Revelaciones
Tras caminar unos 3 kilometros, distingue la choza que le habían señalado
las religiosas, toco la puerta de madera, un hombre le abrió - ¿Que se le
ofrece? – pregunta toscamente
-
Estoy
buscando al Sr. Bernardo, ¿está él? – pregunta parada aun en la puerta
-
Esta,
pero ha enfermado, me temo que no podrá verlo por el momento, ¿quién es usted?
-
Bueno
mi nombre es Laila Connor, y ¿qué es lo
que tiene el Señor Bernado?
-
Bueno
hay días que amanece bien otros mal, y hoy es un día en que amaneció mal
-
Pero
¿qué es lo que le pasa?
-
Es
difícil de explicar parece que su cuerpo se debilita y no tiene fuerzas para
ponerse de pie, duerme la mayor parte del día – explica – si quiere volver mañana
-
Bien,
entonces volveré mañana – dice la joven
retirándose del lugar, Laila regresó al Hotel donde se hospedaba para hacer
algunas anotaciones, después de ver al Sr. Bernardo le escribiría al Conde y su
esposa para darles detalles de los avances que tenía en la investigación.
Ese
mismo día Sara también llegaba de regreso a Chicago, en la estación de tren
Archie ya la esperaba, la joven le pareció extraño no ver a Albert, pero apenas
la saludo el joven le explico los motivos por los cuales no estaba en Chicago
le entrego la carta y la llevo a su departamento tal como se lo había ordenado
su tío – Y ¿cómo están las cosas en Nueva York? – pregunta mientras transitan
por las calles de Chicago
-
Peor
que aquí creo – dice la joven – son muchos los heridos por la guerra y además
los contagios por la Gripe Española aumentan de manera desmedida
-
Si lo
sé – dice el joven – aquí hacemos lo que nos recomiendan, afortunadamente John
está aplicando el tratamiento homeopático a algunos pacientes – dice con
esperanza
-
Eso es
grandioso, mi padre termino convencido también, solo espero que se controle
esta enfermedad – dice la dama
-
¿Y como
viste a Candy cuando se marcho a Francia? – pregunta el joven con nostalgia
-
Se veía
triste no te lo voy a negar, pero me consuela que va con Frank y el estará
cuidando que nada malo le pase – dice la joven tranquilizándolo
-
Si me
da gusto que ella por fin tenga ojos para alguien más, por un momento pensé que
el ir a Nueva York le traería amargos recuerdos después de lo que le sucedió –
dice el joven
-
Pues si
la vi algo nerviosa al llegar – recordó Sara – incluso no quería ni siquiera ir
al teatro
-
No es
para menos después del accidente que tuvo una mujer que termino separándola del
amor de su vida – repone el joven
-
¿Accidente?
– pregunta con curiosidad
-
Si
bueno, mmm no soy yo quien debería hablarte sobre eso – dice el joven midiendo
el rumbo que llevaba su conversación
-
Pero
Candy es mi amiga, sabía que algo escondía pero nunca me atreví a preguntarle
nada – dice la joven tratando de que le siguiera contando mas
-
Bueno
es que ella era novia de un actor, se supone que ese viaje definiría muchas
cosas en su vida, ella tenía tantos anhelos y sueños, pero Susana se interpuso
en el camino y ellos terminaron separándose – dice el joven
-
¿Susana
Marlow? – pregunta la dama sorprendida
-
¿Si la
conoces? – pregunta el joven
Pero
Sara no sabía que decir, realmente quería indagar mas sobre el asunto – es una
actriz ¿no es así? – responde finalmente
-
Era,
después del accidente ya no volvió a los escenarios, el asunto es que Candy
decidió dejar a Terry para no interponerse entre ellos ya que la mama de ella
se empeño en que se casaran – dijo el joven estacionándose frente al
departamento de la dama
-
Pobre
Candy, ahora la entiendo – dice pensativa – muchas gracias Archie – dice cambiando
de tema
-
Ha sido
un placer – dice el joven ayudando con el equipaje de la dama
-
Nos
vemos otro día – la joven se despide pensativa en todo lo que había sabido
sobre Candy
-
Hasta
luego – Archie se despide y se retira perdiéndose entre las calles
Sara
entra en su departamento y se sienta a darle vueltas al asunto – entonces Terry
y Candy… pobre Frank él quiere a Candy, pobre Candy ella se hizo a un lado y
ahora que murió Susana Terry tal vez la busque y entonces Frank va a sufrir no
quiero imaginar todo lo que está por suceder, Dios ayúdalos para que nadie
salga lastimado – dice la joven tras procesar toda esa información en su
cabeza.
En
Escocia el Conde Rosell recibía la noticia del ataque, preocupado por la salud
del Duque y además por su hijo Daniel trato de persuadir a su esposa para viajar y
cerciorarse que se encontraba fuera de peligro.
-
Lo ves,
algo presentía – le dice preocupada –
pero y Daniel como es que lo sabe
-
El
volvía a Paris, para regresar a Escocia en el camino escucharon el tiroteo –
dice el conde
-
Por
Dios mi hijo estuvo en peligro – dice poniendo su mano sobre la boca - ¿Como
pudo pasar? – se preguntaba
-
Fue
Giraldi – dice con seguridad
-
Pero
entonces … - dice temerosa
-
Era
contra mi – la mira fijamente – debo ir
de inmediato a Francia, Daniel esta allá necesito ir por el pero no quiero
dejarlas solas, tendré que contratar gente para que las cuiden
-
Está
bien solo tráelo a mí de nuevo – dice angustiada
-
Claro
que si querida, ahora mismo iré a buscar gente – dice el caballero
-
Pero,
¿por qué haría algo así Giraldi? – pregunta preocupada
-
Por
ambición y por odio – le dice secamente
-
¿Que
pasara ahora? – pregunta
-
No lo
sé querida, debemos ser cautelosos y cuidarnos de ese monstruo, pobre Richard –
se lamenta
-
Lo sé,
nos tendió la mano cuando mas necesitamos y ahora … - la dama toma su mano –
aunque tengo miedo quedarme sola confío que serán unos cuantos días
-
No creo
que intente nada por el momento, pero dejare gente cuidando la casa y hablare
con la servidumbre
-
Está
bien, no me puedo negar a que viajes, pero ¿cuándo te irás?- pregunta
-
Mañana
mismo pero antes quiero dejarlos protegidas
En
Francia el Dr. Michael Girard en cuanto se dio cuenta de lo sucedido a Flammy
no dudo en ir a su lado para asegurarse que estuviera bien atendida, al entrar
en la sala pronto ubica a la enfermera que se encontraba muy concentrada
leyendo un libro de medicina, camina hasta quedar frente a su cama, la dama
bajo el libro y lo miro algo extrañada – Doctor Girard, ¿qué le trae por esta sala?
– pregunta con serenidad
-
Me
entere de lo sucedido, ayer no pude venir pero aquí estoy – dice mirándola
fijamente - ¿Cómo se siente?
-
Algo
dolorida pero bien – dice la dama
-
Fueron
muy valientes al ir allá
-
Es
nuestro trabajo, para eso estamos aquí – concede la dama
-
Así es,
afortunadamente están de regreso, mujeres tan bonitas como ustedes no deberían
estar aquí – dice con seriedad
-
Pero
que dice Doctor Girard – sonríe nerviosamente
-
Es la
verdad, si me lo permite yo podría hacerme cargo de sus curaciones – dice el
joven
-
Usted
ya tiene mucho trabajo en pediatría – repone la chica
-
Puedo
darme un poco más de tiempo, por mi no hay inconveniente – dice el galeno
-
Pero
hay una enfermera que se encarga de eso – vuelve a excusarse
-
No me
lo niegue por favor, largas fueron las horas al saberlas lejos en ese peligro
constante – le implora
-
Está
bien – dice finalmente – por mí no hay problema
-
Gracias
– dice complacido, en ese momento una enfermera los interrumpe
-
Doctor
lo solicitan en pediatría – dice la enfermera
-
Claro
voy en seguida – responde, luego vuelve a la plática con Flammy – veré si puedo
venir más tarde – dice sonriendo
-
Claro
nos vemos Doctor – dice la dama sintiendo una extraña sensación al verlo
retirarse, pero volvió a su lectura cambiando el rumbo que llevaban sus
pensamientos
En otra
parte de Francia tras varios días en altamar, arriba a Brest el Buque militar,
siendo trasladados por tierra Terry y el Coronel Howard, viajaron por tren y
finalmente en carros militares, al llegar al Hospital Saint-Leuis, pasan a
recepción, el Hospital estaba abarrotado, había demasiada gente en la sala de
espera, las camillas con pacientes iban y venían, por un momento el inglés se
sintió desorientado, pero el Coronel rápido lo condujo hacia una zona con menos
gente – Por aquí le indica – y entran en una pequeña oficina, el Teniente Neville estaba junto con Frank,
Terry lo mira sorprendido
-
Terry –
le dice Frank – pasa, el es el Teniente Neville, antes de ver a tu
padre necesita hablar contigo – el rubio lo saluda estrechando su mano seguido
de una palmada
-
No –
dice bruscamente – quiero verlo ya
-
Joven
es necesario hablar con usted – repone Neville
-
Me disculpa
pero en este momento lo único que me interesa es verlo a el
Frank
tuerce la boca resignado – Esta bien
vamos Terry
El inglés
lanza una mirada fulminante al Teniente y sale detrás de Frank - ¿cómo esta? – pregunta al ir por el pasillo
-
Mejor
aunque sigue inconsciente pero ha mejorado – le dice Frank serio – y tu ¿como estas?
-
No
podría estar peor – le dice secamente –
discúlpame Frank pero ni siquiera pregunte como han
estado – le dice
-
Estamos
bien haciendo lo mejor que podemos – dice el rubio
Finalmente
llegan al cuarto donde estaba el Duque, al entrar los ojos de Terry se
ensombrecen cuando lo mira lleno de tubos y conexiones, tenía un respirador
conectado, una sonda y algunos otros aparatos que hacían ruidos extraños y
uniformes, Frank se da cuenta de la impresión que se llevo el inglés – Te aseguro que está bien – le dice
El inglés
asiente con la cabeza – quisiera estar a
solas con el
-
Está
bien, en cuanto puedas me avisas para que el Teniente hable contigo
-
Si –
responde secamente
En otra
parte del Hospital la rubia terminaba de contarles un cuento a los niños, después se disponía a ver a Flammy para después
ir a la sala de urgencias y finalmente iría a revisar al Duque, al ir caminando
por el pasillo un presentimiento dentro de ella crecía, conforme se acercaba su
corazón se aceleraba, no entendía lo que sucedía, al abrir la puerta del cuarto
del Duque, se encuentra con la mirada intensa del inglés, su alma parecía
salirse de su cuerpo – Terry – dice finalmente
El inglés la mira y camina a su encuentro, la
abraza sin pensarlo – Candy – siente que
su alma descansa por fin, necesitaba saber que las dos personas por las que
tanto temía estaban bien, luego se separa y la mira, acaricia su rostro –
Candy, ¿como estas? – pregunta
-
Bien ¿cómo
te fue de viaje? – pregunta separándose
de el
-
Sin
contratiempos – le dice sin apartar su
mirada de ella
-
No
sabes lo preocupada que estaba al no saber si venias en camino, si recibiste el
telegrama…
-
Ssh –
pone su índice en su boca – ya estoy
aquí
-
Bueno
yo vine a revisar a tu padre – dice cambiando de tema luego toma su bitácora y comienza con su trabajo
El inglés
asiente y no deja de mirarla, cada movimiento que hace, cada gesto, se sienta
en un sofá y espera a que la rubia termine, ella se pone muy nerviosa al darse
cuenta que la observaba, cuando termina respira aliviada – termine y ¿dónde vas a quedarte? – pregunta
-
No creo
ir a ninguna parte que no sea aquí, iré a la casa que tenemos aquí para asearme
solamente, si es que está en condiciones de ser habitada – aprieta los labios
-
Si
necesitas ayuda en cualquier cosa, aquí estaré – le dice tímidamente
“Te
necesito a ti” – piensa para sí –
Gracias por todo – le dice finalmente
-
Bien me
tengo que retirar, nos vemos luego – se despide y sale del cuarto
El
inglés la mira por el pasillo, sentía un dolor en el pecho no podía contarle
nada de lo que había sucedido, ahora menos cuando la situación de su padre
también era delicada, tenía que ser fuerte y mantenerse firme para no perder el
control frente a la rubia.
Nuevamente
volvió a tomar asiento junto a su padre, se veía tan pálido y demacrado, el
hombre fuerte que conocía había desaparecido – Padre – murmuro en voz baja – Debes recuperarte entiendes – luego toma su mano – dime que me escuchas, he venido a estar contigo –
el inglés sintió una leve opresión en su
mano, no pudo evitar estremecerse ante la sensación – Padre ¿me escuchas? – pregunto nuevamente, pero el Duque no se movía. Así
paso el resto del día al lado de su padre tratando de platicar un poco con el
aunque no estuviera seguro de que lo escuchaba.
Por la noche el inglés no pudo ocultar mas su
impotencia al ver a su padre inmóvil, sentado en una silla cerca de la cama
tomo su mano – padre sé que me escuchas,
me he cegado por el rencor, pero no puedo ocultar lo mucho que te amo, te
necesito a mi lado, te necesito fuerte – por sus mejillas rodaban cristalinas lagrimas –
necesito tu consejo, necesito que sepas
lo mucho que te quiero – se limpio sus
mejillas, luego sintió nuevamente que su padre le apretaba la mano esta vez mas
fuerte, el inglés se sorprendió ante la respuesta que había tenido, salió del
cuarto en busca de la enfermera en turno para avisar de lo que había sucedido –
Enfermera, es mi padre me ha apretado con fuerza la mano – le dice mientras caminan de regreso por el
pasillo.
-
Eso es
muy bueno joven, espere en el cuarto voy
a avisarle a la Doctora encargada para que revise todos los signos del Duque.
-
Está
bien – contesta y regresa a la habitación
Unos
minutos después entra Candy al cuarto, para grata sorpresa del inglés – Candy –
expresa sorprendido
-
Me toco
guardia esta noche – le dice - ¿así que ha reaccionado?– pregunta
-
Si me
apretó la mano, antes ya lo había hecho pero con muy poca fuerza pero esta vez
fue más fuerte – explica el ingles
-
Eso es
muy bueno Terry, lo voy a revisar – le dice tomando su estetoscopio para escuchar el
corazón, luego le revisa los ojos, le toma el pulso y los reflejos –
ciertamente su pulso es mejor que antes
– hace anotaciones, luego le toma la
mano al Duque – Señor Granchester ¿cómo
se siente? – dice la chica dulcemente,
el Duque le aprieta la mano – ho por
Dios tienes razón – dice la rubia con
una gran sonrisa – el escucha, cuanto me
alegro, no cabe duda que el hecho que estés aquí le ha ayudado mucho
-
¿Tú
crees? – pregunta con curiosidad
-
Por
supuesto el te ama – le dice sonriendo
El
inglés solo sonríe – y bien ahora que
sigue
-
Seguiremos
el mismo tratamiento, pero tengo mucha fe en que pronto despertara
-
Eso
espero – dice el inglés más tranquilo
-
Bueno
me voy, debo seguir con el trabajo – le dice
la rubia mirándolo con cariño
-
Bien
nos vemos luego – le contesta Terry deseando que no se fuera
La rubia sale y deja a Terry en la habitación, el inglés se siente más
tranquilo y contento Candy le daba la fuerza y la confianza para saber que las
cosas irían mejor, por su parte la chica salió a hacer su ronda como de
costumbre, seguía atendiendo a Jim quien se había convertido en un buen amigo,
sin embargo su estado era ahora mucho peor que antes, tendido en la cama y con
un dolor que le partía el alma Jim estaba agonizando – Jim, estoy aquí me
dijeron que necesitabas verme
-
Gracias
Candy – dice dolorido – te quiero pedir un favor muy especial
-
Claro
dime lo que sea – asiente la rubia
-
Quiero
que escribas una carta para mi novia, ya que no creo poderla escribir yo mismo
-
Por
supuesto – luego abre un cajón de un
buro y saca unas hojas de papel – bien estoy lista – le indica la rubia
Jim comienza
a dictarle la carta - Querida Rose, espero que te encuentres bien, aquí las
cosas han ido un poco mal, solo deseo que sepas lo mucho te amo y que siempre
te tengo en mis pensamientos……………- así
continuo hasta terminar su carta – recuerda que tu vida no debe detenerse con mi partida,
yo estaré mejor donde voy, se feliz porque solo así yo descansare en paz - la
rubia no podía evitar que las lagrimas le rodaran. Sabía que era una carta de
despedida.
-
Mañana
mismo la pondré en el buzón, hay algo más que pueda hacer por ti – le dice tomando su mano
-
Me temo
que has hecho ya suficiente – le dice
con dificultad
-
Me
quedare contigo hasta que te duermas Jim
-
Gracias,
será como llegar al cielo de la mano de un Ángel
-
Jim no
digas esas cosas – dice la rubia entre
sollozos
-
Tu
sabes que es verdad – dice jim
-
Es
mejor que duermas
-
Si es
mejor que duerma, Candy – le dice –
gracias por todo, has sido la mejor enfermera que he conocido
-
Solo
hago mi trabajo – dice tomando su rostro
– ahora duerme
-
Está
bien – Jim poco a poco va cayendo en un
sueño profundo, sin saber que ya jamás despertaría de él.
Tampoco Candy se percataría de eso hasta la mañana siguiente cuando termina
su turno y va a revisarlo por la mañana, al entrar observa que aun sigue
dormido, pero al acercarse y tomar su mano nota su mano tiesa y fría, Jim había
muerto mientras dormía – Jim – dice con
tristeza – mi pobre Jim – toma la sabana y le cubre la cabeza luego sale en
busca de Frank para avisarle del deceso del soldado – Frank al llegar esta mañana lo encontré así – dice la rubia apesarada
-
Pobre
Jim, había sufrido demasiado, iré a avisar al Teniente Neville para que se
encargue de todo
-
Claro
me quedare con él hasta que vengan por el cuerpo
-
¿Tu
estas bien? – pregunta el rubio
La
joven asiente con la cabeza – el necesitaba descansar ya, además anoche se
despidió de mi – agrega
-
Bien
entonces regreso en un momento, ¿estarás bien? – pregunta
-
Si no
te preocupes – dice la rubia algo triste, el
joven doctor sale y después de unos minutos trasladan el cuerpo del
soldado, Candy se retira con su semblante entristecido por la pérdida de su
amigo, caminando por el pasillo se topa con Daniel quien diariamente iba al
Hospital, al verla no pudo evitar preocuparse por ella
-
Candy
¿Qué sucede linda? – pregunta con cariño
-
No es
nada es solo que … - Candy no podía evitar que sus lagrimas asomaran al
instante el joven la estrecha en sus brazos
-
¿Qué
pudo suceder para que llores de esta manera? – dice el joven
-
Un buen
amigo falleció – dice separándose de Daniel
-
Cuanto
lo siento – dice el joven – ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor? –
pregunta tomando su barbilla, había algo en ese joven que hacía sentir a Candy
protegida
-
Gracias
no te preocupes por mi – dice bajando su mirada
-
Qué te
parece si mañana vamos a caminar por la tarde – le dice el joven
-
Está
bien – dice esbozando una sonrisa
-
Así
esta mejor, vengo por ti en la tarde – dice el joven y se retira hacia la
oficina de Neville
Ni
Candy ni Daniel se dieron cuenta que cerca de ahí se encontraba Terry quien
observo toda la escena, estaba más que celoso por la manera en cómo le hablaba
a Candy, como se había atrevido a abrazarla y acariciarla, definitivamente ese
joven estaba invadiendo un terreno prohibido y el cual estaba dispuesto a
defender a capa y espada – No sabes dónde te estás metiendo muchachito –
murmuro para sí – mi Candy eres tan ingenua pero yo te voy a proteger – pensaba
el ingles
La
rubia se dirigía a recepción para dejar
la carta de Jim con la correspondencia para que fuera enviada a América, luego
se encamina a los dormitorios, había sido una noche bastante larga llena de sin
sabores, se sentía cansada pero sobre todo muy triste, descanso el resto de la
mañana para ingresar al turno de en la tarde esperando que la salud del Duque
mejorara durante el día.
En
Escocia el Conde Rosell terminaba de hacer sus maletas para viajar a la mañana
siguiente, su hija Margaret ya se había recuperado de su lesión recibía la
visita de Richard quien además ir a ver a Margaret también iba para saber sobre
el ataque que había sufrido su padre, el joven estaba tan molesto que deseaba
salir corriendo a casa de Giraldi y enfrentarlo él solo, pero Rosell trataba de
tranquilizarlo de la mejor manera – Hay
que ser cautelosos hijo, debemos actuar con prudencia ya que es un hombre
peligroso, de que te serviría ir, no sacarías más que una buena paliza y la
burla de ese hombre
-
No sé
qué hacer me estoy volviendo loco aquí solo sin hacer nada, me siento inútil e
impotente – dice el joven visiblemente enojado
-
Deberás
hacerte cargo de la casa tu padre así te lo encomendó, eres el hombre de la
casa ahora y por tu padre no te preocupes su hijo Terruce debe estar con el –
asegura el hombre
-
Terruce
– murmura – me alegra saber que se preocupo por mi padre
-
Hasta
no volver te diré que haremos, por el momento no hagas ninguna locura hijo – le
ordena el caballero
-
Se lo
prometo Señor – dice el joven
-
Bien
ahora quiero que vuelvas a tu casa y cuides de tus hermanos
-
Así se
hará y no se preocupe por su esposa e hija yo veré por ellas en estos días
-
Te lo
agradezco – dice acompañando hasta la puerta al joven
-
Mucha
suerte, nos veremos en unos días – dice el joven estrechando su mano
-
Nos
vemos Richard – dice el caballero mirando al joven hasta que sube al coche.
El
Conde Rosell no podía evitar sentir algo de culpa por el atentado, sabía que
iba dirigido a él y por esa causa su amigo ahora estaba herido. Su esposa lo
miraba desde el corredor, sabía que su esposo estaba muy afligido por lo
sucedido, pero también sabía que la guerra estaba declarada con el Conde
Giraldi, subió al ático y busco de entre todo lo que había ahí se paro frente a
un cuadro que estaba cubierto con una sábana blanca, la quito y vio la pintura
que había debajo – mamá – susurró – hasta donde llegara ese hombre con su odio
y rencor, como es posible que aun después de tu muerte y después de tanto
tiempo este empeñado en hacernos daño, ¿qué es lo que busca? – se preguntaba
mirando la bella imagen de la dama y que era tan parecida a Candy, el cuadro
que llego a descansar en ese lugar precisamente para evitar la ira de ese
hombre y que ahora más que nunca estaba decidido a hacerles daño.