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viernes, 5 de julio de 2019

CAPITULO 21


CAPITULO 21
Las piezas se mueven

El 21 de Marzo se libró la última ofensiva alemana a cargo del General de la Infantería Erich Ludendorff, sobre el Rio Somme en Flandes y en Champagne,  se extendió hasta el 5 de Abril , continuando los alemanes con otras 4 ofensivas hasta el 17 de Junio, pero mal alimentadas y cansadas las tropas alemanas no pudieron resistir la contra ofensiva del General  Ferdinand Foch, comandando sus tropas estadounidenses y francesas hacia la victoria quedando solo a 120 Km de Paris que era el objetivo final. Fue solo el principio para la derrota de las tropas alemanas y el fin de la Guerra.

En Abril la Gripe Española apareció en Francia a raíz de los buques provenientes de América con soldados, debido al movimiento masivo de las tropas ayudaron a su expansión, pronto cobraría la vida de 400,000 personas en ese país.

Daniel desempeñaba su papel en la infantería del Ejercito franco-americano, como una especie de ayudante, Pétain sabia que el joven no podía ser enviado al frente por lo que le asigno diversas labores ayudando en la preparación de los alimentos y la limpieza del campamento, pero esto al joven no le venía mucho en gracia por lo que aprovechando una reunión con el Jefe decidió expresar su punto de vista, todos los soldados escuchaban con atención a Pétain
-       Estaré a cargo de la coordinación de todas las tropas aliadas, los próximos días recibiremos más soldados y también un grupo de médicos y enfermeros, trabajaremos junto con Foch, estamos muy cerca soldados la victoria será inminente – decía con voz firme y fuerte
De entre la muchedumbre un joven rubio pedía la palabra – Señor, permiso para hablar – dice el joven con cierto nerviosismo
-       Adelante Daniel – le dice invitándole a hablar
-       Ejemm...- aclara su garganta – señor he trabajado en este campamento durante más de un mes y no me quejo por el trabajo realizado, pero quiero pedir que me mande al frente le juro que no se arrepentirá – dice el joven aun temeroso
El Jefe del Estado Francés arqueo la ceja al escuchar sus palabras – así que usted soldado siente que tiene suficientes agallas y valor como para ir a dar su vida en el frente – dice con sus palabras cargadas de ironía
-       No solo eso yo sé manejar las armas, tengo buena condición física y tengo el coraje suficiente para pelear – agrega el joven
-       Todo un historial – sonríe burlón – bien soldados pueden retirarse – luego mira al joven – mi Lord – dice con ironía – venga a mi oficina que hablaremos – le ordena
Todos los soldados se retiran y el joven sigue a Pétain hasta su oficina envuelto en nervios y miedo – tome asiento – le indica al llegar a la oficina
-       Y bien que es lo que piensa – dice el joven
-       Daniel – lo mira fijamente – las ordenes especificas de tu padre fueron no mandarte al frente, entiendes – le dice en tono serio – Edward además de buen amigo es miembro importante de la cámara de Lores, fue miembro honorable del ejercito ingles y además le hice la promesa de protegerte
-       Pero es que no es lo más justo, no me siento tranquilo estando aquí haciendo la colada, picando y lavando verduras, fregando pisos mientras que muchos están arriesgando su vida – replica el joven – le pido por favor que me mande allá, le juro que se cuidarme y no me pondré en riesgo
-       Eres un joven muy persistente – dice Pétain – Foch necesitara a los mejores hombres, está bien – asiente – iras pero con la condición que cuando vuelvas regresaras a Escocia – dice en tono más tranquilo
-       Se lo prometo – dice el joven invadido de una gran emoción – no se arrepentirá
-       Bien entonces retírate anda, ve y prepárate – le dice

El joven tan pronto estuvo en el dormitorio se preparo, saco su uniforme, lustro sus botas y escribió una breve carta dirigida a sus padres, sintiendo una extraña necesidad de estar bien con ellos y dado que entraría en combate en los próximos días

Paris, Francia Abril 03 de 1918

Papá, Mamá:

Ha pasado ya un mes desde que nos despedimos, los días aquí pasan volando, estarás orgullosa mama he aprendido a hacer la colada con mucha facilidad ahora ayudare a Paula con las labores de la casa, también he mejorado mi sazón, no hay muchas opciones por aquí, entre patatas, zanahorias y alubias no se puede hacer mucho, dale un abrazo a Margaret me imagino que sigue viendo a Richard Grandchester, me da mucho gusto por ella, debe distraerse, mamá dale un beso y dile que la amo, claro díselo cuando duerma no quiero que me mortifique cuando este de regreso.
Papa  sabes que he pensado, en cuanto este de regreso quiero involucrarme más en los negocios, iré a las audiencias contigo, siempre te he admirado por tu disciplina y el amor a la familia, veras que muy pronto estaremos jugando una partida de ajedrez.
Bien me despido, espero escribir pronto, los amo y extraño.
P.D. Mama no sé porque pero he tarareado la *canción del arcoíris, es muy esperanzadora en este lugar.

Daniel Rossel

En Nueva York  durante el mes de Abril Susana continuaba con su trabajo, en algunas ocasiones sentía un leve dolor en el pecho, pero no le dio importancia, ese día sintió en su brazo izquierdo un hormigueo y un poco de entumecimiento pero tampoco le prestó importancia, pensó que era debido a el trabajo, ese día el inglés se encontraba de visita en su casa.

-          Buenos días Susana ¿Cómo estás?- pregunta Terry
-          Hola Terry, muy bien, salvo por este brazo lo he sentido algo adormecido – le  dice tocándose el brazo
-          Debemos ir a ver al Dr. Curtis para que te revise – le  dice preocupado
-          Descuida, debe ser por la costura, últimamente he tenido mucho trabajo – le  dice tranquilizadoramente
-          Ya sabes que no necesitas trabajar – insiste  el ingles
-          Y ya te dije que es muy aburrido estar en casa sin hacer nada, me hace sentir como una inútil -  le  contesta
-          Si continuas con el malestar me dirás, es necesario que te revisen me entiendes – le  dice en tono autoritario
-          Está bien – le  dice sonriendo – sabes  te siento más relajado, creo que no me hablas ya con la misma frialdad de antes
-          Perdón Susana, antes la situación entre nosotros simplemente era difícil
-          Me alegra que las cosas hayan cambiado para bien – dice  la joven sonriendo
-          Si es mucho mejor así, bien pues me tengo que ir, nos veremos después
-          Hasta luego Terry

Terry se sentía preocupado por el malestar de Susana, contaba con que ella le diría si empeoraban las cosas, por su parte haría lo posible para estar al cuidado de ella tal como Candy se lo había pedido y más que nada porque en el fondo sentía que Susana era una víctima más de la situación.

En Chicago Laila continuaba con su búsqueda, en algunos orfanatos no le daban mucha información, pero tenía fe que ahí en esa Ciudad encontraría pistas que la llevaran a encontrar su objetivo, ya le faltaban solo tres orfanatos por visitar entre ellos el Hogar de Pony, sin embargo no podría evitar lo que estaría por suceder.

 Por otra parte todo estaba previsto para la operación de Paty aunque ella había insistido en no operarse por ser algo innecesario Albert y John terminaron convenciéndola. Esa mañana  Albert la acompaño hasta el hospital para internarla, la operación seria por la tarde y se recuperaría en unos días.

-          Buenas tardes Albert, Paty- saluda amablemente John
-          Hola John- contesta Albert- aquí estamos como habíamos quedado
-          Hola John- saluda nerviosa al estar a horas de su operación
-          Bien vayamos por aquí necesito que me firmen algunos documentos- les dice invitándolos a la recepción, tendiéndoles unos documentos.
-          John cualquier cosa que se necesite no escatimes, cuídamela mucho- le dice tomando la mano de Paty
-          Claro que si Albert, no tienes porque preocuparte esta en las mejores manos- sonríe
-          Bien ¿y ahora qué? – pregunta  con nerviosismo Paty
-          Ahora Srita. O’Brian me acompañara – le  dice John ofreciéndole su brazo
Ella asiente y se despide de Albert acompañando a Frank a un área mucho más restringida – Aquí  estaré esperando – dice  Albert al alejarse
Tras varias horas de espera en que Albert ya había perdido la noción del tiempo, caminando de un lado a otro en la sala de espera  por fin sale John con un semblante tranquilo y una media sonrisa que asomaba a su rostro.
-          Y bien ¿como esta? – pregunta  Albert ansioso
-          Todo salió excelente, está en recuperación y en unas horas la pasaremos a un cuarto para que la veas
-          Qué bueno – suspiro  aliviado – gracias  
-          No te preocupes la recuperación es rápida en una semana ya estará caminando sin chocar con las cosas – sonríe
-          Claro , entonces esperare a verla
-          Bien nos vemos – se  despide y se pierde nuevamente entre las puertas
Horas después Albert se encuentra con Paty quien tiene vendados los ojos y siente un poco de dolor.
-          En una semana te quitaran el vendaje y poco a poco  iras recuperando la visión – le  dice confortándola
-          Y cuanto tiempo debo quedarme aquí, creo que me puedo recuperar en el  Orfanato – dice  ansiosa
-          Ten calma, solo estarás unos días aquí, yo estaré  al pendiente y también John
-          Está bien, espero que sean solo días
-          Ha pero eso si Paty son 2 a 3 semanas de reposo no debes salir al aire libre, entendido – le  dice en tono autoritario

-          Claro que si Albert, entiendo lo delicado de la situación son mis ojos, los que me acompañaran el resto de mi vida
-          Muy bien me tranquiliza saber que entiendes los riesgos en caso de no cuidarte
-          Albert, cambiando de tema, ¿Has recibido carta de Candy?
-          No aun no, si en unos días no tengo noticias de ella, tendré que usar mis influencias para localizarla
-          Debe estar algo ocupada
-          Si, bueno duerme un poco, me quedare aquí, la Srita. Pony vendrá a relevarme
-          Gracias Albert
-          Ahora duerme – le  ordena

Dos días después Paty regreso al Hogar de Pony recibida cariñosamente por los niños quienes estaban ansiosos por verla de nuevo aunque algunos la miraban con curiosidad debido al vendaje que aun llevaba en los ojos, también para alegría de todos recibieron la tan esperada carta de Candy. Tras dos semanas de reposo Paty pudo por fin salir al aire libre, su visión había mejorado notablemente, John continuaba revisándola de cerca y poco a poco volvió a su habitual ritmo de vida.

En Nueva York también Terry recibió su carta quien pudo respirar tranquilo al tener noticias de su pecosa, aunque con la batalla de Somme los doctores serian movilizados a Paris al terminar el mes de Abril.

Aunada a la carta de Candy, Terry también recibió carta del Duque,  leyó una y otra vez la de Candy, luego la del Duque, al terminar se quedo pensativo – Así  que la Duquesa está enferma- murmuro – porque  no quiere que le diga a Eleanor, no puedo mentirle -  continuaba   pensativo – está  bien Richard hare lo que me pides y gracias por avisar, también te extraño – concluyo  el inglés.

En Escocia la Condesa Rossel seguía con la angustia de saber a su hijo en la guerra y además sin tener noticias - ¿porque no escribe Edward?- dice apesarada
-          Querida – le  toma su mano- debes tener paciencia no es fácil lo sabes.
En ese momento Margaret entra al estudio, con un aire de tristeza que se miraba en el rostro - Perdón papá, mamá – dice  – desearía hablar con ustedes
-          Claro que si ven, toma asiento – dice  el Conde
-          Hija ¿qué pasa?- pregunta la dama
-          Madre – dice  Margaret – se  nos han tenido al margen del tema sobre nuestra hermana mayor porque no quieren preocuparnos pero necesito saber qué es lo que sucede – dice la joven – solo  los miro que entran y se encierran y luego salen algunas veces con su cara angustiada otras con semblante de alivio, me gustaría que me contaran que pasa.
-           Tienes  razón ya no eres una niña – dice el conde -  querida – se  dirige a la dama – es  momento de contarle sobre los avances que tenemos
La dama asiente y comienzan a enterarla de la situación sobre su hermana mayor, después de informar toda la situación la joven abraza a sus papas con la esperanza de que pronto podrían ver a su hermana, sin embargo el destino mismo seria quien se encargaría de reunirlos de nuevo y Daniel seria una pieza importante en este reencuentro.

Durante la última semana de Abril Susana seguía con ese extraño hormigueo en su brazo izquierdo, no quería seguir agobiando a Terry así que decidió no comentarle nada al respecto, ese día había salido a la posada a entregar algunas prendas, cuando entro observo un caballero que platicaba con el encargado de cabello castaño, alto y de ojos grises, bastante elegante, no pudo evitar mirarle era bastante buen mozo.

-          Buenos días Sr. Churchill, aquí tiene como habíamos quedado- dice sonriendo
-          Buenos días Susana- saluda amablemente- sabes te tengo una buena noticia
-          De verdad- dice emocionada-¿de qué se trata?
-          Una buena clienta que vio tu trabajo de bordado está muy interesada y quiere que le hagas algunos trabajos
-          Ho eso es una muy buena noticia- dice sin ocultar su alegría
-          Aquí tienes su dirección, me dijo que le urgía un poco
-          Claro que si, gracias Sr. Churchill
Al tomar el papel con la dirección Susana sintió nuevamente un dolor en el brazo subiendo hasta su pecho, se agarro fuertemente del mostrador, era evidente que la joven estaba sofocada por el dolor.
-          Susana, ¿qué te pasa? - pregunta  preocupado el encargado
-          Señorita, por favor tome asiento un momento – agrego el elegante caballero
-          Estoy bien – dijo  en un susurro – no  es nada
-          Pero como que no es nada, si estas pálida niña, pediré a uno de los muchachos que le avisen a tu mama
-          No- dijo rápidamente – no  le  avise, no la quiero preocupar – dijo  recuperándose un poco
-          Señorita debemos avisar  a alguien no puede irse sola a su casa en estas condiciones
-          Estaré bien solo necesito descansar un poco
-          Traeré un poco de agua – dice  el Sr. Churchill
-          Aquí me quedare al pendiente – dice  el caballero

Aquel joven la miraba con preocupación, rápidamente llego el encargado con un poco de agua, dio unos pocos sorbos y después de un momento se sintió mejor

-          Bien muchas gracias, debo volver – dice  poniéndose de pie
-          Estas segura que estas mejor – le  dice el encargado
-          Si estoy segura
-          No me parece, ¿le molesta si la acompaño? – dice  el caballero
-          Por Dios me siento mucho mejor no tiene porque molestarse
-          Le aseguro que no es ninguna molestia Señorita
-          Está bien, se lo agradezco
Ambos salieron de la posada, tomada de su brazo caminaron por la calle
-          Es usted muy amable ¿Señor?
-          Jack Anderson, Susana  
-          Es una pena conocernos bajo estas circunstancias
-          No diga eso, y ¿así es que se dedica a zurcir prendas? – pregunta  con curiosidad
-          Si – responde  algo apenada – no  hay otra cosa que pueda hacer mejor – dice  indicando su pierna
-          Es un trabajo honrado – le  sonríe
-          ¿Se hospeda con el Sr. Churchill? – pregunta la joven
-          Si vine de negocios desde Polonia, pero con la Guerra quede atrapado en los Estados Unidos hasta que las cosas mejoren y pueda regresar
-          Es una suerte que este aquí, se que allá las cosas están muy mal
-          Si fue una suerte – indica – ojala pronto termine todo esto
-          Bien es aquí, hemos llegado – dice  al pararse frente a la sencilla propiedad
-          Es una hermosa casa, y muy cerca de la posada – le  dice Jack
-          Gracias, ¿gusta pasar? – le  invita
-          Por hoy no – contesta  amablemente – pero  si le aceptare su invitación otro día, ¿le parece?
-          Claro que si por mí no hay problema
-          ¿Está bien mañana? – pregunta
-          Si claro, puede venir a tomar el té, si le parece
-          Me parece bien Susana, nos vemos entonces


Deposita un cálido beso en su mano – fue  un placer conocerla – se  gira en sus tobillos y se retira, dejando a la joven bastante sorprendida, luego entra en la casa y se dispone a continuar con su trabajo.

Algunos días pasaron Susana y Jack disfrutaban de la mutua compañía naciendo así una hermosa amistad, Terry continuaba con sus visitas a Susana, ella había optado por no contarle nada sobre su malestar por lo que el inglés entendió que las cosas estaban bien, la joven le conto sobre su amistad con Jack cosa que sorprendió gratamente a Terry.
-          Así que es de Polonia – pregunta con curiosidad
-          Si dice que estaba de negocios y quedo atrapado aquí – le sonríe
-          Me da mucho gusto Susana, que puedas desenvolverte y conocer nuevas personas
-          Es algo curioso, aun no se a donde me lleve esto pero sabes – le dice pensativa – siento que estoy comenzando a vivir de nuevo, como hacía mucho tiempo
-          Eso se llama ilusión – le dice el inglés – veras que todo saldrá muy bien
-          Si claro que si – luego lo mira con curiosidad – ¿has tenido noticias de Candy? – pregunta
-          Si hace unos días recibí una carta - le dice algo preocupado
-          Sucede algo Terry – pregunta – ¿cómo esta ella?
-          Bien solo que irán a Paris y cualquier movilización es peligrosa, espero que escriba de nuevo por lo tanto yo no puedo escribirle hasta saber donde estarán
-          Veras que todo saldrá bien,  cuando pienso en ustedes no puedo evitar sentirme avergonzada – dice apesarada
-          No te preocupes, ahora concéntrate en tu salud, todo sucede por algo – dice un poco aliviado – estas sana y caminas ¿no es así?
-          Si claro
-          Entonces todo lo que paso está bien – dice más tranquilo – pero ahora me tengo que retirar
-          Nos vemos Terry gracias por tus visitas, me reconfortan mucho
-          Hasta luego y no trabajes tanto
El inglés se despide y deja a Susana más tranquila e ilusionada por aquella nueva amistad. Y Terry continuaba con sus breves visitas, sus ensayos y visitas a su madre, aunado a eso la preocupación por la movilización de Candy a Paris.

En Francia el grupo de soldados, doctores y enfermeras habían llegado sin contratiempos a Paris, eran recibidos por militares y médicos, los conducían a diferentes hospitales, así como a gimnasios y teatros que habían sido acondicionados como hospitales.  Frank no se separaba de la rubia ni por un minuto ellos junto con el Dr. Michael Girard fueron enviados al Hospital Saint –Louis  fundado bajo el reinado Enrique IV en el siglo XVII  conservando el estilo de esa época.

Al llegar en la recepción estaba la jefa de enfermeras dando indicaciones a un grupo, su voz firme, fuerte y clara no pudo ser ignorada por la rubia, sus palabras eran tan familiares que se acerco para mirar a la mujer, para sorpresa de Candy era Flammy Hamilton su compañera en el Hospital Santa Juana, la rubia se alegró muchísimo de verla, la joven también se dio cuenta de su presencia, no mostro ni una pizca de sorpresa al verla y continuo con su discurso – y  no me gusta la gente entrometida e inútil, si no están seguros de este trabajo es mejor que regresen por donde vinieron, por mi parte es todo, ahora todos a sus labores – finaliza  la joven, Candy se acercó a saludar a Flammy quien la miro con ese característico aire de suficiencia.

-          Flammy, que gusto verte de nuevo – dice  la rubia con su peculiar sonrisa
-          Hola Candy, así que lo lograste – dice  en tono irónico
-          Si lo logre – murmura - ¿cómo has estado?
-          Bien, y si me disculpas tengo mucho trabajo por delante – toma  una bitácora y se gira dejando a Candy con la palabra en la boca, Frank venia llegando cuando alcanzo un poco de la conversación
-          Vaya, saludando una vieja amiga – le  sonríe a la rubia
-          Si una vieja amiga
-          Ven vamos, te mostrare el área donde trabajaremos
-          ¿Y Michael donde esta? – pregunta  con curiosidad
-          El está en el área de pediatría, te interesas mucho  por tu amigo – dice  algo serio
-          Bueno es mi amigo, lo mismo que me preocupo por ti – le  sonríe
-          Bien, vamos – le  invita y se pierden entre pasillos llenos de pacientes y doctores

En otra parte el Dr. Girard organizaba su área, fue en busca de la encargada de enfermeras para pedir un poco de ayuda
-          Perdón es usted Flammy Hamilton jefa de enfermeras
-          Si en que puedo ayudarle – dice  al girarse

-          Soy el Dr. Michael Girard estaré a cargo de pediatría y quisiera ver si me puede auxiliar con  algunas enfermeras
Flammy lo mira asombrada – Dr. Girard todas mis enfermeras están en urgencias, no se da cuenta que seguimos en guerra, debería ser un poco consciente y organizarse con el personal que le asignaron – dice  en tono molesto
-          Perdón – dice sonriendo – no  era mi intención causarle tal disgusto, con permiso – se  despide – espero  que su humor mejore
-          Pero quien se cree- murmura la joven – insinúa   que tengo mal humor – masculla   entre dientes y continua con su trabajo

A la hora del almuerzo Candy se topa con Michael en la cafetería quien distraídamente tomaba su charola
-          Michael, que gusto verte ¿dónde has estado? – pregunta  sonriente
-          Ha Candy, bueno a falta de personal he estado haciendo de todo en pediatría
-          De veras, pues si gustas yo podría ayudarte unos días
-          En serio, te lo agradecería, fui con la jefa de enfermeras pero creo que esta de un humor que es mejor no hablarle
La rubia sonríe – Flammy  no es así
-          Si ¿la conoces? – pregunta  sorprendido
-          Estudiamos juntas, siempre tuvo un carácter difícil
-          Difícil – exclama – imposible  diría yo
-          La vida no ha sido fácil para ella
-          Tampoco para mí ni para ti, sin embargo no nos ensañamos con las personas
-          Es difícil entenderla
-          Bueno Candy acepto tu ayuda espero que Frank no se moleste
-          Pero ¿porque iba a molestarse?
-          No es obvio
-          No entiendo
-          Se muere por ti, cada vez que platicamos lo noto serio es evidente que esta celoso
-          Por Dios Michael que cosas dices

Se concentra en su comida y olvida el tema, al terminar se dirige con Frank para pedirle que le deje ayudar a Michael unos días en pediatría – Está bien, solo por unos días – le dice el rubio un poco serio – ha otra cosa Candy
-          Si dime  ¿pasa algo? – pregunta
-          Sabes se formara una comitiva para trasladar un grupo de enfermeras y doctores a Somme, hay un campamento y es necesario personal son muchos los heridos
-          Yo iré – dice la joven al instante
-          Ho no – dice Frank de inmediato – no necesitas ir, el asunto es que yo si iré por lo que me ausentare algunas semanas tal vez un mes
-          Pero me gustaría ir – dice la joven – dices que necesitan ayuda, pues entonces yo ayudare
-          Candy – la mira con admiración – eres muy valiente pero allá es demasiado peligroso, no es un lugar adecuado para ti, aquí estarás a salvo
-          Quiero ir – insiste – en donde sea que vayamos es peligroso, ya estamos aquí, Somme esta cerca no es así– dice la rubia
-          Si relativamente, sin embargo no me gustaría que nada te sucediera – agrega
-          No hay nada que me pueda pasar, cuando saldremos – dice finalmente la joven
-          En una o dos semanas – indica
-          Bien entonces me preparare, por el momento estaré en pediatría – le sonríe
-          Claro nos vemos entonces

Ambos jóvenes se despiden y Frank se queda aún parado mirando como Candy se perdía entre las personas, sentía admiración por la valentía de la joven pero también sentía miedo por lo que pudiese pasar en el frente, no era el lugar más seguro aun si los soldados los protegían, sin embargo en Somme Candy se encontraría con un soldado que haría lo imposible por cuidarla y mantenerla a salvo.

*La canción del Arcoíris, es la canción del Mago de Oz.