberlo preguntándotelo a ti directamente – dijo con tranquilidad – si no entonces como sabré si seguirte viendo
- Ho bueno siendo así, no tengo novio de hecho no he tenido novio nunca – repone
- No puede ser, eres una chica tan bonita, elegante y de buena familia, no simplemente no puedo creerlo – repuso siguiendo con su juego
La joven aun más sonrojada – que cosas dices, eres demasiado atrevido.
Así continuaron por el resto de la tarde platicando acompañados del hermoso paisaje que el verano les brindaba en sus últimos días, Terry más interesado por indagar mas sobre la vida de Giraldi que de Fanny, hacia ver su atracción hacia la joven si dejar de lado su verdadera intención.
En otra parte del mundo en Boston John caminaba por entre la gente tratando de dar con la casa de Paty, por fin pudo ver aquella enorme casa, era tan lujosa jamás imaginó que la joven vivera en un lugar así, siempre tan sencilla en su apariencia, un largo barandal se alzaba protegiendo la propiedad, en el fondo un mozo cuidaba las plantas tarareando una canción, John agito la campana captando la atención del hombre que de inmediato camino hacia el portón.
- A sus ordenes joven – dijo el hombre
- Disculpe es esta la casa de Patricia O’Brien - pregunta
- Si aquí es – repone con tranquilidad
- El joven respiro con alivio – Puede decirle que la busca John Matheus – dijo con una enorme sonrisa
- Ella no se encuentra – dijo el mozo – esta mañana salió muy temprano con maletas
- ¿Cómo? – pregunto desconcertado – regreso a Chicago
- Lo ignoro pero no lo creo ya que dejo una carta para la Señora Martha
John no lograba entender que pudo pasar con Paty, estaba confundido, triste y se podía ver con facilidad – quiere pasar, puedo ofrecerle un vaso de agua joven – dijo el hombre al verlo
- No descuide estoy bien, solo que pensé que la iba a encontrar – dijo con desilusión
- Sinceramente la vi muy cambiada, no solamente en su forma de vestir y sin lentes, mucho más seria de lo normal, casi no probo bocado y cuando se despidió esta mañana parecería que no fuera a volver nunca – concedió el mozo
El joven sentía más que tristeza, respiro hondo y se despidió – Gracias es usted muy amable – volvió a la estación, no había mucho que hacer tenía que volver a Chicago y solo esperar a que se comunicara con su abuela, sentía que la había perdido para siempre, pero tenía la esperanza de que recapacitara y solo fuera un arranque de la joven maestra.
En Chicago también estaban ocurriendo algunos sucesos, ese día Albert recibiría una visita inesperada, en su oficina revisaba algunos negocios junto a Archie – solo faltaría recibir la contrapropuesta de los inversionistas de la India tío – repone con satisfacción
- Este negocio es muy importante Archie, hay demasiado dinero en juego y debemos ser muy cuidadosos con ellos.
- Claro yo me estoy encargando personalmente tío, quédate tranquilo en cuanto lleguen los papeles te los daré para elaborar el contrato y enviárselos firmado – dice el joven
- Has aprendido mucho Archie – dice con orgullo – confió plenamente en ti – en ese momento un golpe en la puerta los distrajo, la secretaria anunciaba la llegada de Neil
- Neil aquí – dice Archie con sorpresa
- Hazlo pasar – indica el rubio
El joven Legan entraba ante la mirada sorprendida de ambos caballeros – Hola tío, Archie – saluda amablemente
- Hola Neil, pero que sorpresa – dice el joven elegante
- Ya lo ven, decidí venir en busca de una oportunidad – dice mirando a Albert
- Oportunidad – pregunta el rubio con curiosidad
- Si – repone con seriedad – podrías dejarnos solos Archie – se dirige a su primo
- Claro – dice de inmediato poniéndose de pie – con permiso
- Toma asiento – le indica el rubio – que es lo que necesitas – pregunta
- Tío yo, pues…. – toma aire – quisiera pedirte la oportunidad de trabajar aquí en el banco – dice un poco nervioso
Albert se quedo mirándolo un momento – no estabas encargado del Hotel – inquirió
- Si – repuso de inmediato – pero quiero demostrarle a mi padre que realmente quiero empezar desde abajo, no me ha dado mucho crédito en mis ideas con respecto al manejo del Hotel por lo que pensé en demostrarle que puedo trabajar en cualquier otro lugar sin depender de el –concluye
- Sin embargo has venido hasta aquí, que diferencia habría si trabajas aquí o allá – dice el rubio
- Que en este caso quiero que me des un puesto de bajo nivel – dice sorprendiendo a Albert
- De bajo nivel – inquiere – quieres decir que no importa si estas bajo las ordenes de cualquier persona
- Si tío, así es – dijo con firmeza el joven
Albert asiente, tal vez Neil había madurado y estaba dispuesto a empezar desde abajo – Bien entonces estarás bajo las ordenes directas de Archie – dijo convencido
- Por supuesto tío, veras que no te defraudare y estarás muy orgulloso de mi – dijo con seguridad
- Bien entonces ve y ponte a las ordenes de Archie, dile que yo he dado la orden – indica
- Bien – dice complacido – luego sale de la oficina, afuera Sara esperaba para pasar con Albert quien al verla al abrir la puerta no duda en venir a su encuentro
- Que sorpresa tan agradable – dice el rubio saludando a su novia ante los ojos sorpresivos de Neil – ha mira Sara – dice mirando al joven – el es mi sobrino Neil Legan quien empezara a trabajar en el banco desde hoy
- Mucho gusto – dice la joven sonriendo
- El gusto es mío Señorita – asiente complacido – bueno me retiro – dice retirándose del lugar, pensativo “ así que la novia de Albert, es bueno saber que tiene una debilidad “ piensa con malicia “ te dije que me las pagarías tío “ luego llego con Archie poniéndolo al tanto de la situación cosa que no le agrado mucho pero tenía que obedecer sin remedio. Le dio un par de tareas para probar su eficiencia y buena voluntad.
En Escocia en la Villa Rosell la Condesa se encontraba en cama, hacía varios días que sentía cansancio, muy pocas ganas de salir pero más que nada un dolor en su pecho inexplicable, el doctor la había revisado pero no encontró nada extraño, solo era emocional su padecimiento y no era para menos una madre siente cuando sus hijos están en peligro aun si no los tiene cerca, tal fue el caso de la Condesa cuando el tren sufrió ese accidente en Francia, ella podía sentir esa angustia de consolar a su hija y hacerle sentir protegida, ahí estaba triste y sin ánimos, Margaret se esmeraba por hacerle sentir mucho mejor y Daniel inquieto no podía esperar más las noticias de Francia, vivía en un hilo su corazón tras enterarse del accidente, pero las buenas noticias llegaron a través de un telegrama que le había mandado el Teniente Neville en respuesta de otro telegrama que el mismo le había enviado solicitando información “ nada de qué preocuparse la doctora sana” era todo lo que necesitaba saber, regreso a su casa mucho más tranquilo y fue a ver a su madre para darle un poco de consuelo – Como te sientes madre – dice con cariño tomando su mano
- Un poco mejor – indica – tu padre no entiende mucho porque siento angustia en ocasiones, pero yo sé que es por ella – dice con tristeza
- Como desearía traerla aquí y que por fin termine esta búsqueda – repone
- Lo sé hijo, pero quiero decirte un secreto – dice mirándolo fijamente
- Dime – se acerca mas
- Sé que pronto la veré – dice con esperanza – lo siento es algo que no te puedo explicar hijo pero yo lo sé – asegura
- Si lo sé madre – dice sonriendo entre lagrimas
- Es verdad hijo, no estoy enloqueciendo – repite
- Si entiendo madre – dice más que convencido – pronto la veremos
La Condesa sonríe – no me explico porque Laila no ha escrito, ha pasado más de un mes desde la última carta
- Madre en muchas ocasiones la correspondencia demora y más aun viniendo desde América – agrega
- Lo sé, esperare lo que sea necesario – dice un poco mas aliviada – hijo porque no acompañaste a tu padre con el Duque, casi nunca lo acompañas cuando lo visita – dice pensativa
- No supe que iba – se excusa – lo acompañe cuando volvieron y créeme madre que tratar con su hijo es lo más difícil que he hecho, no quisiera tener roses con el
- Así que es verdad – dice moviendo la cabeza en reprobación – tu y el hijo de Richard han tenido enfrentamientos – inquiere
Daniel se sorprende un poco – que te conto mi padre – pregunta
- Se lo de esa chica, hijo si una mujer provoca enfrentamientos entre dos hombres no creo que sea tan buena mujer – dice con determinación
- No sé qué te haya contado, pero te aseguro que ella es la menos culpable, en todo caso es mi necedad y la altanería de ese “ Duque” – dice recalcando la última palabra
- Hijo, aunque lo digas así, hay mucho que agradecerles, Richard nos ha tendido la mano en múltiples ocasiones, ahora mismo está escondido a causa de nosotros y tu haciendo ese tipo de desaires a su familia – dice inquieta
- Te aseguro que trato de evitar a toda costa enfrentamientos con ese tipo, por lo mismo no quiero ir, además es él quien me provoca, lo ignoro y trato de no exaltarme, pero el día que me canse no podría prometer que me contendré – dice molesto – ese día me defenderé como los hombres
- Que terco eres – le riñe su madre – y todo por esa mujer, solo espero que ese fuego que sientes por ella se apague y se acaben los roces entre ustedes
- Madre! – expresa con sorpresa – como puedes decir eso, no la conoces y cuando lo hagas entenderás tantas cosas, ese tipo solo quiere aprovecharse de ella y hacerla sufrir y yo no se lo permitiré – dice con coraje y caminando hacia la puerta – si me disculpas tengo cosas que hacer – sale a prisa topándose con Margaret quien solo mira extrañada
- Que sucede – pregunta la joven
- Ni siquiera yo lo sé, Daniel defiende a esa chica que conoció en Francia y ha nacido una enemistad entre él y Terry que no me gusta nada – repone preocupada
Margaret la mira confundida, tenía la versión de Daniel sobre Candy pero también su comportamiento era de rebeldía – Seguramente hay una razón muy poderosa madre – trata de tranquilizarla – el me ha contado algunas cosas sobre ella que me parece tan exagerado que se refieran a ella como una mala mujer, tal vez sería mejor esperar, incluso no sabemos si un día la conocemos, quizás ya no la vuelva a ver y ustedes están tan molestos – dice sentándose a su lado
La Condesa se queda pensativa – podría ser, ojala y todo esto sea solo un capricho pasajero de Daniel – indica
- Qué te parece si mejor te preparo el baño y te arreglas para bajar a comer – dice más animada Margaret
- Tienes razón un baño siempre es una muy buena medicina – dice más tranquila
La joven se retira a preparar lo necesario para atender a su madre mientras la Condesa llena de preguntas y dudas no entiende la situación que están viviendo, su inquietud al no recibir respuesta de Laila la sumía en una terrible depresión y la actitud de Daniel la alteraban aun mas.
Algunos días pasaron, Candy recuperada terminaba de preparar su maleta para viajar a Escocia, Frank usaba un vendaje sobre el hombro y una férula en su brazo, también esperaba inquieto su salida del Hospital, la rubia salió del cuarto y fue con Frank quien ya estaba listo en espera del Doctor – Todo quedo listo – dice la joven al entrar
- Acaba de irse la enfermera, el Doctor no tarda en venir – indica – pudiste mandar el telegrama a mi tía – inquiere
- Si desde ayer en la tarde lo lleve a la oficina de correos – repone – ya debe saber que llegaremos mañana
- Gracias por todo – dice el joven – esta vez sí llegaremos – indica con tranquilidad
- Es lo menos que haría Frank – dice la joven
En ese momento la puerta se abrió entrando el Doctor con algunos documentos que fue firmando el rubio – si siente algún dolor tomara estas pastillas – indica el galeno tendiéndole una caja de medicamento – ya sabe como cambiar el vendaje – dice mirando a la rubia
- Si Doctor no se preocupe – indica Candy
- Al menos quince días mas y estará en condición de viajar atendiendo su petición de volver a América – dice el Doctor
- Gracias Doctor – dice Frank
- No tiene por qué darlas Dr. Curtis para eso estamos no es así – dice mirando a ambos
- Si gracias por todo Doctor
- Bien pues de mi parte es todo un gusto conocerlos – dice el doctor dando un fuerte apretón de manos a ambos jóvenes
Salieron del Hospital y un coche los esperaba ya para llevarlos al puerto para viajar a Dover, nerviosa Candy porque sabía que en esta ocasión su destino ya estaba marcado, volver a ver a Terry era un tema que le inquietaba, pero se sentía tranquila de que Frank supiera toda la verdad sobre ellos y además haya tomado las cosas con tanta madurez; por su parte el rubio ideaba un plan para ver a Daniel y hablar con él sobre la rubia, no quería dejarla sola, sabia el peligro en el que se podría encontrar Candy si el Conde Giraldi se enteraba de quien era, pero también deseaba que ella tuviera todo lo que se merecía, todo lo que le había negado la vida desde su nacimiento, deseaba verla feliz. Abordaron y cada uno se dirigió a sus camarotes, no había nadie de quien despedirse y además no era un barco comercial, la sirena del barco sonó y comenzó a moverse, el corazón de Candy latía cada vez más rápido, pensando solo en su amado Terry, aun si perdió su joya siempre lo sentía cerca de ella.
En Detroit una joven caminaba entre las calles buscando una dirección, tras caminar por algunos minutos llego al lugar, era una Escuela Primaria, toco una campana y de inmediato le abrió una mujer mayor con su cabeza llena de canas – a sus ordenes señorita – dice con amabilidad
- Soy Patricia O’Brien vengo con la Directora Emma Kingsley – indica
- Ah sí – dice sonriendo – yo soy señorita, pase usted
Paty se sorprendió un poco al verla con una escoba y un delantal – espero no haber llegado en un momento inoportuno
- Por supuesto que no hija – dice quitándose el delantal – disculpa las condiciones en que te recibo, pero nos quedamos sin servidumbre desde hace más de un mes, su esposo enfermo de influenza y ella estuvo al cuidado de su salud – indica
- Que lamentable, ojala se recupere – dice la joven
- Al parecer sí, pero no volverá hasta que este fuera de peligro – repone – pasa, toma asiento – le indica entrando a una pequeña oficina
- Leí tus documentos, me parece muy completa tu formación además de tu experiencia como educadora, debo serte muy sincera – la mira fijamente quitándose los anteojos – son muy pocos los niños que asisten a clase, desde que hay brotes de influenza la gente casi no sale, los pocos niños que vienen no se dejan el cubre boca, quieren correr, brincar no podemos estar siempre atrás de ellos, sin embargo seguimos con las puertas abiertas, tampoco te quiero mentir sobre la paga – dice encogiéndose de hombros – no es mucho el presupuesto que tenemos por lo que solo te puedo ofrecer lo que te había dicho en la carta
- Está bien, no importa la paga, solo quiero la oportunidad y ya veremos cómo se presentan las cosas, por mi parte hare lo posible por ser la mejor maestra – dice la joven
- Entonces quedas contratada – dice tendiéndole la mano – la habitación que te comente solo le falta un poco de limpieza, como veras no he podido siquiera ocuparme de eso – dice apenada
- No se preocupe yo misma limpiare y me ocupare de eso, además le ofrezco mi ayuda para cualquier cosa que se le ofrezca – agrega la joven
- Ho gracias, cualquier ayuda es Bienvenida, pero primero ve instálate, mañana conocerás a los otros maestros y luego nos organizaremos con todo – indica la mujer
- Gracias – dice la joven y luego se conducen hasta la habitación donde seria de ahora en adelante su nuevo hogar, al entrar y quedarse sola, deja escapar un suspiro acaso estaba haciendo lo correcto, huir de su realidad le ayudaría a olvidar, ni siquiera era capaz de pensar en sus sentimientos lo único que deseaba era que el tiempo le ayudara a sobrellevar sus penas.
En Chicago un joven de cabello castaño se encontraba en una cantina acompañado de dos hombres de mal aspecto, su gorra, anteojos y barba no dejaban ver su rostro, su ropa fina y elegante la cubría con una capa rasgada, el aspecto de sus acompañantes no dejaba bueno que desea, descuidados de su vestimenta y persona escuchaban con atención al joven quien les daba instrucciones claras sobre el trabajo para el que los había contratado – Por lo regular sale a las cinco de la tarde – les dice – pero solo quiero que le den un susto
- Esa es mi especialidad – dice uno burlándose
- No quiero que la toquen entiendes – ordena – solamente un aparente robo
- Está bien se hará como usted diga – dice el otro que era alto delgado y con barba, le faltaban algunos dientes y su cabello entrecano
- Pero debe ser el jueves ese día su novio no va por ella, regresa sola por las calles que ya les indique – dice el joven
- Muy bien entonces se hará como usted mande señor
- Bien – saca de su saco un sobre – esta es la mitad de lo acordado, cuando el trabajo este terminado les daré el resto
Uno de los hombres toma el sobre y lo entreabre moviendo la cabeza aprobatoriamente – entonces nos veremos al día siguiente de terminado el trabajo a la misma hora aquí – repone con satisfacción
El joven se pone de pie los mira a ambos y solo se retira aprisa para no ser visto por los demás clientes, sus paso daban zancadas largas quería salir rápido de ese lugar en el camino se arranca la barba y la deposita en un cesto de basura, en su coche se quita las gafas y la gorra, una media sonrisa revelaba su malicia – te dije que me las pagarías – murmura, luego pone en marcha su coche y se marcha del lugar…………