Vistas de página en total

jueves, 31 de marzo de 2022

 

CAMINOS DEL DESTINO

CAPITULO 34

En Nueva York una dama contemplaba con nostalgia un álbum de fotos, sonreía al mirar algunas de ellas y a veces hasta los ojos se cristalizaban asomando alguna lagrima, el motor de un coche en marcha la distrae mirando a través de la ventana, observa con cariño el caballero que descendía, volvió a sus recuerdos mirando las imágenes de las fotos mientras que su esposo llegaba para contagiarse de la misma nostalgia – los extrañas demasiado ¿no es así? – dijo cariñosamente sentándose a su lado

-       Como no tengas idea – dice con nostalgia –  ¿y si visitamos a Sara? – pregunta pensativa

El hombre levanta las cejas – no lo se tendría que hacer algunos arreglos para ausentarme, en estos días no es muy fácil dejar el hospital

-       Solo serán unos días – repone tratando de convencerlo

-       Veré que puedo hacer pero no puedo asegurarte nada aun – dice tomando su mano

-       Está bien yo entiendo – dice resignada – desde que se marcho Frank he vivido con miedo de que algo les pueda suceder y aun mas cuando supimos lo del tren yo hubiese querido viajar a Francia

-       Lo sé querida afortunadamente no le paso nada de gravedad a él ni a Candy – dice con alivio

-       Cuando terminara todo esto – dice afligida

-       No lo sé, pero tenemos que ser fuertes y esperar – concede el hombre

-       Mientras tanto viviremos con esta angustia, lo único que me consuela es que con Esther estarán bien atendidos

-       Ya no pienses más querida, mejor acompáñame a cenar

-       Claro no te quiero agobiar con mis pesares – dice acompañando a su esposo hacia el comedor para disponerse a tomar sus alimentos.

Mientras tanto en Detroit Paty estaba acostumbrándose a su nueva vida, poco a poco logro hacer de su habitación un acogedor refugio donde sentirse protegida y a salvo de sus propios miedos e inseguridad, la Directora estaba muy contenta con su trabajo y su invaluable ayuda, además de encargarse de un programa de enseñanza para que tuviera más difusión la pequeña escuela, despertó tanto el interés de la joven que pronto las ideas empezaron a fluir – pienso que podríamos acondicionar un salón para enseñar música, tal vez un laboratorio para los experimentos y que los pequeños vean en la práctica todo aquello que leen en los libros – decía entusiasmada

-       Me parece una excelente idea así los niños no se aburrirán en las clases y puedan comenzar a venir más niños

-       Si,  aparte de eso podríamos incorporar un proyecto para contar cuentos e incluso escenificar obras de teatro referentes a los hechos históricos, sería una manera más fácil para que aprendan historia

-       Es una gran idea me gusta mucho tu entusiasmo jovencita – decía la mujer con alegría

Así pues continuaron el resto de la tarde organizando sus nuevos planes de trabajo, había otros 4 maestros en la escuela pero ninguno mostraba mucho interés por aportar ideas útiles, eran más conformistas y metódicos en sus enseñanzas. La joven maestra sabia que mantener su mente ocupada le ayudaría a olvidarse de John, ya que para ella las cosas eran más que claras.

Pero John no podía olvidar y tampoco quería obligar a su corazón a sentir algo diferente, libro una gran batalla para aceptar sus sentimientos como para ahora olvidar, pocos días habían transcurrido desde su regreso a Chicago, Shannon fue transferida a otro hospital ya que no quería tener ningún tipo de relación con la chica, continuaba con sus visitas al Orfanato con la única esperanza de recibir buenas noticias.

La vida en Chicago parecía ser tan normal como las últimas semanas, el hospital seguía abarrotado de personas con influenza entre otros padecimientos, y aunque ese día Martes podría haber sido fatídico por los oscuros planes del joven Legan, no sucedió nada que lamentar ya que Albert fue en busca de su novia al Hospital, al salir de su oficina se despide de ambos jóvenes que se encontraban aun trabajando y para sorpresa de Neil sus planes se vinieron abajo – ¿hace cuanto conoce a la Doctora? – pregunta pensativo

-       Eso es algo que no debe interesarte – repone Archie sin mirarlo

-       Es una simple pregunta – contesta más serio

-       Pues no debes preguntar tanto – dice guardando unos documentos

-       ¿Es de buena familia? – vuelve a preguntar

-       Te dije que no preguntaras tanto

-       Es simple curiosidad si Albert se casa con ella pasara a ser parte de la familia – dice

-       Si Albert se casa o no, si ella es de buena familia o no, son asuntos en los que debes mantenerte al margen, ya conoces a mi tío y no le gusta hablar de sus asuntos – concluye Archie dando por terminada la platica

-       Entiendo – se queda pensando un momento – Archie me quedare un momento más quisiera terminar un contrato para un nuevo negocio – agrega

El joven elegante solo levanta las cejas – seguro Neil, sí que estas tomando esto en serio

-       Ya te lo dije voy a demostrar que puedo hacer las cosas por meritos propios – dice finalmente

 

El joven Legan estuvo hasta altas horas de la noche trabajando en su nuevo contrato, quería ganarse la confianza de Albert para poder involucrarse en asuntos más privados, conocer sus clientes potenciales pero sobre todo conocer sus debilidades para poder actuar mucho mas certeramente.

El siguiente día uno de los hombres que había contratado lo busco cerca del banco, cuidando no ser visto por fin pudo hablar con el – ¿Que diantres haces aquí? – pregunta molesto

-       Solo quería avisarle que no pudimos hacer el trabajo, la muchacha no paso pero en cuanto tengamos una oportunidad lo haremos – decía agitado

-       No es conveniente que me vean contigo, sé que no iban a poder hacer el trabajo, pero ahora la orden es que esperen hasta que yo  les de indicaciones – dice el joven

-       Como usted diga señor – contesta bajando la mirada

-       Ahora lárgate antes que alguien nos vea – ordena retirándose del lugar y perdiéndose entre los transeúntes.

En Europa, aun continuaba el largo viaje a Escocia, aquella joven rubia estaba tan cansada que no se dio cuenta en el momento que se quedo dormida sobre el hombro sano de Frank, el joven sonreía al verla, su único propósito ahora sería dejarla en buenas manos cumplir con su palabra como había quedado con Daniel y aunque sus dudas eran muchas no había opción, tenerla cerca no ayudaría en nada, sería más doloroso y poner distancia entre ellos era una buena solución. El camino era aun muy largo, apenas y pasando de medio día el tren llegaría a Londres para descansar antes de emprender su viaje a Edimburgo y precisamente ahí en esa ciudad un joven llegaba a una ya conocida villa, con intención de saber la llegada de Candy no dudo en visitar a la Duquesa O’Conell para saludarla ya que era buena amiga de su madre y de el mismo, un poco inquieto toco la campana anunciando su llegada.

Lía con curiosidad apenas lo recordaba – Buenos días – saludo amablemente la mujer

-       Buenos días , busco a la Duquesa – contesto el joven

-       En seguida le aviso, ¿A quién debo anunciar? – pregunto con curiosidad

-       Terruce Granchester – repuso sorprendiendo a la mujer

-       Adelante – dijo abriendo de inmediato, lo condujo a la sala de espera – tome asiento en  un momento viene – dijo apresurando su paso en busca de su patrona

Salió al jardín y entro en una pequeña capilla interrumpiendo abruptamente a la dama – Lía ¿qué sucede?, vienes muy agitada

-       Perdona Esther pero en la sala de espera está el joven Terruce Grandchester – dijo de inmediato

-       Ho Terry – repuso con curiosidad – que sorpresa!! – expreso emocionada

-       Gran sorpresa – agrego la mujer

-       Vamos entonces – se puso de pie y salieron del lugar, le entrego su velo y su biblia a su empleada para que los guardara, al entrar en la sala el joven se encamino de inmediato para saludarla

-       Esther que gusto verte – dijo besando su mano

-       Por Dios Terry ven y dame un abrazo que ya son más de diez años sin verte – decía mientras lo estrechaba en sus brazos

El joven respondió de de inmediato y no podía ser para menos al igual que Jean Paul, Terry  sentía un gran afecto por la dama – pero por ti no pasan los años – dijo separándose de la Duquesa

-       Eres un caballero – dijo con alegría – ven siéntate dime ¿cómo sigue tu padre? – pregunta con preocupación

El joven la siguió y tomaron asiento uno a lado del otro – mucho mejor, ya está descansando y recuperándose en un lugar más tranquilo – responde el joven

-       Me da mucho gusto saberlo y mas saber que viniste desde América para cuidar de el – decía mirándolo con cariño

-       Es mi padre después de todo – dijo tratando de evitar el tema

-       Lo sé, además…. – titubeo un poco la dama – después de lo sucedido con la Duquesa creo que era tu obligación estar a su lado – concluyo la dama

-       Mi obligación – repitió pensativo – no Esther ambos sabemos que no le debo nada a él, lo hice porque después de todo llevamos la misma sangre, porque el ataque fue hacia la familia y podrían estar en peligro mis hermanos y sobre la Duquesa solo espero que haya muerto en paz – dijo con rencor en cada palabra

-       Terry lo siento – contesto afligida – no creí que te molestara tanto el tema, no debí siquiera mencionarlo

-       Discúlpame no quise ser grosero imagino que algo sabrás de mi huida a América – dijo apretando la boca

-       Pasaron algunos meses cuando me entere – dijo ella – lo supe por tu madre quien me escribe con cierta frecuencia – agrego

-       Después de rodar un tiempo, comencé a trabajar en una compañía de teatro – dijo sin detalles

-       ¿Y eso es todo? – pregunto incrédula

-       Como ya sabrás el teatro absorbe mucho tiempo, las giras, ensayos y compromisos sociales

-       Supe que te comprometiste – agrego la dama curiosa

-       Si me comprometí con alguien del medio – dijo secamente – y tú que me cuentas – agrego cambiando de tema

-       Sigo con la misma rutina de siempre, esperando solo que el tiempo pase y que la guerra llegue a su fin pronto ya que todo se ha vuelto tan lúgubre no hay la misma alegría que solía caracterizar este lugar, nadie hace fiestas, ni reuniones – concede esbozando una mueca

-       Es cierto la Guerra se ha llevado muchas cosas – dijo con nostalgia – y nos ha hecho olvidar otras tantas

-       Pero estas aquí señal que no olvidaste esta vieja amiga – respondió la dama tomando su mano con cariño

-       Gracias Esther, no pude venir antes por la situación con mi padre, ya debes de haber escuchado algo sobre el asunto – en ese momento Lía llegaba con dos tazas y la tetera para él te

-       Gracias Lía, puedes retirarte – ordena la dama – escuche algunas cosas, sin embargo son rumores la verdad muchas veces es diferente, ¿tienen alguna pista sobre quien pudo ser? – pregunto con curiosidad mientras le ofrecía una taza de te al joven

-       Todo apunta a que fue el Conde Giraldi no el directamente pero por orden suya – explico – capturaron un hombre en el lugar, pero desgraciadamente o convenientemente lo asesinaron durante su traslado, así que no hay muchas pistas pero estoy seguro que ese hombre es el culpable y prometo que pagara por lo que hizo – dijo con determinación

-       Terry hijo – repuso preocupada la dama – no debes llenarte de odio no es bueno para ti, las autoridades se encargaran además tu padre se recuperara

-       No Esther mientras las autoridades investigan ese hombre disfruta de su libertad y no estoy dispuesto a esperar yo mismo veré la forma de llegar a la verdad – dejo de lado su taza sobre la mesa

-       No te pongas así Terry, veo que este tema no te pone muy bien, mejor cuéntame sobre Eleonor, como esta ella, ¿sigue actuando? – pregunto con interés

-       Lo siento Esther no debí expresarme así – trato de excusarse – si ella ocasionalmente hace obras de teatro, muchas veces para obras de caridad, lleva una vida social muy activa – sonríe

-       Me da gusto saberlo

-       Y tú has tenido noticias de Frank – pregunta con curiosidad

-       De hecho espero su llegada mañana, se supone que llegarían esta semana pero hubo un accidente – explico afligida

-       Lo sé por lo mismo pregunto, lo vi en Francia y supe también lo del tren, que bueno que no les paso nada de cuidado – dijo el joven nervioso

-       Como sabes que venía con alguien – pregunto extrañada la dama

-       Tu misma lo dijiste que los esperabas esta semana, supongo que vendrá con un colega de el – explico el joven sabiendo su falta de discreción

-       Ho cierto – sonríe más tranquila – realmente viene con una joven que se quedara un tiempo como mi dama de compañía

-        Entiendo – asiente con la cabeza – entonces te pido que no le digas nada sobre mi visita me gustaría darle la sorpresa personalmente – pidió el joven

-       Claro cuenta con eso Terry

-       No te quito mas tu tiempo Esther, además debo volver con el Duque – dijo poniéndose de pie

-       Cuando quieras ya sabes que esta es tu casa, puedes venir cuando quieras, además tengo nuevas novelas para leer – agrega la dama acompañando al ingles

Buenos recuerdos vinieron a su mente – Entonces es una promesa – dijo besando su mano

-       Nos vemos pronto Terry, lleva mis saludos a tu padre

-       Gracias

El inglés sale complacido de haber visto a su buena amiga Esther O’Conell, sin embargo un carruaje llegaba al momento que salía de la finca, el sello de armas que tenía en las puertas llamo su atención, continuo con su camino tratando de disimular su sorpresa, apenas salió de la finca y se escondió entre las hierbas para observar con detenimiento, un caballero con capa negra descendía del carruaje su elegante vestimenta advirtió que se trataba de un hombre de unos 45 años su chofer lo espero afuera de la propiedad, era mucha la curiosidad del inglés y se acercó poco a poco, quería ver con detenimiento el escudo tal vez su padre le podía decir de que se trataba. Pronto regreso a la villa en el bosque y le dijo todo lo sucedido al Duque – así que tenía una piedra negra incrustada – repuso después de escuchar a su hijo

-       Si tenía un par de espadas que se entrecruzaban en color dorado – continuo el inglés – ¿quién podría ser? – inquirió

-       No puede ser nadie más que un Giraldi, esa piedra en particular es un emblema que utiliza para identificarse – dice pensativo – lo que no entiendo es que tiene que hace en casa de la Duquesa O’Conell

Terry también se sorprendió que una dama de su categoría tuviera ese tipo de amistades – si gustas podría volver e indagar mas

-       No déjalo así podrías despertar sospechas, no puedes andar por ahí investigando por tu cuenta – repone el Duque, pero el inglés poco sabia de obedecer a su padre

-       Mas delante sabremos de que trata – dijo tranquilizándolo – tengo que irme - agrego mirando su reloj

-       Ten cuidado has estado saliendo muy seguido – dice su padre

-       No te preocupes se cuidarme – concluye retirándose del lugar con rumbo a un lago que conocía muy bien, al llegar todo lucia tan tranquilo como cuando era un niño, esa quietud era lo que siempre busco hasta que un día llego alguien a darle más alegría a ese lugar y a su vida aunque  solo un pequeño espacio de tiempo fue suficiente para sembrar recuerdos tan hermosos que tan solo de pensarlos se le erizaba la piel, el primer beso, el primer y único amor, comenzó a lanzar piedras una tras otra, rompiendo la tranquilidad del lago, estaba inquieto deseaba que pronto llegara Candy, necesitaba una explicación pero también necesitaba verla, una sola mirada que le regresara un poco de esa energía que solo ella podía emitir y hacerle sentir, por espacio de una hora estuvo meditando sobre sus asuntos cuando de pronto apareció de entre la nada aquella joven que ahora se había convertido en su centro de atención  – que sorpresa verte por aquí – dice caminando a su encuentro con una encantadora sonrisa

-       Quise caminar un poco y recordé este lugar, además han pasado algunos días sin verte y tenía ganas de platicar contigo – concedió la dama mirándolo a los ojos

-       Disculpa si no había tenido tiempo de verte, de pronto tuve varios asuntos que atender, pero si así lo deseas podría invitarte a caminar por la ciudad tal vez mañana – pregunta con curiosidad

-       Sería un placer pero el día de mañana estaré un poco ocupada, pero si aun sigue en pie tu invitación podríamos vernos el jueves – dice con entusiasmo

-       Claro que si no tengo inconveniente – repone con seguridad

-       Bien pues me tengo que ir solo quise venir rápido para saber de ti – dijo la joven

-       Te acompaño a tu caballo – concede el joven de inmediato

Mientras caminaban el inglés no quitaba su vista de la joven provocando un evidente sonrojo en sus mejillas – tienes una mirada penetrante – repone

-       No quise incomodarte, pero me es imposible creer que una chica tan bonita como tú no tenga novio

-       Pues ya ves, además hay muchos chicos que se enlistaron, de pronto este lugar se quedo sin hombres casaderos – repuso la dama

Una vez llegando al lugar donde estaba su caballo el inglés no perdió oportunidad y le ayudo a subir – entonces tengo una posibilidad – dijo mirándola fijamente

La joven suspira nerviosa – podría ser Terruce – dice despidiéndose y arreando su caballo perdiéndose entre los arboles

El joven aun se queda pensando en todo eso que estaba haciendo, acaso ese enredo le traería algo bueno, con Candy en Escocia podrían complicarse las cosas, tendría que alejarla e incluso si aun había un resto de cariño hacia el terminaría por extinguirlo, pero su objetivo estaba muy claro, llegar al Conde Giraldi a como dé lugar y hacerle pagar por lo sucedido con su padre.

 

Mientras tanto la Duquesa O’Connel escuchaba con atención la plática de su buen amigo Lissandro quien le informaba sobre su preocupación  debido a la decisión de su sobrina Fanny de ir a vivir con su padre – Nada bueno podría dejar la influencia de mi padre en ella – decía afligido

-       Tal vez sea la edad, los jóvenes siempre quieren crecer muy rápido y en su necesidad de sentirse independiente la única opción que tuvo fue irse.

-       Lo sé, no es una chica que le gusten las reglas es muy caprichosa, hace lo que quiere, pero le he ordenado a Jean Paul que este al pendiente de ella, no quisiera que algo malo pasara

-       Es inteligente no creo que cometa alguna locura, además tu padre no creo que sea del tipo que conceda cualquier capricho.

-       Mi padre es una persona muy calculadora y hace cosas a su conveniencia, es lo que me da miedo que la vaya a usar solo para aparentar algo que no es cierto – agrega el caballero

-       A veces hablas de tu padre como un monstruo capaz de hacer cualquier cosa – dice algo sorprendida

-       Soy su hijo y lo conozco bien – expresa con tristeza – incluso nuestra separación fue culpa de el – le dijo mirándola fijamente

La dama se sonroja y se pone nerviosa – todo fue tan complicado entonces

-       Lo sé – agrega – pero aquí estamos después de tantos años, ¿no es así?

-       Si aquí estamos – sonríe tímidamente – sabes mañana llega mi sobrino Frank viene a dejar a una joven que se quedara conmigo un tiempo, quisiera pedirte que no menciones nada de esto a nadie

-       Eso quiere decir entonces que limitare mis visitas por un tiempo – agrega

-       No es necesario sabes que eres bienvenido nunca te prohibiría el visitarme ni a ti ni a Jean Paul – expresa afligida

-       Yo lo sé y eso es suficiente pero no creo que a tu sobrino le agrade la idea de que dos hombres vengan a visitarte y menos teniendo una huésped en casa, agradezco el gesto pero es mejor evitarnos problemas – concluye el caballero poniéndose de pie

-       Pero como ya te retiras tan pronto – inquiere con sorpresa

-       Si debo volver tengo que ver un asunto con Jean Paul sobre unos planos ya sabes que es su vida – agrega

-       Claro me da gusto ver como los dos se procuran

-       Trato de hacer lo mejor como padre – dice mientras caminan hacia la puerta

-       Y lo eres, es un joven con muy buenos sentimientos

-       Agradezco todos los gestos que tienes hacia él, de verdad en estos días es cuando más los agradezco – dice llegando a la puerta – fue un gusto saludarte – besa su mano profundamente

-       Nada que agradecer – agrega la dama y se despide de su amigo mirándolo atravesar el jardín hasta llegar al carruaje.

 

Lía también observaba no había mucho que explicar y tampoco había mucho que decir, las dos mujeres se dispusieron a preparar las habitaciones para sus próximas visitas con emoción e incertidumbre ante la expectativa de lo que podría suceder en los siguientes días, pues mucha era la curiosidad por conocer a esa joven que vendría a hacerles compañía.

 

La mañana siguiente en Londres dos jóvenes abordaban el tren con destino a Escocia, pasado el mediodía estarían llegando a su destino, la joven rubia sentía su corazón palpitar en su boca, esa visión ya la había tenido más de una vez, la misma emoción de saber que pronto vería a Terry y no importaba ¿cómo? Pero los encuentros entre ambos avivaban cada vez el amor que sentía hacia el caballero, sus enguantados dedos giraban uno alrededor de otro, Frank la miraba y sabía bien que estaba sucediendo, prefería perderse en la lectura de un buen libro mientras ella miraba el paisaje cada vez más nerviosa conforme avanzaban las horas.

Finalmente y después de una larga travesía el tren detuvo su marcha y resoplo con fuerza anunciando su llegada a Escocia, era evidente su nerviosismo pero el caballero frente a ella logro tranquilizarla al menos por un momento ofreciéndole su mano – Vamos Candy todo estará bien ……