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lunes, 30 de marzo de 2020

CAPITULO 29


Una enfermedad silenciosa

Sentada en una mesa de la improvisada cafetería que servía de receso para los doctores la rubia leía la carta de Daniel, unas cuantas líneas que el joven le dedicaba para despedirse y agradecer su ahora amistad ….

“ Debo disculparme por la manera de despedirme, pero mi padre no podía esperar más días para volver, también quiero disculparme por no haber ido en tu búsqueda, ese chico es mucho más valiente que yo, seguro que te trajo a salvo, sabes; algo me dice que nos volveremos a ver; hasta entonces guardare en mi mente tu recuerdo.

Nunca desistas de tus metas, eres muy valiente y toda una guerrera obtendrás cuanto te propongas y si me lo permites como amigo estaré para apoyarte.

Candy solo te pido que te cuides y que como hasta ahora hagas todo lo que se te pide esta guerra pronto terminara.

Me despido, ahora mismo mi padre me está pidiendo que apague la luz de la habitación, recibe todo el cariño de este amigo.”

Daniel Rosell

 

En la puerta Terry fácilmente la localizo, lucia más tranquilo su brazo descansaba en una venda que ayudaba para no lastimar su hombro, se acerco hasta su mesa y saludo amablemente a la rubia – Buenos días Candy – luego miro con curiosidad el papel que doblaba poniéndolo dentro de un sobre – ¿Carta de América? – inquirió

  • No; es una carta que dejo Daniel para despedirse – indica la rubia
    Al escuchar no evito fruncir su boca y entrecerrar los ojos – de ese muchachito – dijo  con desdén
  • No se llevaron muy bien verdad – dijo poniendo el sobre en su bolso
  • Por desgracia no, no perdía oportunidad para acosarte – dijo con sequedad
  • Te equivocas respecto a él, jamás me insinúo nada de eso que tú piensas, además… - Candy  hizo una leve pausa – no tienes por qué reclamar
  • No es un reclamo, solo señalo algo que al parecer no notaste – concede el ingles
  • Pues no deberías reaccionar así, tu y yo solo somos amigos ¿no es así? – pregunta la rubia nerviosa
  • Si solo amigos – dice desilusionado – pero no puedo evitar sentirme así
  • No deberías – dice apenada – Terry no me has dicho nada sobre Susana – dice la dama
    Terry se sorprendió al escucharla – no hay nada que decir – dijo secamente y poniéndose de pie – nos vemos después Candy – dice alejándose y dejando a la rubia mas confundida, Terry sabía que era mejor mantener a Candy al margen de la situación, con la inesperada muerte de Susana su vida cambio, pero con el ataque al Duque su único interés ahora era buscar al culpable y hacerlo pagar.
     
    Frank se encontraba pensativo, la noticia sobre Candy lo tenía preocupado,  solo de saber que el Conde Rosell había sido objeto de un ataque le erizaba la piel, como podría el enviarla a Escocia y dejarla sola, Daniel no podría cargar con toda la responsabilidad de cuidar de ella, Frank contemplaba la posibilidad de pasar algún tiempo a su lado, pero entonces no tendría caso llevarla como enfermera de su tía Esther, además su trabajo no le permitiría tomar vacaciones, por mucho que le daba vueltas al asunto no tenía muchas opciones más que confiar en Daniel. Otro asunto que ocupaba sus pensamientos era la posibilidad de que Terry estuviera interesado en Candy, su reacción al saber que ella no había vuelto al Hospital y haber puesto su vida en riesgo al correr tras ella le daba indicios que entre ellos había algo más que una simple amistad, lo cual no le agradaba nada ya que Terry era un amigo de infancia y tampoco estaba dispuesto a renunciar a Candy así como así, quería una oportunidad con ella, sabía que no le era indiferente. Dejo de lado sus pensamientos y salió del consultorio a proseguir con sus actividades, al salir observo a Terry caminando por el pasillo a lo cual apresuro su paso para alcanzarlo – Terry – grito por el pasillo, al escucharlo el inglés se detuvo
  • Hola Frank, ¿Sucedió algo con mi padre? – pregunto al instante
  • Nada de eso, su evolución ha sido muy favorable, en quince días es posible que lo demos de alta – indica el galeno
  • Eso me da gusto, el quiere marcharse de inmediato – repone
  • Terry no hemos platicado mucho desde que llegaste – dice el rubio tratando de indagar algo - ¿Cómo sigue Susana? ¿Siguió con la rehabilitación?
    El inglés se sorprendió ante su pregunta, ahora todo mundo se interesaba por Susana, como mentirle a Frank de alguna manera se enteraría por Sara, decidió ocultarle la verdad – Ella está bien ahora – contesto sin mas
  • Me alegro – dijo pensativo – también quiero agradecer por haber ido en busca de Candy, fue valiente de tu parte aunque ella sabía qué hacer en un caso así – agrega
  • Lo sé – contesta sabiendo  el rumbo que llevaba la conversación – no confié mucho en Daniel y solo lo hice por la amistad que hay entre los tres – dice finalmente
  • Por un momento pensé que habría algo mas – dice el rubio – por la manera en como saliste a buscarla
  • Ya te lo dije – contesta secamente – por amistad
  • Entiendo – murmura nervioso aun – y ¿cómo te sientes tu? – dice mirando su vendaje
  • Mucho mejor ese alemán tenía mala puntería – sonríe tratando de aligerar el ambiente
    Frank sonríe – me alegra que solo haya sido un rosón, en un par de días estarás como nuevo – indica
  • Parece que todo vuelve a la normalidad – repone el ingles
  • Al parecer si – dice mientras se paran frente al cuarto del Duque – nos vemos después – dice el rubio
  • Hasta luego Frank – se despide Terry y entra al cuarto, su padre estaba despierto y algo inquieto – creí que dormías – dice al verlo
  • Hace un momento desperté – indica – Terruce necesito hablar contigo antes de regresar a Escocia – dice titubeante
  • Claro ¿es sobre el ataque? – inquiere
  • Si, relacionado a eso – indica – iremos a una casa que está cerca de la Villa, nadie sabe que la compre y será un buen escondite
  • No me gusta nada eso de escondernos al llegar a Escocia, pero tal vez en ese tiempo pueda indagar y planear algo – dice tomando asiento en el viejo sofá
  • Puedo preguntar cómo va tu relación con la actriz – dice el Duque mirándolo fijamente
    Terry no terminaba de entender que le sucedía a todo mundo ese día, todos preguntaban por Susana – es un asunto del que prefiero no hablar – responde sabiendo que su padre no volvería a hablar del asunto
  • Pues al menos te permitió venir a mi lado, eso es algo que significa mucho para mí – dice con cariño
  • Eres mi padre pese a cualquier mal recuerdo que tenga de ti – dice con sequedad – en un momento así era necesario estar a tu lado
  • ¿Creíste que moriría? – pregunta con curiosidad
  • No – dice mirándolo con asombro ante la pregunta – no creo que este entre tus planes morir – repone más tranquilo
    El Duque sonríe – de ninguna manera – luego lo mira nuevamente – hijo podría saber que paso con aquella chiquilla rubia… Candy se llama ¿no es así? – pregunta
    Terry se queda serio ante la pregunta y con el corazón acelerado – Porque de pronto te da por preguntarme de mi vida – responde
  • Bueno es solo que la recordé, es como si la hubiera soñado, como si hubiera sentido que ella estaba aquí, eso es todo – concede sin entender
  • Creo que soñaste muchas cosas – dice el inglés – con los días estarás mucho mejor, todo esto será una mala pesadilla
  • Si por supuesto – indica – sabes ahora que me siento mejor quisiera salir aunque sea al pasillo, me duele la espalda
  • Claro lo veré con Frank pero creo que aun te falta un poco mas de reposo no debes esforzarte de mas
  • Ansío salir de este lugar – murmura – creo que dormiré un poco
  • Claro – dice el inglés y se queda observando como su padre va sumiéndose en su sueño, mientras tantas preguntas se formulaban en su mente, ¿cuánto tiempo más podría sostener lo de Susana?, ¿cómo ocultarle a su padre la presencia de Candy?, ¿cómo afrontar el ataque de su padre? y ¿cómo vengarlo?, ahí sentado en el sofá se quedo un largo rato.
    Mientras la rubia se preparaba para atender a sus pacientes Frank no dejaba de lado la idea de volver a intentar conquistar a Candy, era su último intento como dijo su padre “si ella no te ama retírate con dignidad”, y tan pronto la vio no dudo en hablar con ella
  • Candy – dice al pasar cerca – ¿podría hablar contigo un momento? – pregunta nervioso
  • Por su puesto, ¿pasa algo? – inquiere
  • Quiero ver un asunto contigo en privado – dice mirándola fijamente
    Candy se sorprende un poco pero lo acompaña a su consultorio – debe ser algo delicado – murmura
  • No exactamente – dice mientras abre la puerta
  • ¿Entonces que pasa Frank?
  • Toma asiento – le indica – lo que quiero hablar contigo es más bien relacionado con lo que va a suceder cuando nos vayamos de aquí – dice con tranquilidad
    Candy lo mira con curiosidad - ¿ya te han dicho cuando regresamos?
  • Es posible que en un mes, por eso quiero hablar contigo – indica el rubio
  • Falta muy poco – murmura pensativa
  • Si, el asunto es que en América la enfermedad de la Gripe Española está fuera de control – dice con seriedad cosa que angustia a la rubia temiendo por sus seres queridos – por eso quiero proponerte algo
  • Esa enfermedad no suficiente con la guerra – dice lamentándose – pero dime, ¿de qué se trata?
  • Te había contado que tengo dos tías en Escocia – le dice captando su atención
  • Si lo recuerdo, pero no entiendo aun
  • Pasa que mi tía Esther necesita una enfermera de cabecera por algún tiempo, pensé en alguien apropiado y no se me ocurre nadie más que  tu – dice mirándola fijamente
  • Pero yo Frank – dice sorprendida – no podría, necesito volver y ver a mi familia, no dices que la enfermedad está fuera de control – dice excusándose
  • Si pero allá esta John y Sara quienes están al pendiente te lo aseguro, no pasara nada y en cuanto suceda algo podrás ir, te pido esto precisamente para que no estés tu en ese mismo peligro, si los medicamente y el tratamiento surte efectos, todo se controlara y bajara el nivel de riesgo – explica el joven
  • Necesito pensarlo Frank – dice apenada – es algo tan sorpresivo
  • Es por eso que te lo digo ahora, tienes suficiente tiempo para pensarlo, además yo te acompañaría una semana por lo menos – indica el rubio
  • Te prometo pensarlo, pero la idea de estar lejos de ellos sabiendo lo que sucede me angustia mucho mas – repone
  • Candy – dice tomando su mano cosa que causo escalofríos en la rubia – también quisiera hablar de otro asunto contigo
    La rubia sospechaba lo que pasaba, sin embargo no retiro su mano – dime que es lo que pasa – pregunta
  • En Nueva York yo te hable de mis sentimientos, entendí que necesitabas algo de tiempo, también entendí que no te era del todo indiferente – dice mirándola fijamente
  • Frank – dice nerviosa y moviéndose en la silla – eres un chico muy valioso, cualquier mujer se sentiría halagada por tus palabras y tus sentimientos – dice la rubia al momento que el galeno la interrumpe
  • Cualquier dama pero tu Candy – dice mirándola a los ojos
    Candy no pudo sostener la mirada – Discúlpame Frank, en mi tienes una amiga, pero no creo poderte amar como tú lo mereces – dice bajando su mirada
    Frank sintió un dolor en su pecho, aquello era más que una puñalada – Perdona, no debí hablarte de mis sentimientos una vez más – dice retirando su mano
  • Perdóname tu, debí ser muy clara contigo desde el primer momento, pero sucede que te estimo como amigo, siempre me has ayudado – dice la rubia tratando de animarlo un poco
  • Y te ayudare cuantas veces pueda, no lo dudes – dice un poco más tranquilo – gracias por entenderme, será mejor que volvamos a nuestras ocupaciones – indica
  • Claro, pensare en lo de Escocia – dice la rubia poniéndose de pie y saliendo del consultorio
  • Nos vemos – murmura y la observa hasta que cierra la puerta tras sí, la rubia se sentía incomoda con la situación, pero Frank se sentía destrozado, en ese lapso de tiempo no logro conquistar un poco de aquella dama, sin embargo el Destino para Frank era mucho más diferente a lo que él hubiera planeado.
     
    En Chicago por la mañana Alice tenia los dedos de las manos y pies morados así como sus labios, la fiebre no cedía y cuando tosía la flema venia acompañada por coágulos de sangre, Paty no había dormido en toda la noche, los dos niños que habían enfermado empezaban a presentar fiebre, seguía dando la dosis que John le había administrado, sentada a un lado de la pequeña, no podía evitar que sus lagrimas brotaran sin poder hacer nada para evitar esa enfermedad. Por la mañana las religiosas revisaron nuevamente a todos los niños, pero ninguno presentaba síntomas parecidos, como había prometido John llego para revisar a los pequeños- Como paso la noche- pregunta cuando esta junto a Alice
     
  • Mal – dice  tristemente la maestra
    Luego la revisa percatándose que el avance de la enfermedad había afectado sus pulmones – no  entiendo porque avanzo tan rápido – murmuro
  • ¿Qué pasa? – pregunta  temerosa – lo  que sea dímelo
    La mira angustiado y niega con la cabeza – no  creo que pase esta noche – le  dice tristemente
    Paty rompe en llanto ante la noticia – no  es justo es apenas una niña – dice  conteniéndose para que la niña no la escuchara
  • Ven – le  dice apartándose de la cama
    La maestra asiente y lo sigue fuera de la habitación – Sus  pulmones están muy afectados, el virus fue muy agresivo
  • Pero es que no es justo – dice  entre sollozos – Alice no…
  • Su cuerpo estaba muy débil por eso la ataco tan agresivamente el virus, deben estar preparadas para cualquier cosa – le  dice seriamente
  • Es que no es justo, tenía toda la vida por delante – dice  sin poder contener mas el llanto
  • Lo siento Paty, no sé qué decirte se lo mucho que quieres a los niños – dice  consternado
  • Me quedare con ella hasta el último minuto – dice  limpiándose las lagrimas
  • Toma todas las precauciones lo entiendes – le  dice el joven
     
    Paty asiente con la cabeza y regresa al lado de la pequeña, así permaneció el resto de la tarde sin separarse un solo minuto de ella, cuando cayó la noche la pequeña  tosía con más frecuencia, se le dificultaba respirar y estaba casi agonizando, a pesar de los esfuerzos de la joven maestra por cuidarla, nada se podía hacer. Poco a poco el cansancio venció a Paty quien había permanecido casi dos días sin descanso, se quedo tumbada al lado de la pequeña, sin percatarse de que Alice moría lentamente sumiéndose en un sueño que le paralizo su corazón.
     
    A la mañana siguiente Paty despertó y miro a la niña inmóvil, toco su mano llamándola por su nombre pero no respondía, en ese momento sintió un dolor en el pecho al ver a la niña que yacía sobre la cama, la Srita Pony llegaba con los alimentos cuando vio a Paty afligida sobre el cuerpo de la pequeña.
  • Paty , pero ¿qué pasa? – pregunta  temerosa
    La joven maestra mira a la Srita. Pony con sus ojos llorosos – ya  está descansando, su agonía ha terminado – le  dice con la voz entrecortada
    La mujer rompe en llanto y se posa sobre la cama, Paty camina hacia afuera tratando de mantener la compostura – es necesario avisarle a John, tenemos que buscar a Tom, necesitamos prepararla para sepultarla – dice  limpiándose las lagrimas que no cesaban de caer de sus ojos.
  • Está bien hija, iré a avisarle a la Hermana María – dice  la mujer aun llorando
    Paty como pudo corrió las sabanas para que los otros niños enfermos no vieran lo que había sucedido, luego se dirige a ellos y los revisa, la maestra aunque se sentía cansada no  paró hasta que llegaran la Hermana María con Tom y John, continuaba sentada al lado de uno de los pequeños – que  pasa Paty porque tienes los ojos rojos
  • Nada Alfred, es solo que no dormí muy bien – le  dice sonriendo
  • Ya quiero salir a jugar – dice  el otro pequeño
  • Aun no – dice  Paty – necesitan  reposar más tiempo para que se recuperen por completo
  • Paty, porque se te salen las lagrimas de los ojos – pregunta  Alfred
  • Es que debió metérseme una basura – dice  excusándose
    Por fin volvieron las religiosas, Tom se veía triste y cuando llego con Paty la abrazo fuertemente – Cuanto  lo siento Paty – le  dice al oído
  • Lo sé – dice  con tristeza
    El joven médico venia tras Tom – Paty , tienes que ser fuerte – le  dice con firmeza
    La joven asiente con la cabeza – es  necesario sacarla no puede estar aquí con los niños
  • Si – dice  el doctor – deberán  quemar las sabanas y desinfectar – le  dice con seriedad
  • Entiendo -  dice  Paty tratando de mantener la compostura
     
    Dos hombres del pueblo vinieron a ayudar a regañadientes para el sepelio de la pequeña y las religiosas junto con Paty prepararon a la pequeña para el sepelio, envolviéndola en mantas, Tom ayudo a sellar el ataúd, por la tarde la enterrarían dadas las circunstancias de la enfermedad que padeció, Paty empezaba a experimentar escalofríos por su cuerpo, sin embargo no presto mucha importancia, cuando se llevo a cabo el sepelio y todos empezaban a retirarse la joven maestra quiso quedarse un momento a solas frente a la tumba de la pequeña, todos los demás regresaron al Orfanato, John volvió a revisar a los niños para asegurarse que estaban mejor.
     
    Algunos momentos pasaron y la joven maestra no regresaba, John se despedía para volver al hospital, pero antes de irse fue a buscar a Paty, al irse acercando miro que estaba tirada sobre la tumba de la niña, pensó que aun seguía afligida sin embargo conforme se acercaba se dio cuenta que la joven estaba inconsciente, corrió rápidamente angustiado – Paty – decía  asustado – Paty  que tienes -  cuando  la reviso se percato de que estaba hirviendo en fiebre – Por  Dios tu no – repetía  en lo que la tomaba en sus brazos rumbo al Orfanato, al llegar las religiosas le indicaron la  habitación para atenderla
     
  • Hermana María mantas agua, por favor – le  dice a la anciana mientras la llevaba en brazos
  • Enseguida – la religiosa sale rápidamente a buscar todo lo necesario
  • Le daré los medicamentos – dice  John nervioso
  • Claro – se  retira la Srita. Pony – que  pasara con ella
  • Se recuperara – dice  el doctor con esperanza
    En ese momento llega la Hermana María y de inmediato comienzan a atender a la maestra quien estaba inconsciente y respiraba con dificultad. El joven doctor sentía impotencia al ver a la joven tan débil, algo en su corazón había sido tocado, en realidad no quería que ella sufriera pero lo único que podía hacer es esperar a que los medicamentos surtieran efectos en ella. Cuando hubo terminado se retiro para hablar con las religiosas.
  • No entiendo cómo es que su cuerpo soporto tanto para que el virus la atacara, lo más probable es que se haya infectado cuando ayudo a la joven que llevo al Hospital.
  • Nunca se quejo de malestar – dice  la anciana – siempre  se vio fuerte y por mas que le pedimos que descansara se negó
  • Tal vez el agotamiento le bajo las defensas y se puso mal de repente, seguiremos con el tratamiento – dice el joven
  • Si John nos ha ayudado tanto que no sabemos cómo pagarle – dice  la religiosa
  • No diga eso, la salud es lo primero,  yo regresare al Hospital solo para avisar que estaré aquí atendiendo un brote de influenza
  • Pero como va a descuidar su trabajo – dice  apenada la anciana – nosotras  nos encargaremos se lo aseguro
  • No – dice  seriamente – me  quiero quedar con ella, yo la atenderé
    La anciana se sorprende ante la revelación del joven, sin embargo la religiosa no entendía – No  John le aseguramos que estará bien atendida, usted debe continuar con sus otros pacientes – dice  la Hermana María
  • Hermana – le  dice la Srita Pony – porque no me acompaña a la cocina antes que se retire el joven para preparar la cena de los niños
  • Si está bien Srita Pony – contesta  un poco desconcertada
    Una vez que se encontraban en la cocina la anciana le hace ver lo que sucedía – Hermana  María – le  dice con seriedad – es  evidente que John no va a dejar sola a Paty, así que sería mejor no insistir demasiado
  • Pero ¿por qué? – dice  aun sin entender -  se   ha tomado demasiadas molestias con nosotras y realmente me apena no poder pagarle por sus servicios
  • Hermana – la  toma de los hombros – no  se da cuenta que el la quiere
  • Pero como – dice  sorprendida – yo  pensé que eran amigos
  • Si lo eran pero sucedió – dice encogiéndose de hombros – será mejor avisar al Señor Albert para que ponga un telegrama a la abuela Martha
    La religiosa asiente aun sorprendida – le diré a Tom que le avise
     
    Mientras en la habitación John aprovecho unos minutos a solas con la maestra, aun sabiendo que tal vez ella no lo escuchaba – Por qué Paty, porque tu – decía  apesarado – cuando  aprenderás a escucharme y a hacerme caso – continuaba  diciéndole – descansa  volveré pronto – se despide y sale una vez que la Hermana María estaba de regreso para atender a la joven.
  • Nos veremos más tarde hermana, iré a avisar al Hospital – dice  aun angustiado
  • Claro, yo me encargare – dice  

Antes que cayera la noche el joven doctor se encontraba de regreso, en el Orfanato no se hizo esperar la visita de Albert quien estaba al pendiente de la salud de la maestra sentado en una silla no paraba de mover sus dedos uno alrededor de otro, respiraba con dificultad y repetía constantemente el nombre de Stear cosa que a Albert no le sorprendió mucho

  • Albert qué bueno que estas aquí – dice el joven al verlo en la habitación
  • No podía dejarla sola no en un momento así, ya avise a su abuela Martha llegara por la mañana – agrega el rubio
  • Me alegra le ayudara saber que la gente que la ama esta cerca – dice el joven sin apartar la mirada de la maestra
  • Claro la gente que la ama – repite pensativo
  • Revisare a los niños – dice el joven dirigiéndose hacia el otro extremo de la habitación
    Albert entendía bien lo que estaba sucediendo, sin embargo en ese momento lo más importante era que los medicamentos reaccionaran favorablemente en la joven maestra, algunos minutos más permaneció en el lugar y luego se retiro.

Por la noche John atendía a la joven maestra que se encontraba inconsciente,  decía frases sin sentido, pero entre las palabras que decía mencionaba constantemente a Stear, el doctor sentía curiosidad, - ¿quién es Stear? – se  preguntaba, así continuaba poniendo mantas sobre la frente para bajar la fiebre y continuaba con el tratamiento homeopático, la tos no cesaba y su respiración se dificultaba produciendo un ronquido en el pecho, John no podía evitar sentirse impotente ante la situación, durante esa noche no paro de atender a la Paty, al verla sentía un dolor en su pecho algo que no se podía explicar un sentimiento que comenzaba a entender al verla, tan delicada e indefensa sobre esa cama, tomo su mano en un momento en que no pudo más y con lagrimas en sus ojos empezó a hablar – Paty que me has hecho, porque desde que te conocí entendí lo que era la felicidad, te necesito sana y te necesito a mi lado, no puedo evitar sentirme así cuando te veo tan frágil, Paty yo …. Yo te amo – al decir esto rompió en un llanto silencioso, se limpio las lagrimas y acaricio su blanca piel – Stear no te vayas – decía la joven, ahí estaba nuevamente delirando y repitiendo el mismo nombre. El joven doctor no quería siquiera imaginar lo que sus palabras significaban - ¿Stear? – repitió, era mucha su curiosidad sin embargo guardo sus pensamientos para después.

La mañana siguiente a primera hora Albert se encontraba en la estación del tren, de entre la gente que bajaba de los vagones distinguió la blanca cabellera de la abuela Martha, su rostro reflejaba preocupación y tristeza – Abuela – saluda el rubio

  • Señor Andley, gracias – dijo afligida
  • Vamos su nieta la espera – le dice animándola
     
    En el Orfanato John se encontraba aun dormido, el cansancio termino por vencerlo, estaba sentado sobre el piso a lado de la cama, ahí había pasado la noche velando el sueño de la maestra, al entrar la Señorita Pony no pudo evitar emocionarse al ver las muestras de cariño del galeno hacia Paty, pero se vio en la necesidad de despertarlo para que pudiera descansar un poco – Hijo – le dice la anciana – hijo será mejor que vayas a dormir 
    El joven abrió los ojos percatándose que ya había amanecido – ¿qué hora es? – pregunta
  • Casi las siete de la mañana – concede la anciana
  • Paty – dice mirándola – necesito revisarla antes de ir – dice poniéndose de pie, afortunadamente la fiebre había cesado un poco, aunque no había mejorado notoriamente la maestra sanaba poco a poco, al terminar sonríe un poco
  • ¿Cómo esta? – pregunta
  • Bajo la fiebre, respira mucho mejor y al menos ya no delira – dice más tranquilo
  • Yo me quedare con ella para que usted duerma – dice la anciana
  • Gracias – dice el joven retirándose hacia la cocina donde la Hermana María terminaba de preparar el desayuno.
  • Buenos días John – saluda la religiosa – puedes pasar al dormitorio de los niños para que descanses
  • Le agradezco, pero me sentará mejor una taza de chocolate – dice el joven
  • Claro con gusto – responde buscando una taza para servir el liquido
    A lo lejos se escuchaba la marcha de un coche, era Albert y la abuela Martha, tan pronto llegaron los pocos niños que se habían puesto de pie formaron una algarabía al ver que se trataba del rubio, al entrar John miro con curiosidad a la anciana dama
  • Buenos días – saluda el rubio – John ella es la abuela Martha
  • Es un placer señora – dice un poco confundido, estaba emocionado por conocerla pero a la vez triste por la situación
  • Abuela él es el Doctor Matheus quien ha estado ayudándonos constantemente
  • Mucho gusto – responde la anciana – quisiera ver a mi nieta – dice ansiosa
  • Venga conmigo yo la acompaño – dice el joven ofreciendo su brazo
  • Gracias – dice siguiendo al joven
    Apenas entraron a la habitación y la anciana rompe en llanto al verla sobre la cama – mi niña como es que te pudo pasar esto – dice sollozando
  • Señora, ella ha mejorado – la consuela – los medicamentos han hecho efecto en ella y mejorara se lo aseguro – dice el joven con certeza
  • Gracias es usted muy amable – dice respirando profundamente
  • Yo me tengo que retirar ahora – dice el joven cuando en ese momento Paty volvía a hablar sobre Stear distrayéndolos a ambos de su conversación, el joven doctor se quedo algo serio al escucharla
  • Mi niña – dice la anciana, luego mira al joven – Stear fue un amigo de ella, murió en combate – dice respondiendo la pregunta que se hacía John
  • No lo sabía, ella ha estado llamándolo todo este tiempo – dice el joven
  • Sufrió mucho cuando murió, todos sufrieron su pérdida – agrega la anciana
  • Bien no la distraigo mas, me tengo que retirar ahora, regresare por la tarde
  • Gracias es muy amable de su parte – dice la anciana

John se despidió de todos y se retiro a su casa para descansar un poco, pensaba constantemente en lo que supo sobre Stear – un amigo – repetía – tal vez un amigo por quien sentía algo especial – pensó, continuo con su camino y al llegar a su departamento se dispuso a dormir, se sumió en un profundo sueño en donde veía a Paty corriendo por la pradera del Orfanato, el iba tras ella y la joven maestra seguía corriendo, corría tan rápido que no lograba alcanzarla, a lo lejos un joven la esperaba y tomados de la mano los perdía de vista, John gritaba con todas sus fuerzas pero la joven maestra no lo escuchaba, en ese momento John despertó repentinamente su corazón estaba acelerado – Paty – repitió -  Paty – volvió a decir, ahí se quedo el joven tumbado en la cama pensando sobre todo lo vivido anteriormente, con un sentimiento en su corazón que no lo dejaba en paz.