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lunes, 17 de septiembre de 2018

CAPITULO 15


El reencuentro

En Chicago Archie ya había llegado de su luna de miel, Albert estaba ansioso por partir hacia Nueva York, por obvias razones.
- Y bien tío, entonces te irás la próxima semana - dice el caballero elegante
- Si pero quiero dejar cerrado el negocio con los Japoneses, dejara jugosas ganancias a los inversionistas - dice Albert con toda seguridad
- Y ¿vas a ver a Sara? - pregunta con curiosidad
- También a Candy - agrega
- Me alegro mucho por ti Albert, realmente pensé que tú estabas enamorado de Candy -  menea la cabeza
- Y lo estaba - dice el rubio - pero el corazón de Candy ya tenía dueño - dice con un poco de nostalgia
Archie se sorprende ante tal revelación - Pero tú nunca le llegaste a decir nada de tus sentimientos, como es que te lo pudiste callar
- A diferencia de ti Archie, lo que sentía yo por Candy era algo mucho más limpio y sincero, realmente quería su felicidad y si su felicidad es solo a lado de Terry nada puedo hacer yo
- Tienes razón, mi cariño hacia Candy era más capricho que amor, aunque quien no llegaría a amar a una mujer como ella
- Así es Archie, pero para mi suerte llego Sara y para tu suerte Annie - le sonríe - a propósito como esta ella no he podido verla
- Muy bien, feliz de ser la Sra. Brower
- Te felicito es una joven muy hermosa y muy dedicada al hogar – le dice sonriendo
- Tío ¿cuando sucedió? si se pudiera saber – pregunta con curiosidad
- Cuando ¿paso qué? – pregunta
- Que te enamoraste de Candy porque la conociste desde muy pequeña no es así
- Fue durante el tiempo que vivimos juntos – dice recordando – no pude evitarlo
- Entiendo, el convivir con ella te hizo verla de otra manera
- Me sentí un miserable porque conocía a Terry y sabia que ellos se amaban, pero sucedió – dice con nostalgia
- Entiendo pero aun así Terry ya no está – dice encogiéndose de hombros
- Siempre estará además no se ha dicho la última palabra – agrega
- Es verdad podría ser no es así tío – dice mirándolo fijamente
- Eso espero de todo corazón por ellos

Así pues ambos caballeros seguían con sus asuntos de negocios, dejando de lado sus asuntos personales, en casa de los Andley Annie terminaba de desempacar en compañía de Paty quien no ocultaba su curiosidad por saber detalles sobre su noche de bodas – Cuéntame Annie sobre esa noche desde que Candy empezó a preguntar me dio curiosidad también
-          Paty lo único que te puedo decir es que es algo maravilloso que no podría contarte pero si amas a la persona resulta como caminar entre nubes – dice su amiga sin dar muchos detalles
-          Pero dicen que duele ¿no? – insiste
Annie sonríe un poco sonrojada – es mínimo el dolor comparado con lo que obtienes a cambio – dice pícaramente
Paty abre mucho los ojos – entonces lo de menos es el dolor
-          Paty no puedo decirte con palabras pero es algo muy hermoso – dice sin mas detalles
-          Entiendo en su momento lo sabré – dice resignada
-          Así es mi querida amiga, y por cierto has visto a John – le sonríe la joven
-          Hem……… si va al Orfanato una vez por semana para revisar a los niños – dice un poco nerviosa
-          Qué bien y no te ha invitado a salir – ahora pregunta con curiosidad
-          No porque me invitaría
-          Vamos Paty sabemos que causaste un buen efecto en el, me sorprende que no te invite a salir
-          No Annie solo somos amigos, buenos amigos y nada mas – dice secamente
-          Está bien Paty si sucede algo entre ustedes me lo contaras no – pregunta la morena
-          Si Annie serás la primera – dice ayudando a su amiga

Pero Paty aun sentía nostalgia por Stear no quería olvidarlo, pero tampoco podía negar que había algo en John que le atraía y a la vez le daba miedo sabía que era un hombre con mucha más experiencia que cualquier otro y no quería salir lastimada, por lo que para ella era mucho mejor mantener las distancias.

En Nueva York los días transcurrieron tranquilamente, cuando Eleonor llegaba al Hospital siempre buscaba a Candy para saludarla, por su parte la rubia se sentía contenta de ver a gente querida para ella. El día de la fiesta el chofer llego puntual por Candy, la llevo a la casa de la Sra. Becker y tras un momento ambas mujeres salieron por las calles de Nueva York, Eleonor insistió en comprarle un bello vestido a la rubia para usarlo esa noche de la misma manera compro una zapatillas y un tocado, cuando llegaron a la casa ella dispuso el cuarto de huéspedes para Candy y aunque ella sentía que era demasiado Eleonor le insistía con el pretexto de que para ella era un regalo de cumpleaños. Cuando Candy hubo estado lista bajaron juntas a la sala donde ya estaban algunos amigos de la dama, la noche transcurría tranquilamente Candy poco a poco fue sintiéndose cómoda y a salvo, pudo quedarse sola y andar por la habitación con soltura y conversar con algunas personas.

En otra parte de Nueva York un joven de cabello oscuro sale de su departamento elegantemente vestido con un frac en color negro, llevando consigo un hermoso ramo de rosas rojas y un hermoso estuche negro, tras manejar algunos minutos llego frente a la elegante casa donde se llevaba a cabo una fiesta. Dentro de la casa Eleonor le presentaba a varias personas a la rubia, sabía que la dama llenaba un vacio en su corazón con fiestas y eventos
-          Mira Candy el es mi abogado y amigo Sir. Henry  -  dice la dama acercándose a un elegante caballero, su cabeza pintaba algunas canas ya
-          Un placer Señor – dice la rubia
-          El placer es mío – dice depositando un cálido beso en la mano de la joven – Ely – dice dirigiéndose a la dama – este regalo es para ti – dice mostrando un estuche pequeño
-          Ho Henry no debiste molestarte – lo toma y abre sorprendiéndose con el par de pendientes de diamante que se mostraban ante sus ojos – son muy bellos, gracias
-          No es nada comparado con lo que te mereces – dice mirándola con emoción – bien las dejo tendrán mucho que platicar entre damas – dice el caballero y se retira
-          Es un hombre muy amable Señora – dice la rubia
-          Ho es un gran amigo – dice la dama – pero no puedo ser nada más que eso
-          Pero porque Señora Becker aun es muy joven y hermosa – dice la joven
-          Candy solo una vez te enamoras – dice con nostalgia
-          Entiendo usted sigue amando al duque no es así – pregunta un poco temerosa
-          No es ningún secreto querida pero el decidió su camino hace mucho tiempo – dice caminando junto a la rubia por el salón
-          Si él se llegara a divorciar usted entonces podría…. – la dama la interrumpe
-          No Candy, como podría yo perdonarle algo como lo que me hizo, puso el honor por encima del amor y es algo que no podría perdonarle – dice con tristeza
-          Entonces lo mismo pasa con Terry como podría yo perdonarle que haya decidido por Susana porque también fue una cuestión de honor – dice en conclusión la rubia
-          No no – dice la dama tratando de convencerla – es muy distinto , Terry no se ha casado ha demorado la boda porque simplemente no se quiere casar con ella, pienso que deben hablar antes que pase más tiempo
-          Es difícil además me iré pronto será mejor que nunca se entere que estuve aquí – dice un poco temerosa la rubia
-          Inténtalo querida – dice tomando sus manos en ese momento el ama de llaves llegaba apresurada
-          Señora hay alguien en la biblioteca que quiere verla – dice la mucama
-          ¿Dijo quien era?- pregunto Eleonor a Emily
-          No Señora solo que era urgente.
-          Está bien, Candy me disculpas debe ser algún periodista – se excusa
-          Está bien señora yo estaré aquí -  le dice sonriendo sin siquiera sospechar lo que estaba a punto de suceder
La dama entra en la biblioteca y ve el hermoso ramo y el estuche sobre el escritorio - sabia que llegarías -  dijo mientras aspiraba el aroma de las flores
-          No podía faltar este día - una voz tras ella se escucho
-          Hijo - ambos se abrazaron
-          Feliz cumpleaños mamá - tomo su mano y la beso - me concede esta pieza bella dama - dijo el inglés al escuchar la bella música
-          Encantada – dice su madre


El joven caballero llevo a la dama hasta el centro del salón y dejo llevarse por la hermosa música, Candy se acerco poco a poco ya que se había reunido toda la gente alrededor de la pareja, cuando lo miro casi se le cae la copa que sostenía, poco a poco fue saliéndose de entre el tumulto, no sabía si salir de la casa ya que sería descortés de su parte después de las atenciones recibidas de la dama, por otra parte tendría que subir por su ropa, la joven no sabía qué hacer, cuando salió de entre la multitud, el vals había terminado, la chica busco un lugar solo en otra parte de la casa, era una pequeña salita tenía una terraza que daba al jardín, en el salón Terry y su madre se reunían con Henry su abogado – Terruce que gusto verte – dice el elegante caballero
-          Qué bueno que decidiste acompañarnos Henry
-          No podía faltar todos los amigos de tu madre estamos aquí acompañándola – dice mirando a la dama – por cierto vi salir corriendo a tu invitada – dice haciendo un gesto de confusión
-          ¿Que amiga mamá? – pregunta con curiosidad el inglés
-          Cof,cof,cof…- tose la dama – Henry podrías traerme un copa de Champagne por favor – así el caballero salió en busca de la burbujeante bebida
-          ¿Que sucede mamá? – vuelve a preguntar preocupado – ¿te sientes mal?
-          No no hijo es solo que se me reseco la garganta – se excusa
-          ¿Cual amiga? – volvió a preguntar
-          Es una amiga que conocí en Escocia – dice finalmente pensando en que no le estaba mintiendo a su hijo ya que así era
-          ¿Estas bien mama, estas mejor? – pregunta y en ese momento venia llegando una amiga de la dama quien efusivamente la abrazo dando sus felicitaciones, el inglés se sentía cansado por el viaje también aprovechando que su madre estaba acompañada busco un lugar lejos, coincidentemente fue a esa misma habitación ya que sabía bien que era un lugar tranquilo y desde la terraza podría respirar aire puro, cuando Candy lo vio venir asomándose por una rendija no sabía dónde esconderse así que corrió tras un sofá, cuando escucho abrir la puerta se asusto tanto que pensó que en un momento la iba a descubrir, el joven fue hasta la terraza y la abrió, no encendió alguna luz prefería estar en la oscuridad, Candy estaba hincada en posición fetal casi sin respirar, Terry percibió un aroma a jazmines pensó que podría venir del exterior, sin embargo no recordó que hubiera jazmines en el jardín, cuando regreso a la habitación el aroma era más fuerte, sin duda alguna venia de alguna parte ese aroma.
Mientras en el salón Henry venia ya con la bebida, había alcanzado ver a Terry entrar a la habitación y anteriormente también había visto a Candy también entrar  - Aquí tienes – dice tendiéndole la bebida a la dama – por lo que veo tanto tu invitada como tu hijo decidieron hacerse compañía
-          ¿Por qué lo dices? – pregunta preocupada
-          Pues porque acabo de verlo entrar en el cuarto de descanso y anteriormente también vi entrar ahí a Candy
La dama toma de un sorbo la bebida con grandes ojos – Creo que necesitare algo más fuerte que solo Champagne – dice de un resoplo mirando hacia la puerta de la habitación – tal vez sea mejor que se vean – piensa para sí pero niega con la cabeza
-          Ely ¿sucede algo? – pregunta
-          Ho Henry hay cosas que no entenderías – luego sale rumbo a la habitación
El inglés estaba a punto estaba de ir tras el sofá cuando Eleonor entro a buscarlo
-          Sabía que podía encontrarte aquí - le dice al entrar en la salita disimulando su sorpresa
-          Necesitaba aire fresco, pero no quise salir al jardín para no dejarte sola
-          Me imagino que has de estar muy cansado, si necesitas retirarte por mí no te detengas
-          De ninguna manera mañana descansare - Terry se veía algo confundido
-          ¿Te pasa algo hijo?- pregunto notando inquieto a Terry
-          Es que ese aroma, lo percibes, como si alguien estuviera aquí

La dama pronto reacciono - Ho si sabes que esta tarde me probé un perfume aquí se debió quedar penetrado
-          Ha entonces eso debe ser- el joven ofreció su brazo - vamos con los demás
Ambos salieron de nuevo a la sala, después de un momento Eleonor fue de nuevo a la salita en busca de la chica

-          Candy ¿sigues aquí? - pregunto
-          Si - respondió una voz desde la terraza
-          Hija es momento que se vean - le dice la dama tomando sus manos
-          No podre Sra Becker, no tengo el valor
-          Pero no te invite para que te quedes aquí encerrada
-          Me disculpara si me retiro en este momento - suplico la joven
-          Hija, está bien te entiendo

La joven salió por la terraza para evitar ser vista por el ingles, que en ese momento subía a la habitación de huéspedes, al entrar encontró algunas prendas femeninas que a juzgar por las telas no pertenecían a su mama, luego ese aroma nuevamente jazmines, tomo el sencillo vestido que estaba sobre la cama y lo acerco para olerlo- jazmines - dijo pensativo, en ese momento su corazón se acelero, mientras Candy iba ya en camino hacia el Hospital, tan pronto llego se mudo de ropa y se puso su bata, en casa de Eleonor Terry bajo rápidamente las escaleras y entro en aquella salita busco por todas partes, Eleonor lo vio cuando paso corriendo y fue a su encuentro.

-          ¿Donde estas?- preguntaba el joven - Responde ¿donde estas?
-          Hijo a quien le hablas - entro su madre viendo como Terry buscaba como loco
-          Madre dime que ella está aquí dime - la tomo por los hombros – era ella verdad tu amiga de Escocia era Candy – pregunta con desesperación
-          Si Terry era Candy  - dice finalmente
-          Lo sabia en la habitación de huéspedes esta su ropa, su aroma inconfundible - la miro a los ojos – pero porque no me dijiste nada – dice molesto
-          Oh por Dios Terry, le prometí no decirte nada, ella se acaba de ir

Terry sintió que su corazón se aceleraba - pero porque se niega a verme, acaso se siente avergonzada - se atrevió a decir visiblemente molesto.

-          No digas eso si ni siquiera la has escuchado
-          Como lo haría si ella se esconde, donde esta dime por favor ¿donde?
-          Hijo tranquilízate, ella está en los dormitorios del Hospital

Terry salió como alma que lleva el diablo y manejo hasta el hospital, brinco la barda que rodeaba el hospital y llego hasta los dormitorios, miro detenidamente y había uno que aun tenía una luz encendida sin duda alguna seria ella, en ese momento la rubia apagaba la luz y se fue a su cama, pero Terry supo bien cual era, así que llego hasta donde estaba, luego de algunas maniobras llego hasta la ventana, un ruido afuera inquieto a la joven quien se acerco para revisar - Candy se que estas aquí, abre - ordeno una voz que conocía bien, la chica se asusto y pensó para sí - Dios es Terry esta aquí - su corazón estaba acelerado y ella temblaba

-          Si no abres armare un escándalo y lo sabes - dijo el ingles

La joven sin poder hacer más fue hasta la ventana y abrió, rápido el inglés se introdujo, mirando perplejo la figura de la chica que la luna delineaba como testigo de ese encuentro

-           ¿Eres tú? - pregunto mientras se acercaba a ella, levanto su mano para acariciar su rostro pero temió que fuera un sueño y desapareciera
-          ¡Terry! - dijo la joven tímidamente - ¿que haces aquí?
-          Eleonor me dijo que estabas aquí - el ingles seguía acercándose a la joven
-           Terry es incorrecto que estés aquí - dijo la rubia nerviosa, mientras iba caminando hacia atrás
-          ¿ Porque te escondiste de mi?-  busco sus ojos
-           Terry por favor - suplico la joven - debes irte
-          Contéstame - la miro a los ojos, Candy había topado con la pared y el ingles estaba muy cerca
-          Tenía miedo de verte - apenas y contesto
-          ¿Porque tenias miedo?- se acerco mas apoyando un brazo sobre la pared
-          No quería que te enteraras de mi presencia
-          ¿Pero porque?- dijo confundido - es absurdo, tu y yo nos pertenecemos - tomo su barbilla - por más que quieras escapar de mi no podrías
-          Terry debes irte alguien puede darse cuenta que estas aquí - dijo nerviosa
-          No me iré hasta aclarar algunas cosas - dijo mientras la recorría con la mirada - ¿cuanto tiempo llevas en Nueva York?
-          Tres semanas - contesto tímidamente
-          ¿Y todo ese tiempo has estado aquí?- indago el joven
-          Si - la joven sentía que su corazón se salía al sentirlo tan cerca y Terry noto su nerviosismo
-          No te había visto – dijo - ¿o te has escondido de mí?
-          ¡No!,  hemos tenido mucho trabajo – indico
-          Entiendo - la seguía mirando, la bata que usaba Candy moldeaba bien su figura - eres más alta y más hermosa - dijo el ingles, sabiendo que la chica estaba muriendo de nervios
-          Tu también eres alto - dijo la joven mirándolo a los ojos
-          Candy - dijo sintiendo su alma desbocarse - te amo - se atrevió a decir
-          Por favor, Terry ¿que te propones?- dijo sintiendo que las rodillas se le doblaban, trato de caminar hacia otra parte pero Terry la detuvo, acorralándola en la pared
-          No te muevas, me has dado vida nuevamente no lo entiendes, ¿acaso ya no sientes nada por mi?- dijo tomando su rostro
-          Debes irte – suplico - si alguien te encuentra..
-          No me iré, hasta que me contestes - dijo acercándose más a ella
-          Pero Terry - dijo la chica suplicando
-          Contéstame
-          Si - dijo ella casi entre dientes
-          Si ¿que?
-          Eres imposible - dijo ella
-          Si ¿que?
-          Si sigo sintiendo lo mismo Terry - ella cerró los ojos y bajo su rostro
-          Y que es lo mismo – dice levantando su barbilla
-          Terry por favor – dice sorprendida
-          Que es lo mismo – pregunta con voz firme
-          Te….te sigo queriendo – dice casi entre dientes
-          ¿Cómo? que no escuche bien – dice sínicamente
-          ¿Porque me haces esto? – pregunta nerviosa
-          Porque necesito escucharlo de ti – dice mirándola a los ojos
-          Porque te quiero – dice bajando su mirada

Terry tomo su rostro y sus miradas se encontraron nuevamente, sonrió y delineo delicadamente sus labios con su índice, se acerco poco a poco a esos labios tan deseados pero cuando estaba a punto de besarla una voz fuera de su habitación los devolvió a la realidad – Candy  escuchamos ruidos y unas voces, ¿todo está bien?
Candy estaba tan nerviosa se aparto del ingles y camino hacia la puerta – Si todo está bien - dijo mientras abría la puerta - Ho Sra. Thompson, lo que pasa es que un gato andaba en el jardín y le estaba diciendo que sería mejor que regresara a su hogar -  dijo la chica sonriendo, la mujer asomo un poco mirando la ventana abierta
-  Ay Candy siempre con tus ocurrencias es mejor que cierres esa ventana o ese gato dormirá aquí – la  mujer se despidió y Candy cerró la puerta, al voltear choco con el inglés que estaba tras de ella

-          Pero Terry casi nos descubren, es mejor que te vayas
-          Mañana te veré, dime a qué hora paso por ti
-          Ya nos vimos - camino la joven alejándose del ingles
-          No,  necesitamos platicar – insistió – o  me quedare aquí toda la noche – dijo  retándola
-          Siempre tan voluntarioso – dijo  mirándolo – a  las 5 termino mi turno
-          Entonces ahí estaré Señorita pecas – dijo  sonriendo, se acerco rápidamente a ella y le robo un beso, sin que ella pudiera hacer nada, luego salió a toda prisa de su habitación dejando a Candy muda ante el acto del joven, llevo su mano a la boca y pensó – sigues  siendo el mismo Terry, por Dios me volviste a robar un beso – Candy  volvió a su cama pensando en todo lo que había pasado hacia unos instantes, en su rostro se dibujaba una sonrisa y su corazón estaba tan acelerado que pensó que se podría salir en cualquier momento.

Terry condujo hasta su departamento, tenía una sonrisa constante en su rostro, llego de tan buen humor que al entrar en su habitación tomo su bata y empezó a bailar con ella imaginando que era Candy pensaba para sí – te  robe un beso pero esta vez no me golpeaste pecosa – sonreía  se sentía tan feliz de haber visto a la única mujer que era capaz de transformarlo y ser el mismo.