CAPITULO
21
Las piezas se mueven
El 21
de Marzo se libró la última ofensiva alemana a cargo del General de la Infantería
Erich Ludendorff, sobre el Rio Somme en Flandes y en Champagne, se extendió hasta el 5 de Abril , continuando
los alemanes con otras 4 ofensivas hasta el 17 de Junio, pero mal alimentadas y
cansadas las tropas alemanas no pudieron resistir la contra ofensiva del
General Ferdinand Foch, comandando sus
tropas estadounidenses y francesas hacia la victoria quedando solo a 120 Km de
Paris que era el objetivo final. Fue solo el principio para la derrota de las
tropas alemanas y el fin de la Guerra.
En
Abril la Gripe Española apareció en Francia a raíz de los buques provenientes
de América con soldados, debido al movimiento masivo de las tropas ayudaron a
su expansión, pronto cobraría la vida de 400,000 personas en ese país.
Daniel desempeñaba
su papel en la infantería del Ejercito franco-americano, como una especie de ayudante,
Pétain sabia que el joven no podía ser enviado al frente por lo que le asigno
diversas labores ayudando en la preparación de los alimentos y la limpieza del
campamento, pero esto al joven no le venía mucho en gracia por lo que
aprovechando una reunión con el Jefe decidió expresar su punto de vista, todos
los soldados escuchaban con atención a Pétain
- Estaré a cargo de la coordinación de todas las tropas
aliadas, los próximos días recibiremos más soldados y también un grupo de
médicos y enfermeros, trabajaremos junto con Foch, estamos muy cerca soldados
la victoria será inminente – decía con voz firme y fuerte
De entre la muchedumbre un joven rubio pedía la palabra –
Señor, permiso para hablar – dice el joven con cierto nerviosismo
- Adelante Daniel – le dice invitándole a hablar
- Ejemm...- aclara su garganta – señor he trabajado en este
campamento durante más de un mes y no me quejo por el trabajo realizado, pero
quiero pedir que me mande al frente le juro que no se arrepentirá – dice el
joven aun temeroso
El Jefe del Estado Francés arqueo la ceja al escuchar sus
palabras – así que usted soldado siente que tiene suficientes agallas y valor
como para ir a dar su vida en el frente – dice con sus palabras cargadas de
ironía
- No solo eso yo sé manejar las armas, tengo buena
condición física y tengo el coraje suficiente para pelear – agrega el joven
- Todo un historial – sonríe burlón – bien soldados pueden
retirarse – luego mira al joven – mi Lord – dice con ironía – venga a mi
oficina que hablaremos – le ordena
Todos los soldados se retiran y el joven sigue a Pétain
hasta su oficina envuelto en nervios y miedo – tome asiento – le indica al
llegar a la oficina
- Y bien que es lo que piensa – dice el joven
- Daniel – lo mira fijamente – las ordenes especificas de
tu padre fueron no mandarte al frente, entiendes – le dice en tono serio –
Edward además de buen amigo es miembro importante de la cámara de Lores, fue
miembro honorable del ejercito ingles y además le hice la promesa de protegerte
- Pero es que no es lo más justo, no me siento tranquilo
estando aquí haciendo la colada, picando y lavando verduras, fregando pisos
mientras que muchos están arriesgando su vida – replica el joven – le pido por
favor que me mande allá, le juro que se cuidarme y no me pondré en riesgo
- Eres un joven muy persistente – dice Pétain – Foch
necesitara a los mejores hombres, está bien – asiente – iras pero con la
condición que cuando vuelvas regresaras a Escocia – dice en tono más tranquilo
- Se lo prometo – dice el joven invadido de una gran emoción
– no se arrepentirá
- Bien entonces retírate anda, ve y prepárate – le dice
El joven tan pronto estuvo en el dormitorio se preparo,
saco su uniforme, lustro sus botas y escribió una breve carta dirigida a sus
padres, sintiendo una extraña necesidad de estar bien con ellos y dado que
entraría en combate en los próximos días
Paris, Francia Abril 03 de 1918
Papá, Mamá:
Ha pasado ya un mes desde que nos despedimos, los días aquí pasan volando,
estarás orgullosa mama he aprendido a hacer la colada con mucha facilidad ahora
ayudare a Paula con las labores de la casa, también he mejorado mi sazón, no
hay muchas opciones por aquí, entre patatas, zanahorias y alubias no se puede
hacer mucho, dale un abrazo a Margaret me imagino que sigue viendo a Richard
Grandchester, me da mucho gusto por ella, debe distraerse, mamá dale un beso y
dile que la amo, claro díselo cuando duerma no quiero que me mortifique cuando
este de regreso.
Papa sabes que he pensado, en cuanto
este de regreso quiero involucrarme más en los negocios, iré a las audiencias
contigo, siempre te he admirado por tu disciplina y el amor a la familia, veras
que muy pronto estaremos jugando una partida de ajedrez.
Bien me despido, espero escribir pronto, los amo y extraño.
P.D. Mama no sé porque pero he tarareado la *canción del arcoíris, es muy
esperanzadora en este lugar.
Daniel Rossel
En Nueva
York durante el mes de Abril Susana
continuaba con su trabajo, en algunas ocasiones sentía un leve dolor en el
pecho, pero no le dio importancia, ese día sintió en su brazo izquierdo un
hormigueo y un poco de entumecimiento pero tampoco le prestó importancia, pensó
que era debido a el trabajo, ese día el inglés se encontraba de visita en su casa.
-
Buenos
días Susana ¿Cómo estás?- pregunta Terry
-
Hola
Terry, muy bien, salvo por este brazo lo he sentido algo adormecido – le dice tocándose el brazo
-
Debemos
ir a ver al Dr. Curtis para que te revise – le dice preocupado
-
Descuida,
debe ser por la costura, últimamente he tenido mucho trabajo – le dice tranquilizadoramente
-
Ya
sabes que no necesitas trabajar – insiste el ingles
-
Y ya te
dije que es muy aburrido estar en casa sin hacer nada, me hace sentir como una
inútil - le contesta
-
Si continuas
con el malestar me dirás, es necesario que te revisen me entiendes – le dice en tono autoritario
-
Está
bien – le dice sonriendo – sabes te siento más relajado, creo que no me hablas
ya con la misma frialdad de antes
-
Perdón
Susana, antes la situación entre nosotros simplemente era difícil
-
Me
alegra que las cosas hayan cambiado para bien – dice la joven sonriendo
-
Si es
mucho mejor así, bien pues me tengo que ir, nos veremos después
-
Hasta
luego Terry
Terry
se sentía preocupado por el malestar de Susana, contaba con que ella le diría
si empeoraban las cosas, por su parte haría lo posible para estar al cuidado de
ella tal como Candy se lo había pedido y más que nada porque en el fondo sentía
que Susana era una víctima más de la situación.
En
Chicago Laila continuaba con su búsqueda, en algunos orfanatos no le daban
mucha información, pero tenía fe que ahí en esa Ciudad encontraría pistas que
la llevaran a encontrar su objetivo, ya le faltaban solo tres orfanatos por
visitar entre ellos el Hogar de Pony, sin embargo no podría evitar lo que
estaría por suceder.
Por otra parte todo estaba previsto para la
operación de Paty aunque ella había insistido en no operarse por ser algo
innecesario Albert y John terminaron convenciéndola. Esa mañana Albert la acompaño hasta el hospital para internarla, la operación seria por la tarde y se recuperaría en unos días.
-
Buenas
tardes Albert, Paty- saluda amablemente John
-
Hola
John- contesta Albert- aquí estamos como habíamos quedado
-
Hola
John- saluda nerviosa al estar a horas de su operación
-
Bien
vayamos por aquí necesito que me firmen algunos documentos- les dice
invitándolos a la recepción, tendiéndoles unos documentos.
-
John
cualquier cosa que se necesite no escatimes, cuídamela mucho- le dice tomando
la mano de Paty
-
Claro
que si Albert, no tienes porque preocuparte esta en las mejores manos- sonríe
-
Bien ¿y
ahora qué? – pregunta con nerviosismo
Paty
-
Ahora
Srita. O’Brian me acompañara – le dice
John ofreciéndole su brazo
Ella asiente y se despide de Albert acompañando a Frank a un área mucho más
restringida – Aquí estaré esperando –
dice Albert al alejarse
Tras varias horas de espera en que Albert ya había perdido la noción del
tiempo, caminando de un lado a otro en la sala de espera por fin sale John con un semblante tranquilo
y una media sonrisa que asomaba a su rostro.
-
Y bien
¿como esta? – pregunta Albert ansioso
-
Todo
salió excelente, está en recuperación y en unas horas la pasaremos a un cuarto
para que la veas
-
Qué
bueno – suspiro aliviado – gracias
-
No te
preocupes la recuperación es rápida en una semana ya estará caminando sin
chocar con las cosas – sonríe
-
Claro ,
entonces esperare a verla
-
Bien
nos vemos – se despide y se pierde
nuevamente entre las puertas
Horas
después Albert se encuentra con Paty quien tiene vendados los ojos y siente un
poco de dolor.
-
En una
semana te quitaran el vendaje y poco a poco
iras recuperando la visión – le dice confortándola
-
Y cuanto
tiempo debo quedarme aquí, creo que me puedo recuperar en el Orfanato – dice ansiosa
-
Ten
calma, solo estarás unos días aquí, yo estaré
al pendiente y también John
-
Está
bien, espero que sean solo días
-
Ha pero
eso si Paty son 2 a 3 semanas de reposo no debes salir al aire libre, entendido
– le dice en tono autoritario
-
Claro
que si Albert, entiendo lo delicado de la situación son mis ojos, los que me acompañaran
el resto de mi vida
-
Muy
bien me tranquiliza saber que entiendes los riesgos en caso de no cuidarte
-
Albert,
cambiando de tema, ¿Has recibido carta de Candy?
-
No aun
no, si en unos días no tengo noticias de ella, tendré que usar mis influencias
para localizarla
-
Debe
estar algo ocupada
-
Si,
bueno duerme un poco, me quedare aquí, la Srita. Pony vendrá a relevarme
-
Gracias
Albert
-
Ahora
duerme – le ordena
Dos días después Paty regreso al Hogar de Pony recibida
cariñosamente por los niños quienes estaban ansiosos por verla de nuevo aunque
algunos la miraban con curiosidad debido al vendaje que aun llevaba en los
ojos, también para alegría de todos recibieron la tan esperada carta de Candy. Tras
dos semanas de reposo Paty pudo por fin salir al aire libre, su visión había
mejorado notablemente, John continuaba revisándola de cerca y poco a poco
volvió a su habitual ritmo de vida.
En Nueva York también
Terry recibió su carta quien pudo respirar tranquilo al tener noticias de su
pecosa, aunque con la batalla de Somme los doctores serian movilizados a Paris
al terminar el mes de Abril.
Aunada
a la carta de Candy, Terry también recibió carta del Duque, leyó una y otra vez la de Candy, luego la del
Duque, al terminar se quedo pensativo – Así que la Duquesa está enferma- murmuro – porque no quiere que le diga a Eleanor, no puedo
mentirle - continuaba pensativo – está bien Richard hare lo que me pides y gracias
por avisar, también te extraño – concluyo el inglés.
En
Escocia la Condesa Rossel seguía con la angustia de saber a su hijo en la
guerra y además sin tener noticias - ¿porque no escribe Edward?- dice apesarada
-
Querida
– le toma su mano- debes tener paciencia
no es fácil lo sabes.
En ese
momento Margaret entra al estudio, con un aire de tristeza que se miraba en el
rostro - Perdón papá, mamá – dice – desearía
hablar con ustedes
-
Claro
que si ven, toma asiento – dice el Conde
-
Hija
¿qué pasa?- pregunta la dama
-
Madre –
dice Margaret – se nos han tenido al margen del tema sobre
nuestra hermana mayor porque no quieren preocuparnos pero necesito saber qué es
lo que sucede – dice la joven – solo los
miro que entran y se encierran y luego salen algunas veces con su cara
angustiada otras con semblante de alivio, me gustaría que me contaran que pasa.
-
Tienes razón ya no eres una niña – dice el conde - querida – se dirige a la dama – es momento de contarle sobre los avances que
tenemos
La dama
asiente y comienzan a enterarla de la situación sobre su hermana mayor, después
de informar toda la situación la joven abraza a sus papas con la esperanza de
que pronto podrían ver a su hermana, sin embargo el destino mismo seria quien
se encargaría de reunirlos de nuevo y Daniel seria una pieza importante en este
reencuentro.
Durante
la última semana de Abril Susana seguía con ese extraño hormigueo en su brazo
izquierdo, no quería seguir agobiando a Terry así que decidió no comentarle
nada al respecto, ese día había salido a la posada a entregar algunas prendas,
cuando entro observo un caballero que platicaba con el encargado de cabello
castaño, alto y de ojos grises, bastante elegante, no pudo evitar mirarle era
bastante buen mozo.
-
Buenos
días Sr. Churchill, aquí tiene como habíamos quedado- dice sonriendo
-
Buenos
días Susana- saluda amablemente- sabes te tengo una buena noticia
-
De
verdad- dice emocionada-¿de qué se trata?
-
Una
buena clienta que vio tu trabajo de bordado está muy interesada y quiere que le
hagas algunos trabajos
-
Ho eso
es una muy buena noticia- dice sin ocultar su alegría
-
Aquí
tienes su dirección, me dijo que le urgía un poco
-
Claro
que si, gracias Sr. Churchill
Al tomar
el papel con la dirección Susana sintió nuevamente un dolor en el brazo
subiendo hasta su pecho, se agarro fuertemente del mostrador, era evidente que
la joven estaba sofocada por el dolor.
-
Susana,
¿qué te pasa? - pregunta preocupado el
encargado
-
Señorita,
por favor tome asiento un momento – agrego el elegante caballero
-
Estoy
bien – dijo en un susurro – no es nada
-
Pero como
que no es nada, si estas pálida niña, pediré a uno de los muchachos que le
avisen a tu mama
-
No-
dijo rápidamente – no le avise, no la quiero preocupar – dijo recuperándose un poco
-
Señorita
debemos avisar a alguien no puede irse
sola a su casa en estas condiciones
-
Estaré
bien solo necesito descansar un poco
-
Traeré
un poco de agua – dice el Sr. Churchill
-
Aquí me
quedare al pendiente – dice el caballero
Aquel
joven la miraba con preocupación, rápidamente llego el encargado con un poco de
agua, dio unos pocos sorbos y después de un momento se sintió mejor
-
Bien
muchas gracias, debo volver – dice poniéndose de pie
-
Estas
segura que estas mejor – le dice el
encargado
-
Si
estoy segura
-
No me
parece, ¿le molesta si la acompaño? – dice el caballero
-
Por
Dios me siento mucho mejor no tiene porque molestarse
-
Le
aseguro que no es ninguna molestia Señorita
-
Está
bien, se lo agradezco
Ambos
salieron de la posada, tomada de su brazo caminaron por la calle
-
Es
usted muy amable ¿Señor?
-
Jack
Anderson, Susana
-
Es una
pena conocernos bajo estas circunstancias
-
No diga
eso, y ¿así es que se dedica a zurcir prendas? – pregunta con curiosidad
-
Si –
responde algo apenada – no hay otra cosa que pueda hacer mejor – dice indicando su pierna
-
Es un
trabajo honrado – le sonríe
-
¿Se
hospeda con el Sr. Churchill? – pregunta la joven
-
Si vine
de negocios desde Polonia, pero con la Guerra quede atrapado en los Estados
Unidos hasta que las cosas mejoren y pueda regresar
-
Es una
suerte que este aquí, se que allá las cosas están muy mal
-
Si fue
una suerte – indica – ojala pronto termine todo esto
-
Bien es
aquí, hemos llegado – dice al pararse
frente a la sencilla propiedad
-
Es una
hermosa casa, y muy cerca de la posada – le dice Jack
-
Gracias,
¿gusta pasar? – le invita
-
Por hoy
no – contesta amablemente – pero si le aceptare su invitación otro día, ¿le
parece?
-
Claro
que si por mí no hay problema
-
¿Está
bien mañana? – pregunta
-
Si claro,
puede venir a tomar el té, si le parece
-
Me
parece bien Susana, nos vemos entonces
Deposita
un cálido beso en su mano – fue un
placer conocerla – se gira en sus
tobillos y se retira, dejando a la joven bastante sorprendida, luego entra en
la casa y se dispone a continuar con su trabajo.
Algunos
días pasaron Susana y Jack disfrutaban de la mutua compañía naciendo así una
hermosa amistad, Terry continuaba con sus visitas a Susana, ella había optado
por no contarle nada sobre su malestar por lo que el inglés entendió que las
cosas estaban bien, la joven le conto sobre su amistad con Jack cosa que
sorprendió gratamente a Terry.
-
Así que
es de Polonia – pregunta con curiosidad
-
Si dice
que estaba de negocios y quedo atrapado aquí – le sonríe
-
Me da
mucho gusto Susana, que puedas desenvolverte y conocer nuevas personas
-
Es algo
curioso, aun no se a donde me lleve esto pero sabes – le dice pensativa –
siento que estoy comenzando a vivir de nuevo, como hacía mucho tiempo
-
Eso se
llama ilusión – le dice el inglés – veras que todo saldrá muy bien
-
Si
claro que si – luego lo mira con curiosidad – ¿has tenido noticias de Candy? –
pregunta
-
Si hace
unos días recibí una carta - le dice algo preocupado
-
Sucede
algo Terry – pregunta – ¿cómo esta ella?
-
Bien
solo que irán a Paris y cualquier movilización es peligrosa, espero que escriba
de nuevo por lo tanto yo no puedo escribirle hasta saber donde estarán
-
Veras
que todo saldrá bien, cuando pienso en
ustedes no puedo evitar sentirme avergonzada – dice apesarada
-
No te
preocupes, ahora concéntrate en tu salud, todo sucede por algo – dice un poco
aliviado – estas sana y caminas ¿no es así?
-
Si
claro
-
Entonces
todo lo que paso está bien – dice más tranquilo – pero ahora me tengo que
retirar
-
Nos
vemos Terry gracias por tus visitas, me reconfortan mucho
-
Hasta
luego y no trabajes tanto
El inglés se despide y deja a Susana más tranquila e
ilusionada por aquella nueva amistad. Y Terry continuaba con sus breves
visitas, sus ensayos y visitas a su madre, aunado a eso la preocupación por la
movilización de Candy a Paris.
En
Francia el grupo de soldados, doctores y enfermeras habían llegado sin
contratiempos a Paris, eran recibidos por militares y médicos, los conducían a
diferentes hospitales, así como a gimnasios y teatros que habían sido
acondicionados como hospitales. Frank no
se separaba de la rubia ni por un minuto ellos junto con el Dr. Michael Girard
fueron enviados al Hospital Saint –Louis fundado bajo el reinado Enrique IV en el siglo
XVII conservando el estilo de esa época.
Al
llegar en la recepción estaba la jefa de enfermeras dando indicaciones a un
grupo, su voz firme, fuerte y clara no pudo ser ignorada por la rubia, sus
palabras eran tan familiares que se acerco para mirar a la mujer, para sorpresa
de Candy era Flammy Hamilton su compañera en el Hospital Santa Juana, la rubia
se alegró muchísimo de verla, la joven también se dio cuenta de su presencia,
no mostro ni una pizca de sorpresa al verla y continuo con su discurso – y no me gusta la gente entrometida e inútil, si
no están seguros de este trabajo es mejor que regresen por donde vinieron, por
mi parte es todo, ahora todos a sus labores – finaliza la joven, Candy se acercó a saludar a Flammy
quien la miro con ese característico aire de suficiencia.
-
Flammy,
que gusto verte de nuevo – dice la rubia
con su peculiar sonrisa
-
Hola
Candy, así que lo lograste – dice en
tono irónico
-
Si lo
logre – murmura - ¿cómo has estado?
-
Bien, y
si me disculpas tengo mucho trabajo por delante – toma una bitácora y se gira dejando a Candy con la
palabra en la boca, Frank venia llegando cuando alcanzo un poco de la
conversación
-
Vaya,
saludando una vieja amiga – le sonríe a
la rubia
-
Si una
vieja amiga
-
Ven
vamos, te mostrare el área donde trabajaremos
-
¿Y
Michael donde esta? – pregunta con
curiosidad
-
El está
en el área de pediatría, te interesas mucho
por tu amigo – dice algo serio
-
Bueno
es mi amigo, lo mismo que me preocupo por ti – le sonríe
-
Bien,
vamos – le invita y se pierden entre
pasillos llenos de pacientes y doctores
En otra
parte el Dr. Girard organizaba su área, fue en busca de la encargada de
enfermeras para pedir un poco de ayuda
-
Perdón
es usted Flammy Hamilton jefa de enfermeras
-
Si en
que puedo ayudarle – dice al girarse
-
Soy el
Dr. Michael Girard estaré a cargo de pediatría y quisiera ver si me puede auxiliar
con algunas enfermeras
Flammy
lo mira asombrada – Dr. Girard todas mis enfermeras están en urgencias, no se
da cuenta que seguimos en guerra, debería ser un poco consciente y organizarse
con el personal que le asignaron – dice en tono molesto
-
Perdón
– dice sonriendo – no era mi intención
causarle tal disgusto, con permiso – se despide – espero que su humor mejore
-
Pero
quien se cree- murmura la joven – insinúa
que tengo mal humor – masculla entre
dientes y continua con su trabajo
A la
hora del almuerzo Candy se topa con Michael en la cafetería quien
distraídamente tomaba su charola
-
Michael,
que gusto verte ¿dónde has estado? – pregunta sonriente
-
Ha
Candy, bueno a falta de personal he estado haciendo de todo en pediatría
-
De
veras, pues si gustas yo podría ayudarte unos días
-
En
serio, te lo agradecería, fui con la jefa de enfermeras pero creo que esta de
un humor que es mejor no hablarle
La
rubia sonríe – Flammy no es así
-
Si ¿la
conoces? – pregunta sorprendido
-
Estudiamos
juntas, siempre tuvo un carácter difícil
-
Difícil
– exclama – imposible diría yo
-
La vida
no ha sido fácil para ella
-
Tampoco
para mí ni para ti, sin embargo no nos ensañamos con las personas
-
Es
difícil entenderla
-
Bueno
Candy acepto tu ayuda espero que Frank no se moleste
-
Pero
¿porque iba a molestarse?
-
No es
obvio
-
No
entiendo
-
Se
muere por ti, cada vez que platicamos lo noto serio es evidente que esta celoso
-
Por
Dios Michael que cosas dices
Se
concentra en su comida y olvida el tema, al terminar se dirige con Frank para
pedirle que le deje ayudar a Michael unos días en pediatría – Está bien, solo
por unos días – le dice el rubio un poco serio – ha otra cosa Candy
-
Si
dime ¿pasa algo? – pregunta
-
Sabes
se formara una comitiva para trasladar un grupo de enfermeras y doctores a Somme,
hay un campamento y es necesario personal son muchos los heridos
-
Yo iré
– dice la joven al instante
-
Ho no –
dice Frank de inmediato – no necesitas ir, el asunto es que yo si iré por lo
que me ausentare algunas semanas tal vez un mes
-
Pero me
gustaría ir – dice la joven – dices que necesitan ayuda, pues entonces yo
ayudare
-
Candy –
la mira con admiración – eres muy valiente pero allá es demasiado peligroso, no
es un lugar adecuado para ti, aquí estarás a salvo
-
Quiero
ir – insiste – en donde sea que vayamos es peligroso, ya estamos aquí, Somme
esta cerca no es así– dice la rubia
-
Si
relativamente, sin embargo no me gustaría que nada te sucediera – agrega
-
No hay
nada que me pueda pasar, cuando saldremos – dice finalmente la joven
-
En una
o dos semanas – indica
-
Bien
entonces me preparare, por el momento estaré en pediatría – le sonríe
-
Claro
nos vemos entonces
Ambos jóvenes se despiden y Frank se queda aún parado
mirando como Candy se perdía entre las personas, sentía admiración por la
valentía de la joven pero también sentía miedo por lo que pudiese pasar en el
frente, no era el lugar más seguro aun si los soldados los protegían, sin
embargo en Somme Candy se encontraría con un soldado que haría lo imposible por
cuidarla y mantenerla a salvo.
*La
canción del Arcoíris, es la canción del Mago de Oz.