Un
Angel entre escombros
En Escocia
el Conde Rosell se preparaba para su viaje a Paris, esa misma tarde un tren que
lo llevaría a Dover y luego a Calais, ya tenía más personas vigilando la casa
eso le daba tranquilidad, un mozo lo acompañaba en su viaje además de tres
lores de la cámara designados para revisar la condición de los miembros que
estaban hospitalizados, irían bien protegidos les habían brindado todo el apoyo
necesario.
En el
castillo del Conde Giraldi recibía las noticias del ataque, enfadado se
enteraba del fracaso de su plan.
-
¿Pero
cómo es posible, que no pueden hacer nada bien? – grita enojado
-
Amo,
había soldados franceses no nos percatamos y repelieron la agresión
-
Y dices
que lograron atrapar a uno de los nuestros
-
Sí,
pero no creo que hable, el solo recibió la paga y no supo de donde provenía
-
Quiero
que lo busques y lo vigiles y en la primer oportunidad lo matas – le dice enojado
-
Pero
amo, es demasiado riesgoso – dice el
mozo nervioso
-
Lo harás
o de mi cuenta corre que no vuelvas a ver a tu familia
-
No
ellos no, hare lo que me dice – le contesta con miedo
-
Bien
entonces no regreses hasta que cumplas con tu encomienda
-
Hay
algo mas – dice temeroso
-
¿Qué
sucede?
-
El
Conde Rosell, no viajo
-
Pero
qué diantres, que no dijiste que confirmo – gruñe molesto
-
Si pero
no supe que sucedió amo
-
Maldición,
es que tengo que hacerlo yo todo – dice dando un golpe a la mesa
-
Sé que
el Duque de Granchester está entre los heridos
-
También
ese se salvo, maldición – exclama enojado
-
Tendremos
que esperar y buscar otra oportunidad, no podremos actuar hasta que las cosas
se tranquilicen
-
Hay
otra cosa de la que me entere amo – dice temeroso ante la actitud del Conde
-
¿Qué más
pasa? – pregunta enfadado
-
El
Conde Rosell, tiene pistas sobre el paradero de su hija, Laila Connor parece
que está haciendo un buen trabajo
Sus
ojos se oscurecen – Quiero que
investigues todo sobre esa mujer y en cuanto tengas la información, me la haces
llegar, tú te encargaras de desaparecerla y deshacer cualquier forma posible
que dé con la muchacha.
-
Como
ordene no será difícil, la mucama de Rosell es buena amiga de mi hijo y por eso
tengo esa información – dice el empleado
-
Bien,
creo que te estás ganando una recompensa, pero primero quiero ver resultados,
también quiero que interceptes la correspondencia proveniente de América
dirigida a Rosell me la hagas llegar a mí.
El mozo
asiente con la cabeza – Si no se le
ofrece nada más me retiro
-
Vete
ya, necesito estar solo, tengo mucho que pensar – dice tomando asiento nuevamente.
El mozo
se retira en medio de una sensación de miedo que le invadía los sentidos, sabía
que el Conde Giraldi era un hombre cruel y no se detenía ante nada, por lo que
busco la manera de encontrar a aquel hombre y desaparecerlo, de la misma manera
que tendría que saber más sobre Laila, su paradero, sus avances, todo lo
relacionado con la hija del Conde Rosell.
En
Paris los primeros rayos del sol comenzaban a asomar, Candy ya estaba de pie
antes de comenzar con su trabajo pasaría a ver al Duque y a su ahora amiga
Flammy, al entrar en la habitación del Duque miro a Terry tumbado en un pequeño
sillón, dormía aun por lo que aprovecho para platicar un poco con el Duque
-
Buenos
días, ¿cómo amaneció el día de hoy? – pregunta la dama casi en un susurro
inaudible, toma la bitácora y revisa las ultimas anotaciones – ha mejorado
mucho y tengo toda la confianza en que pronto abrirá sus ojos – dice
acercándose y tomando su mano – Sabe que su hijo desde que llego no se ha separado
de aquí, es porque realmente lo ama y lo quiere ver sano – en ese momento el
Duque oprimió ligeramente la mano de la rubia – Lo sé pero necesita decírselo
en persona – decía la dama, levemente movía los dedos pero parecía que era un
esfuerzo muy grande para el hombre por lo que no podía hacerlo por mucho tiempo
– Ahora descanse, pero prométame que va a luchar – dice la dama retirándose de la
cama, se giro y miro al inglés sumido en un sueño tan apacible parecía ser otra
persona, sus largas pestañas caían sobre sus mejillas, su barba comenzaba a
crecer y un mechón de su cabello estaba sobre su frente al mirarlo no pudo
evitar que un suspiro escapara desde lo profundo de su corazón, camino a su
lado y se hinco en sus tobillos para mirarlo más de cerca, al retirar el mechón
de su cara el inglés abrió los ojos encontrándose con la mirada de la rubia,
pero Candy se sonrojo al estar tan cerca de él que se puso en pie de inmediato.
-
No
espera – le dice ingles tomándola de la mano
-
No
quise despertarte – dice la rubia excusándose
-
No
sentí cuando entraste, debí estar muy cansado
-
Si eso
me temo – dice mirándolo con curiosidad – Terry no has salido de esta
habitación desde que llegaste, me pregunto si tienes un lugar donde ir – dice
la dama
El inglés
se frota la barba esbozando una sonrisa – No Candy, llevo tres días aquí y solo
me he bañado una sola vez, es algo complicado pero la casa que tenemos en Paris
no está en condiciones de ser habitada,
hago lo que puedo – dice resignado
-
Te
ofrecí mi ayuda porque no me habías dicho
-
Creo
que te he visto bastante ocupada – dice recordando su cita con Daniel – no
quisiera distraerte
Pero
Candy ignoraba la situación – por Dios Terry si alguna vez fuimos amigos… -
dice titubeante
-
Disculpa,
claro que quiero que me ayudes – interrumpe el ingles
-
Bien
pues entonces vamos, te darás un baño mientras yo hago la colada con tus ropas
– dice tendiéndole la mano y el tomándola
inmediatamente
Así
tomados de la mano caminaron por los pasillos del Hospital, había poca gente en
los pasillos y por un momento olvidaron la agobiada vida que llevaban en ese
lugar, tan pronto llegaron a los dormitorios la rubia le dio lo necesario a
Terry para que se dirigiera a las regaderas mientras ella iba a la parte
exterior para lavar sus ropas, algunos minutos pasaron y el inglés se conducía
al dormitorio de Candy como ella le había dicho para terminar de vestirse y
esperar a que ella llegara, terminaba de abotonar la camisa cuando la rubia
llegaba, el verlo fresco, limpio y aun con su melena castaña húmeda hizo que su
corazón se acelerara, sus miradas se cruzaron pero Candy rompió el hechizo de
ese momento – Se siente mucho mejor ¿no?
-
Si
mucho mejor – susurra
-
Debemos
volver – dice de inmediato – antes de empezar mi turno debo visitar a una amiga
– dice la dama
-
Tienes
muchos amigos ¿no?, aquí en el Hospital – murmura algo serio
-
Pocos –
repone sin entender
-
Me da
gusto – dice caminando hacia la puerta – Candy ¿cuándo volverás a América? –
pregunta
-
No lo
sé, aun no nos han dicho nada – dice saliendo de la habitación – cuando esto
termine tal vez
-
¿Me lo
dirás cuando lo sepas? – pregunta el ingles
-
Si
claro – responde y continúan caminando hasta la habitación del Duque, Frank
estaba revisándolo cuando la pareja entro, ambos se sorprendieron al verlo lo
mismo que Frank
-
Buenos
días Terry.. Candy – saluda el galeno
-
Buenos
días Frank – saluda Terry – ¿Cómo encuentras a mi padre? – pregunta
-
Hola
Frank – saluda la rubia tímidamente respondiendo el rubio con una sincera
sonrisa
-
Mucho
mejor, entre abrió los ojos y ha movido sus dedos, eso es más que mejor, lo
mantendré en observación durante este día para ver los avances, cualquier cosa
que observes avisa a la enfermera en turno – dice el rubio
-
Qué
bien entonces se está recuperando – dice con esperanza
-
Así es
amigo – dice el rubio dándole una palmada en la espalda
-
Bueno
yo me tengo que retirar – dice la rubia – nos vemos luego
-
Candy
espera – dice Frank – te acompaño – dice encaminándose a la puerta – nos vemos
luego Terry
-
Si nos
vemos – dice lanzando una mirada a la rubia, en el pasillo Frank aprovecho para
hablar con Candy
-
Candy,
quisiera hablar contigo, tengo muchas cosas que platicarte y algunas preguntas
– dice el galeno
Candy
temía verse descubierta con respecto a Terry pero no quería mantener mucho
tiempo la misma situación – Por supuesto Frank
-
Vamos a
mi consultorio ahí hablaremos sin contratiempos – indica el galeno
Al
estar en el consultorio Frank pregunta sin rodeos - ¿Cómo es que conociste al
Duque de Grandchester?
-
Yo
pues… fue en el tiroteo, cuando lo llevaban en la camilla Daniel menciono que él
era el Duque de Grandchester – Candy mintió para no lastimar al rubio
-
Entiendo
– dice pensativo – llevas una buena relación con el chico ¿no es así?
-
Pues sí,
es buen amigo, dice que le recuerdo a su hermana y me ha platicado muchas cosas
de su vida – repone la dama
-
Lo
entiendo es muy fácil confiar en ti – dice mirándola fijamente
-
Bien
pues me retiro, debo prepararme iré a la diligencia – dice la dama poniéndose
de pie
-
Tengan
cuidado – dice confundido – no andes sola por favor – dice suplicante
-
Claro
que si no te preocupes, nos veremos por la tarde – dice la dama despidiéndose
-
Si nos
vemos – se despide el galeno quedándose solo y pensativo en su consultorio, no
estaba muy convencido con la respuesta de la rubia pero tampoco quería
agobiarla con sus interrogatorios.
En la
recepción del Hospital un elegante caballero preguntaba por el Duque de
Grandchester a la enfermera encargada – ¿Es usted familiar? – pregunta la
enfermera
-
No, yo
soy un viejo amigo – repone el caballero
-
Mire
señor por lo delicado de la situación con el Duque será necesario que de aviso
al Teniente Neville antes de que reciba cualquier visita – indica la dama
-
Si si
entiendo – titubea el caballero
-
Si me
permite espere aquí yo ire con el Teniente – indica la dama, retirándose de
inmediato
Algunos
minutos pasaron cuando venía de regreso la enfermera acompañada del Teniente
-
¿Conde
Rosell? – pregunta Neville
-
A sus
ordenes – dice el caballero poniéndose de pie
-
Lo estaba
esperando – indica el Teniente – necesitamos hablar sobre el ataque, es una
situación muy delicada
-
Claro
por eso mismo he venido – concede el caballero
-
Si me
acompaña por favor – le dice caminando por el pasillo, en ese momento Daniel
llegaba al Hospital y alcanzo a ver a su padre, apresuro su paso logrando
llegar hasta él, el Conde al verlo no pudo evitar abrazarlo con cariño – Daniel
hijo que felicidad volver a verte – indica el caballero
-
Papá
como los extrañe – repone el joven
-
Si
gusta me puede alcanzar en mi oficina – interrumpe Neville
-
Ho
perdón Teniente, no me di cuenta – se excusa el caballero
-
Daniel
lleva a tu padre a mi oficina cuando terminen – indica el Teniente
-
Si
Señor – contesta con voz firme, luego vuelve su atención a su padre – ¿como
esta mamá y Margaret? – pregunta emocionado
-
Hijo
ellas están bien me pregunto cómo están las cosas aquí – inquiere su padre
-
Padre,
tengo que presentarte a alguien, es fantástica y cuando la veas entenderás
muchas cosas – dice el joven emocionado
-
Por lo
que entiendo es una chica – dice con seriedad – Daniel no es el momento de
amoríos, las cosas están muy complicadas en Escocia y aquí, no quiero que te
distraigas con boberías – dice su padre molesto
-
Pero
papá no se trata de eso, cuando la conozcas sabrás de lo que te hablo, después
de ver a Neville te llevare con ella
-
Por
Dios Daniel, no sabes el lio que ha sido llegar hasta aquí – repone molesto –
deje vigilancia en casa, ese ataque no era contra Grandchester sino contra mí,
no te das cuenta que esto es más grave de lo imaginado, tu madre está muy
nerviosa de solo imaginar que estuviste tan cerca del ataque y aun mas que
estas aquí expuesto – continua diciendo
-
¿Contra
ti? – pregunta confundido – pero quien podría atentar contra tu vida
-
Giraldi
– dice con su voz llena de miedo – siempre ha sido así, no tengo muchas pruebas
pero ese hombre hará lo imposible para acabar conmigo – indica su padre
-
Maldición,
ese maldito esta allá algunas veces lo vi pasar frente a la casa, miraba al
interior, pero cuando se daba cuenta que yo lo veía se iba de inmediato – dice
el joven
-
Porque
no me lo dijiste entonces – pregunta desesperado
-
No creí
que fuera hacer algo contra nosotros – repone el joven
-
Bien
pues ya sabes de qué trata todo esto, mañana mismo regresaremos solo vine porque
el Duque es buen amigo mío y sé que por mi culpa esta así – repone el caballero
-
Bien
vayamos con Neville seguramente tendrán mucho de qué hablar – dice caminando
por el pasillo – ha y… - Daniel dudaba en decirle lo de la diligencia pero no
tenia opciones
-
Y que
Daniel – pregunta su padre
-
En unas
horas iré acompañando a un grupo de doctores en una diligencia camino a Somme
para buscar sobrevivientes – indica el joven
-
De
ninguna manera – ordena el caballero
-
Pero
papá me ofrecí y quiero hacerlo, soy un hombre de palabra – dice el joven
-
Estoy
poniéndote al tanto de la situación y tú te encaprichas con tus alardes de
valentía – dice molesto el caballero
-
No son
alardes es mi trabajo, viene a ayudar a salvar vidas, es lo único que te pido,
que esperes volveremos por la tarde
-
Está
bien – dice resignado llegando a la oficina de Neville, Rosell entra mientras
que Daniel se dirige a preparase para salir, mientras caminaba por el pasillo
pensaba sobre la situación que su padre le había contado sobre Giraldi conocía
bien la reputación de ese hombre y se estremecía solo de pensar que ese hombre
era capaz de matar a su padre, entonces desistió de la idea de llevar a Candy
con ellos, no era el momento era mucho más seguro que nadie la relacionara con
ellos, pues no sabía que reacción tendría la dama por lo que podría quedar
expuesta a merced de Giraldi.
Tras
poco más de una hora estuvieron encerrados hablando del asunto, Rosell expuso
la situación con Giraldi y el teniente se convenció de que el ataque no iba en
contra del Duque, sin embargo tenía que reunir pruebas para inculpar a Giraldi,
pero el único hombre que habían detenido no les daba mucha información,
finalmente Rosell salió de la oficina para dirigirse a ver a su amigo.
Al
llegar al cuarto toca una vez y abre la puerta – Buenos días – saluda el caballero amablemente – soy el Conde Rosell
– se presenta – Richard es amigo mío
-
Adelante
– le dice el inglés – yo soy su hijo mayor Terruce Granchester
Al mirarlo siente una extraña sensación, aquel caballero era rubio y con
algunas pecas en sus mejillas - ¿Qué han
dicho los doctores? – pregunta sacándolo
de sus pensamientos
-
Ha
mejorado, desde que llegue está dormido, entre abrió los ojos esta mañana y ha
movido los dedos, no sé cuanto más siga así
-
Richard
amigo, pero ¿qué te ha sucedido? – dice apesarado y acercándose a la cama
-
Iré
afuera, necesito ver a una persona – dice el inglés saliendo de la habitación para dejar
a los dos hombres solos
-
Adelante
aquí me quedare con el – le responde el
caballero
Al
salir Terry se topa con la rubia que venía a poner medicamento a su padre, al mirarla vuelve a sentir esa
extraña sensación al recordar al Conde – Candy – le dice con sorpresa – iré a buscar al Teniente Neville, dentro esta un
buen amigo de mi padre – en eso venia
una enfermera alcanzando a la rubia
-
Candy,
es necesario que vayas con el Dr. Curtis necesita ver un asunto contigo – dice la enfermera
-
Iba a poner
este medicamento al Duque – dice mientras Terry se queda serio al saberla cerca
de Frank
-
Yo me
encargo – le dice la enfermera
-
Bien
pues te acompaño – le dice al inglés – me queda de paso
El
inglés asiente y camina junto a la rubia, llegan a la oficina de Neville y
ambos se despiden – bien hemos llegado a
la oficina del Teniente Neville – dice mientras abre la puerta, dentro estaba
Jonathan y el teniente que al ver a la rubia no dudan en saludarla
cariñosamente, situación que molesto aun mas al inglés.
Candy –
se pone de pie Jonathan – que gusto verte linda – saluda
-
Hola
Candy – saluda el Teniente – Sr.
Granchester, que bueno que está aquí, necesito hablar con usted
-
Hola me
da gusto verlos – saluda la rubia – los dejo, con permiso – la rubia sale de la oficina y va en busca de
Frank quien le daría algunas instrucciones antes de salir a la diligencia
El
Teniente invita al inglés a sentarse – Sr. Granchester, lo que tengo que tratar
con usted es un asunto muy delicado – dice sin rodeos
-
Lo
escucho, quiero saber cualquier cosa relacionada con el ataque
-
Bien –
aprieta los labios – el ataque fue una
emboscada para matar al Conde Rosell, aprovechando la Guerra pensaron que sería
fácil sin embargo no contaban con que un grupo militar estuviera cerca.
-
Pero
Rosell está aquí lo acabo de dejar con mi padre – dice confundido
-
Así es
el vino a hablar conmigo antes de ver a su padre – repone el Teniente
-
Y saben
¿quién fue el autor de todo? – pregunta molesto
-
Parece
ser que un tal Conde Giraldi, pero no hay pruebas que lo inculpen – dice
encogiéndose de hombros
-
Pero
como puede ser posible, debió haber dejado algo o alguien puede saber
-
Capturaron
a un hombre pero solo recibió la orden y la paga por el trabajo
-
Maldición
– expresa malhumorado
-
Haremos
todo lo posible por esclarecer el ataque pero debe tener cuidado, cuando
vuelvan a Londres sería mejor que se oculten
-
Pero ¿Por
qué?
-
Si el
ataque era también contra su padre tal vez intenten nuevamente atacarlo,
entiende
El
inglés se angustia ante la noticia y temeroso asiente – Esta bien, si es todo entonces me retiro
-
Adelante
– dice el Teniente y se retira de la
oficina
Al
llegar a la habitación de su padre el Conde Rosell platicaba con el Duque dándole ánimos para que
pronto se recuperara, el inglés se reconforto al ver que había gente que lo
apreciaba – Pienso que si nos escucha –
dice el Conde al verlo
-
Claro
en alguna parte de su cerebro nos escucha
-
Sabes –
le dice – siempre me platicaba sobre ti,
está orgulloso por los logros que has tenido en América
-
De
verdad, pues desde que partí a América jamás volví a Londres
-
A veces
los padres actuamos erradamente al tratar de cuidar a los hijos, pero según
supe, alguien le abrió los ojos y entendió que no era teniéndote con él a la
fuerza como se ganaría tu cariño
-
Vaya
alguien más pudo hacerlo entender, pero a su propio hijo simplemente lo ignoro
– dijo irónicamente
-
Terruce,
no juzgues a tu padre, estoy seguro que ha hecho lo que ha podido por tu
bienestar
-
Bien
pues, solo espero su recuperación – dice secamente
-
Claro
que si, pronto, espero que pronto – dice pensativo
-
¿Tiene
donde quedarse? – pregunta
-
Ho si
sí, no te preocupes – dice amablemente –
bueno yo me retiro, mañana vendré a
despedirme, solo quería saber que estaba bien
-
Claro,
aquí estaré
El
caballero se despide y sale de la habitación, camina por los pasillos y entre
las enfermeras ve a una rubia cuyos grandes ojos verdes le parecieron más que
conocidos, apresuro mas su paso para verla más de cerca, sin embargo aquella
joven se perdió entre las enfermeras, por más que la busco no pudo encontrarla
y pensó que todo había sido producto de su imaginación, a lo lejos alcanzo a
ver a Daniel quien estaba en la recepción ya preparado – En cuanto vuelvan
quiero que vengas a la casa donde nos estamos quedando, mañana mismo volveremos
a Escocia – ordena su padre
-
Claro
que si papá – repone el joven
-
Bien
entonces me voy, tengo que ver asuntos con los miembros de la cámara que han
venido conmigo
-
Nos
vemos por la tarde – se despide el joven
Poco a
poco las enfermeras y doctores se fueron reuniendo y subiendo a los camiones,
Daniel le indico a Candy que lo acompañara en la cabina, así emprendieron su
travesía hacia Somme en un pueblo cercano que había sido atacado y no había
llegado ningún camión en busca de sobrevivientes, el traslado duro unas 2 horas
y rápidamente los voluntarios bajaron y comenzaron su búsqueda, llevando
consigo camillas y maletines con medicamentos para atender a los heridos, tras
varias horas comenzaron a reunir a algunas personas, los fueron acomodando en
los camiones, faltaban menos de una hora para dar el toque de queda, Candy se
había alejado de su grupo, entro en un callejón todo estaba en silencio, pero
tenía un presentimiento algo que le invitaba a seguir adelante, había una construcción
derrumbada lo que pudo haber sido un salón de baile, la puerta estaba tirada
entro y todo aquello estaba en ruinas, el techo se habia venido abajo
destruyendo todo a su paso, camino un poco mas hasta salir a un patio, había
una buadrilla, bajo unos escalones y se encontró sobre un piso de madera, sin
duda alguna más abajo había una construcción por lo que su instinto la hizo
buscar de entre los escombros una entrada hacia algún lugar, mientras los
minutos transcurrían y en punto de reunión todos los doctores y enfermeras se
empezaban a reunir para regresar, Daniel está comenzando a desesperarse al no
ver a Candy, pero la rubia continuaba con su búsqueda por fin vio hacia un
extremo del lugar y encontró una especie de mueble que tapaba algo, lo hizo a
un lado y se encontró con una escalera que bajaba, sin dudarlo bajo aprisa y se
encontró en una habitación el olor que percibía era a humedad combinado con
algo podrido, no era un olor agradable, alcanzo a escuchar un murmullo y aunque
el miedo la invadía siguió adelante, había una puerta frente a ella y tomo la
manija para abrirla poco a poco la abrió y al verlo que había dentro sus ojos
se abrieron como platos, no podía siquiera creer lo que sus ojos veían, un
soldado alemán estaba al frente de un grupo de personas, estaba protegiéndolos
tenía sus manos extendidas comenzó a decir algo que la dama no entendía.
-
Was uns nicht umbringt, bitte (no nos mate,
porfavor)
-
Tranquilos – decia la dama aun sorprendida
– he venido a ayudar – decia mostrando su maletin
-
¿Sie sind Dr.? (¿usted es doctora?)
-
No tengo armas solo quiero ayudar – decía
la joven y el soldado bajo la guardia, no entendía a la joven pero sabía que no
los iba a lastimar – necesito revisar a estas personas – decía mirando a las
personas
-
Verletzt habe getan, was ich konnte, für sie ( Estan
heridos hice lo que pude por ellos)
-
Señor no le entiendo nada, pero creo que
sabe que estoy aquí para ayudar - decía
la joven caminando hacia los enfermos y comenzando a revisarlos
-
Dieu merci, ils sont venus( Gracias a
Dios han llegado) – decía en francés una mujer a quien empezó a revisar la
rubia
-
Tranquila
Señora, no entiendo muy bien lo que dice pero ha mencionado a Dios verdad –
decía la enfermera – pronto estarán en el Hospital – murmuraba,
Largos
minutos transcurrieron y Candy continuaba atendiendo a los heridos, el soldado
Alemán le decía la condición de cada uno, pero la rubia no entendía nada de lo
que él decía, sin embargo sabia que aquel hombre había hecho una gran labor, en
el punto de encuentro todos habían abordado los camiones, Daniel se resistía a
partir pero los demás soldados sabían que las reglas tenían que respetarse y
una de ellas era partir antes del toque de queda, también sabían que cualquier
Doctor o Enfermera que no llegara al punto de encuentro a tiempo tenía que
buscar refugio para pasar la noche.
-
Tenemos
que irnos – le dice un soldado – no podemos poner en riesgo la vida de estas
personas por una Doctora
-
Pero es
que no la puedo dejar aquí – dice desesperado
-
Sargento,
le recuerdo las ordenes, debemos apegarnos solo así llegaremos a tiempo y a
salvo – repone el soldado
-
Está
bien vámonos – dice resignado
Todos
los camiones se ponen en marcha, poco antes de ocultarse el sol habían llegado
al Hospital, rápidamente bajaron a los heridos, Daniel tenía que ir a dar el
informe sobre la misión pero antes de llegar con Neville Frnak lo aborda.
-
¿Dónde
está Candy? no la vi bajar de los camiones, acaso llego tan cansada que se fue
a su habitación – pregunta
-
Frank –
lo mira reflejando miedo en sus ojos – ella… ella no llego – dice apesarado
-
¿Cómo?
– pregunta desesperado – pero es que no la esperaron como es que no llego, se
supone que iban en grupos como pudo haberse separado
-
No lo
sé, íbamos en un grupo de pronto no la vimos mas, creí que había regresado ella
sola sin embargo cuando nos reunimos no estaba y la esperamos lo mas que
pudimos y no llego – dice el joven angustiado
-
No
puede ser, no Candy – murmuraba Frank, Terry miro a lo lejos a ambos jóvenes,
sabía que algo sucedía, tenía un mal presentimiento pero no sabía si se trataba
sobre su padre o alguien más, al acercarse escucho con claridad lo que pasaba
-
Era
necesario volver, no podíamos poner en riesgo la vida de los heridos y del
personal – dijo Daniel
-
¿Qué
está pasando? – inquiere el ingles
Frank
lo mira con sus ojos ensombrecidos – Es Candy, no volvió de la misión – dice el
joven
-
¿Qué
estás diciendo?, ¿Dónde está ella? – grita desesperado
En el
pasillo comenzaban a llamar la atención del personal – En Somme – responde
Daniel – en alguna parte del pueblo
Terry
sintió una punzada en su pecho – Maldición – dice desesperado – si algo le pasa
me encargare de que te arrepientas de haber nacido – dice tomando a Daniel de
la chaqueta
-
Cálmate
Terry – dice Frank separándolos – no es culpa del Sargento, el solo hizo lo que
el reglamento dice
-
Que me
calme, podría estar en peligro sin un lugar donde pasar la noche, no pienso
quedarme aquí lamentándome – dice el inglés caminando de prisa dando largas
zancadas
-
Que vas
a hacer Terry – pregunta el galeno
-
Iré a buscarla
– dice de manera burda dejándolos atrás e ignorando los argumentos que ambos
jóvenes le daban para impedir que hiciera esa locura
-
Terruce
es peligroso no puedes salir solo en medio de la noche – decía Daniel
-
Cállate
muchachito, por tu culpa ella está allá de seguro tú la enredaste para que
fuera – grita molesto
-
Por
Dios Terry deja de decir tonterías – repone Frank – no hagas nada
impulsivamente
-
Voy a
ir Frank nada me detendrá – dice con seriedad
-
Entonces
ten cuidado – dice resignado – trata de no hacerte ver, cualquier movimiento
dispararan – indica el joven
-
Lo sé y
lo entiendo – dice poniéndose la capa – la traeré de regreso – dice mirando a
la oscuridad de la noche
-
Mucha
suerte y que Dios te acompañe – dice el joven, mirándolo salir del Hospital y
perdiéndose entre las sombras.
Mientras Candy terminaba de atender a los heridos, no tenía muchos
medicamentos pero aquel soldado tenia algunos que le fueron de mucha utilidad,
entre los dos ayudaron a esas personas, sin embargo había algunos casos delicados,
heridas profundas que tenían que ser atendidas de inmediato antes de que se
infectaran, la noche había caído y la
rubia sabía que sus compañeros ya se habían marchado por lo que tenía que
esperar al día siguiente para encontrarlos en el mismo lugar. El soldado le
señalo un lugar a la rubia, pasando por entre escombros salieron a una patio
contiguo, luego entraron por una puerta de lo que había sido un restaurant, la
llevo hasta la cocina y aunque estaba derrumbado buena parte el almacén de
alimentos y aunque algunos estaban en mal estado había algunas latas que se
podían aprovechar, tomaron algunos frascos, latas y un poco de pan duro y lo
llevaron para dar de comer a los enfermos, así transcurrían las horas sin que
la rubia se percatara de la hora que era, poco a poco todos se fueron
durmiendo, el soldado Alemán fue hacia un extremo de la habitación donde había
una rendija que daba a la calle, había hecho una escalinata para llegar a ese
lugar, desde ahí con su rifle vigilaba el sueño de sus pacientes. Candy no pudo
evitar sentir admiración por ese hombre que sin conocer a esas personas y
pudiendo haber sido agredido por ellos al saber que era un soldado Alemán
seguía cuidándolos y buscando la manera de que estuvieran mejor.
En alguna parte y en medio de la noche un caballero se deslizaba por entre
las sombras, caminaba sigilosamente y sin tregua, cada vez más cerca de su
objetivo, llevaba más de dos horas caminando y seguía con el mismo ritmo que
había comenzado, su pasos eran largos y firmes sus ojos parecían penetrar entre
la oscuridad, no se podía detener, poco a poco comenzó a ver algunas
construcciones, había llegado al lugar, ahora tenía que buscar a la rubia pero
como hacerlo si todo parecía ser igual, escombros en todas partes, llego al
callejón que le habían mencionado donde ya no supieron mas de ella y comenzó a
caminar, sus sentidos se agudizaron cualquier ruido para él era importante,
camino algunos metros mas pero no había nada que le indicara un camino,
continuo moviéndose. Dentro de su refugio el soldado vigilaba, a lo lejos
observo un hombre que caminaba despacio, su larga capa le dio desconfianza
cargo su rifle lo que alerto a la rubia.
-
¿Sucede
algo? – pregunto la rubia
-
Shh nicht verpassen Lärm (Shh no haga
ruido señorita) – decia el aleman
-
Ho Dios ayúdanos por favor – oraba la dama
El inglés se acercaba mas al lugar donde se
encontraban y el soldado enfocaba su objetivo, pero un golpe en el hombro había
hecho que su puntería fallara por lo que al disparar rozo al inglés, sin
embargo lo hizo caer al suelo, pensando que había acertado el Alemán se
apresuro a bajar para salir a ver al hombre herido, pero Candy sentía una
angustia inexplicable, respiraba alterada el sonido de la detonación la estrujo
sintiendo una punzada en su pecho – Espere por favor – suplicaba al soldado –
yo iré si esta herida esa persona yo la traeré
-
Warten Sie hier, Fräulein (espere aqui
señorita) – decia el soldado
-
No no – decía la dama – yo iré
Mientras
afuera el inglés se recuperaba, aquello había sido un rozón que lo
desequilibro, miro hacia el lugar de donde había venido la detonación y camino
cuidadosamente escondiéndose detrás de cualquier objeto que lo ocultara, adentro
Candy trataba de detener al soldado, no sabía porque de pronto tenía esa
necesidad de ser ella quien saliera a ver al herido, se adelanto al soldado
quien entendió lo que pasaba bajo su arma y dejo que la rubia fuera mientras el
volvía a tomar su lugar para vigilar, Candy llego hasta la puerta por donde
había entrado y al abrirla frente a ella la figura de un hombre la dejo sin
habla.