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martes, 4 de julio de 2023

CAPITULO 35

 

El Regreso a Escocia

En Escocia un chofer esperaba con paciencia afuera de la estación de tren, llevaba casi media hora desde que había llegado obedeciendo las ordenes de la Duquesa O’Conell, apenas comenzó a ver a los pasajeros salir hacia el exterior se apresuró para buscar aquel joven que recordaba con cariño y no fue difícil reconocerlo apenas lo miro y fue a su encuentro quien venía acompañado de la joven rubia – Joven Frank – expreso con gusto siendo sorprendido con un  abrazo por parte del rubio quien aun con su vendaje no le importo si sentía un poco de dolor.

-          Peter que gusto verte de nuevo – dijo separándose de el

-          Joven Frank sea Bienvenido su tía ya lo espera en casa – agrega con gusto

-          Claro pero antes quiero presentarte a la Srita. Candice White Andley quien se hospedara un tiempo con mi tía

La joven lo miro con alegría – mucho gusto Señor Peter – dijo estrechando su mano

-          El gusto es mío – repuso con gusto – ya me había comentado la Duquesa que venía acompañado – luego apresuro a tomar las maletas – por allá se encuentra el coche – indico el hombre

-          Vamos Candy – el galeno le invito y abordaron el coche – ¿Así recuerdas Escocia? – pregunto tratando de conversar ante el nerviosismo que denotaba

-          Si casi no ha cambiado – repone mirando el exterior

Recorrieron por algunos minutos la ciudad hasta salir de ella, luego comenzaron a verse hermosas villas rodeadas de bellos jardines y frondosos árboles – aún quedan unas semanas antes que entre el otoño – agrega el joven

-          Si es un clima muy agradable – murmura cuando de pronto pasan frente a una villa bien conocida por la rubia haciendo acelerar su corazón, la enorme propiedad se encontraba desolada, pero al interior se miraban algunas personas del servicio, Frank noto su evidente cambio de humor

-          Aún falta para llegar mi tía quiso vivir lo más alejado que pudo – dijo distrayéndola de su embeleso

-          Si está bien – murmuro bajando la mirada

Unos minutos más llegaban a la propiedad, realmente era hermosa y aunque Candy trato de disimular su asombro al ver tantas personas formando parte del servicio de la Duquesa, Frank noto su emoción, mientras entraban distinguió al interior dos mujeres, le fue fácil saber quién era la tía Esther, emocionada por sus huéspedes la dama no dudo en ir a su encuentro, Frank estrecha a su tía quien con lágrimas en sus ojos lo inspeccionaba detenidamente – hijo mírate eres todo un hombre – decía abrazándolo con cariño mientras Candy observaba la bella escena, por fin se separan y atrae a la rubia para hacer las presentaciones.

-          Tía ella es Candice White Andley de quien te había hablado – dice dulcemente

La mujer se sorprendió bastante al verla y es que su parecido con alguien que conoció bien la hizo erizar la piel pero la rubia la volvió a la realidad – Es un gusto conocerla Frank me ha hablado mucho sobre usted – agrega la joven

-          Ho si un gusto conocerte – dice titubeando – pero… vamos adelante – los invita a la casa, en la puerta Lía esperaba ansiosa y pronto Frank la reconoció

-          Lía que gusto verte – la abrazo sorprendiendo a la mujer quien respondió al acto

-          Joven que gusto verle de nuevo – susurra entre lagrimas

-          Vamos Lía que no me morí estoy aquí de vuelta – repone con alegría tomando su rostro con cariño, luego atrae a la rubia para presentarla

-          Mira ella es Candy y pasara un tiempo aquí

Pero Lía también se sorprende al verla – ¡están parecida! – Murmura

-          ¿Perdón? – repone la rubia sorprendida y no solo ella la Duquesa se turbo al escuchar a su vieja amiga

-          Lía ¿qué estás diciendo? – replica con voz firme

-          Perdón– logro decir excusándose – no sé qué me paso, es un gusto conocerla señorita – dijo volviendo a la compostura

-          Descuide – agrego la rubia

-          Pasen – dice la dama invitándolos a la sala de estar – Lía nos traes él te – ordeno

-          Claro, enseguida – la mujer entro en la cocina y aun no terminaba de sorprenderse con la joven que acababa de conocer – es idéntica a la Condesa Enriqueta – murmuro llevándose la mano a la boca – Dios mío – se lamentaba

-          Señora Lía le sucede algo – pregunto la sirvienta

-          Nada, nada – contesto de inmediato – prepara la charola con tres tazas y la tetera con te – ordeno

La joven obedeció y tan pronto entro en la sala de estar sin poder evitar mirar a la joven rubia quien no entendía aun lo que estaba pasando

-          Gracias Lía, puedes ir poniendo la mesa – ordena la dama

-          Y bien Candy así que eres de Chicago – vuelve su atención a la joven

-          Así es ahí viví en un Orfanato hasta que fui adoptada por Albert – contesto la joven despertando más la curiosidad de la dama

-          Así que eres hija adoptiva de la Familia Andley – agrega

-          Si Duquesa – repone la joven

-          Dime Esther Candy porque si me dices Duquesa me haces sentir muy mayor – dice con cariño y no era para menos la joven en minutos se ganó la confianza y el aprecio de la dama

-          Bueno tía no agobiemos a Candy con tanta pregunta sobre su familia, ya tendrás suficiente tiempo para platicar

-          Si tienes razón – repone la dama – dime ¿cómo esta Sara, Fred y Carolina?

-          De maravilla, Sara en Chicago es una Doctora y además tiene una relación formal con el padre adoptivo de Candy – dice con gusto sorprendiendo a la dama

-          De verdad – dice emocionada – no sabes el gusto que me da y tus padres no replicaron – agrega con curiosidad

-          En cuanto conocieron a Albert no dudaron que sería el hombre apropiado para Sara – dijo con orgullo

-          Es que Albert es una persona muy buena, generosa y con un hermoso corazón – agrega la rubia – además nunca se había interesado por ninguna mujer hasta que conoció a Sara

-          Me ha dado curiosidad ese hombre quisiera conocerle un día – dijo con curiosidad

-          No lo dude que así será, si se casa con Sara pasara a ser parte de la familia – agrega con gusto

El ama de llaves apenas termino de poner la mesa e hizo una señal a la Duquesa para pasar al comedor

-          Pasemos al comedor, deben tener hambre y después del largo recorrido una comida decente no les caerá nada mal – dice la dama poniéndose de pie al tiempo que le seguían Candy y Frank

La joven aun no terminaba de asombrarse con la elegancia de aquel lugar, el comedor era simplemente una obra de arte en estilo francés con tapiz en color marfil y un enorme candelabro que colgaba del techo abovedado, dos sirvientas del servicio esperaban pacientes a que todos tomaran asiento para servir la comida y en la puerta el mayordomo parecía una estatua que tras meditarlo la rubia no pudo evitar sonreír – espero que disfruten la comida – dijo la dama comenzando a degustar los alimentos

-          Gracias – respondieron en unísono los jóvenes

La Duquesa no podía evitar mirar a la joven y Frank evidentemente sabia las razones y también con miradas pedía a su tía discreción – Mi abuelo ¿se encuentra bien? – pregunto el galeno

-          Si muy bien, me visita muy de vez en cuando – concedió la dama

Candy miraba a la Duquesa y a Frank nunca imagino encontrarse en una situación similar – solo espero que no te aburras mucho en este lugar Candy – dijo la dama sacándola de sus pensamientos

-          El trabajo será una buena distracción, además hay mucho espacio para caminar

-          Candy ya conocía Escocia – agrego el joven – vivió aquí hace algunos años

-          ¡De verdad! – dijo sorprendida – bueno entonces debes conocer algunos sitios de aquí

-          Realmente solo estuve de vacaciones un par de meses en Escocia y en el Colegio San Pablo en Londres – dijo con nostalgia – además la familia Andley tiene una propiedad en Londres – agrego

-          Ya veo, entonces tu familia adoptiva debe ser conocida en Londres – dijo interesada

-          Pasa que Albert es un importante inversionista, es bien conocido en el mundo de los negocios

-          Y tu porque decidiste trabajar, no veo que tengas necesidad de hacerlo – pregunta con curiosidad

-          Me gusta la medicina y salvar vidas – responde con orgullo

-          Si lo entiendo – dice mirando a su sobrino – creo que exponen mucho su vida

-          Pero es necesario – agrega el joven – no importan ni siquiera las fronteras cuando de ayudar se trata

-          Me da gusto que al menos el trabajo de ustedes haya terminado y solo se llevaron unos leves raspones y bueno en cuanto a ti hijo una gran herida, imagino que tu padre está informado de tu ubicación y tu estado

-          Le dije que vendría a ver a la familia, pero no le comente nada sobre el accidente, no quiero que se alarmen sin motivo – dijo sonriendo

-          Bien entonces en cuanto termines Candy te llevare a tu habitación, espero que sea de tu agrado – dice la dama mirando a la joven

-          Gracias – contesto

Transcurrió la comida platicando sobre todos los sucesos vividos hace algunos días, la Duquesa estaba más que interesada en la joven que había llegado a su casa, miraba con cariño a su sobrino que era muy parecido a Jean Paul y no podía evitar sentir remordimiento, ambos jóvenes frente a ella hubiesen tenido un futuro muy diferente pero irónicamente ambos se habían cruzado en el camino trayéndolos de nuevo a Escocia, una vez terminada la comida las damas subieron la escalinata, Frank permaneció de pie hasta perderlas de vista después se dirige al estudio para esperar a su tía.

Al entrar en la habitación escapo una expresión de asombro – pensé que estaría en un cuarto de servicio – dijo confundida y es que la habitación era mucho más grande que la que tenía en la mansión Andley en Chicago, una cama con dosel y cuatro pilares tallados en fina madera, un tocador exquisito pintado a mano con bellos detalles de flores, una mesa y a lado un sillón a juego con la mesa y finalmente un enorme armario en donde bien podría dormir dentro.

-          Eres mi dama de compañía y me tranquiliza saber que estas cerca de mi habitación – menciono la dama tranquilizando a Candy que aun miraba con grandes ojos la habitación – atrás está el cuarto de baño y mira – dice caminando hacia la ventana – tienes un balcón con vista al jardín y si observas más allá puedes ver el cauce del rio

Candy miro con alegría el paisaje el aire fresco le trajo buenos recuerdos – es muy bella la vista – murmuro

-          No me queda más que darte la bienvenida y siéntete como en tu casa, no te abrumes con el trabajo con los días te darás cuenta que será muy sencillo – dijo dulcemente la dama – sabes Candy creo que eres una persona de espíritu elevado – la rubia se sorprendió con sus palabras, mientras ella camino hacia la puerta – descansa yo iré con mi sobrino

-          Gracias – miro cerrar la puerta y volvió su vista al exterior, realmente el sol brillaba intensamente y sonrió al sentirse protegida “siempre habrá personas en mi vida que llenen ese espacio “ pensó para sí, luego tomo su maleta y comenzó a acomodar sus prendas que si bien no eran muchas, desato la banda que llevaba en su cuello y desnudo sus pies para sentir el piso de madera en su piel, finalmente se recostó sobre la cama sin saber fue cayendo en un profundo sueño, el cansancio la había vencido.

Por su parte Lía terminaba de recoger las tazas y la tetera y no pudo evitar como ya era costumbre mirar el interior de las tazas, su principal curiosidad era Candy y observo con detenimiento solo ella sabía lo que miraba – Por dios es ella – murmuro – Es la Duquesa Rosell tengo que decírselo a Esther – seguía diciendo – Pero aquí se ven problemas también muchas situaciones, Dios mío se ve la muerte – dijo sorprendida – una lucha se avecina y ella tendrá que enfrentarla – pensaba, luego miro la taza de su apreciado Frank que también estaba llena de sorpresas – una dama se cruzara en su camino, es una vieja amiga y al parecer existe un amor muy fuerte entre ellos, Oh Dios también veo la muerte y una gran lucha, pero ¿Qué es lo que se avecina? – se preguntaba la mujer agobiada

-          Sucede algo Lía – pregunta la mucama preocupada al verla

-          No, nada – dice dejando la taza de lado

-          Sube a preparar el baño para la señorita – ordeno

-          Enseguida

-          Es una persona muy importante, debes de ponerte a sus órdenes para cualquier cosa que necesite, entiendes – ordena la mujer

-          Claro que si entiendo – repone la joven

Mientras en el estudio Frank pudo por fin contarle todo a su tía.

-          Observe tu reacción y la de Lía al ver a Candy, es mejor que sepas todo sobre ella – dice con seriedad, la dama asiente y ambos toman asiento Frank cuenta todos los detalles sobre Candy y Daniel, su estadía en Francia y además su relación con Terry haciéndola entender la visita del inglés.

-           Pero es que esto lo necesita saber el Conde Rosell, han sido años de sufrimiento y ahora que ella está aquí no podríamos ocultárselo – insistía la dama

-          Lo sé, pero con todo lo sucedido le doy la razón a Daniel, podría estar en riesgo la vida de Candy y la de la familia en general – agrega el joven

-          ¿Y piensas que aquí estará más segura? – pregunta angustiada – hijo debo decirte algo y no quiero que hagas aseveraciones sin saber – dice la dama con seriedad

-          ¿Qué pasa tía?  – inquiere con curiosidad

-          Sucede que desde hace tiempo ha venido a visitarme tanto Lissandro como Jean Paul – dice la dama nerviosa – pero te aseguro que ellos son tan diferentes a ese hombre

Frank se turbo preocupado – pero tía ¿cómo es posible? – pregunta – por todo lo que he escuchado son personas peligrosas, y claro ahora me doy cuenta que Candy no podría estar a salvo aquí – asegura

-          Tranquilízate hijo – repone la dama – yo los conozco y te puedo asegurar que son personas dignas y confiables – agrega

-          Por Dios tía – dice caminando de un lado a otro – no dejan de ser parientes, podría suceder cualquier cosa, lo que no entiendo es que si Daniel sabia esto porque supuso que este sería un sitio seguro para ella

-          Si el así lo pensó entonces sigamos con lo acordado – dice la dama – además Lissandro se abstendrá de las visitas – dijo con un poco de tristeza

-          Tía… ¿Por qué llevas amistad con ellos? – inquiere con curiosidad

-          Hijo a Lissandro lo conozco desde la juventud y a Jean Paul tú mismo lo viviste cuando eran niños, siempre sentí simpatía por el

-          Si lo recuerdo – agrego el joven – por lo regular no lo invitaban a jugar los demás niños y tú siempre le leías un cuento para hacerlo pasar un tiempo agradable – recuerda

-          Es una buena amistad y si tú los conocieras entenderías, incluso mi padre termino por aceptarlos – concluye la dama

-          Entonces ella se quedara no se hable más – dice el joven – ahora quiero retirarme, tomar un baño y avisarle a Daniel

-          Claro quieres que le mande un recado – pregunta la dama

-          Si por favor – dice el joven

Ambos salieron del estudio la duques busco a Peter su chofer para llevar una nota a Daniel quien desde el día anterior no estaba quieto ni un momento en espera de noticias sobre Candy, apenas recibió la nota y su corazón reboso de júbilo con la noticia – ha llegado por fin – murmuro sosteniendo el papel en sus manos, en ese momento la Condesa bajaba las escaleras y evidentemente miro la expresión del joven quien de inmediato guardo el papel mirando a su madre quien venía hacia el – son buenas noticias – pregunto con curiosidad

-          Si, bueno realmente es solo que Frank el sobrino de la Duquesa O’Connel ha llegado -  concede nervioso – como supe lo que paso en Calais estaba preocupado y pedí que me avisaran cuando llegara para agradecer las atenciones cuando estuve en Francia

-          Ho ya veo – la dama entrecierra lo ojos sabiendo que algo mas escondía su hijo – tal vez vaya a visitar a Esther más delante – dijo evaluando la reacción de Daniel

El joven se sorprende – hace mucho que no la visitas – caminaron hacia la sala de estar

-          Por lo mismo iré a verla y de paso saludo a Frank – dijo insistente – o mejor porque no vamos juntos – sonrió

En ese momento el joven no sabía que contestar pero sabía que su madre no se quedaría conforme con sus objeciones – entonces le avisare que iremos – se retiró de inmediato tratando de buscar la manera de ir cuanto antes para ver a Candy y avisar de la próxima visita “ si no fuera tu madre” pensó la dama, por su parte visitar a sus amistades seria benéfico para su estado de ánimo, también quería ir a ver al Duque ya que desde su llegada no había tenido oportunidad de acompañar a su esposo a las diligencias con los Grandchester, respiraba profundo quería poder llevar la vida normal de cualquier mujer en Escocia, sin embargo la angustia la invadía al no tener noticias de Laila.

Daniel fue cuanto antes a las caballerizas para ir a casa de Esther sin llamar mucho la atención, aprovecho la ausencia de su padre y galopo hasta la Villa. Mientras Candy después de algunas horas de sueño entreabría los ojos, los rayos del sol apenas arañaban el cielo y de un movimiento se sentó sobre la cama – por Dios me quede dormida – miro al exterior aún estaba abierta la ventana – que hora es – miro a un lado de la cama sobre el buro el reloj que marcaba casi las seis y media se tallo los ojos para despertar – que vergüenza la Duquesa debe pensar que soy una floja dormilona – se apresuró al cuarto de baño sorprendiéndose de ver la tina preparada para un baño, aunque estaba un poco tibia el agua no dudo en sumirse en ella, supo entonces que alguien había subido y se sonrojo al pensar que la pudieron ver dormida, se desvistió y se sumergió en la tina derramando el líquido, masajeo su cuerpo rápidamente para poder estar presentable lo antes posible, después de unos minutos se sentía mucho más tranquila, ato media coleta con una cinta y dejo su cabello caer en cascada sobre su espalda, se apresuró a bajar, todo estaba en silencio solo algunos murmullos que venían de la cocina, camino hacia la sala de estar y encontró a la Duquesa sumergida en la lectura – perdón me quede dormida - parada  en el umbral de la puerta la dama la miro sonriendo

-          No te preocupes entiendo que llegaste algo agotada, siéntate a mi lado

La joven obedece y toma asiento – Si  realmente necesitaba dormir un poco – miro con curiosidad el libro en sus manos

-          ¿Te gusta la lectura?

-          Si desde luego – luego mira por la ventana como un jinete llegaba a la propiedad captando también la atención de la dama

-          Es Daniel – la dama se pone de pie y Candy se emociona al verlo

-          ¿Cómo es que supo que llegamos? – se paró siguiendo a la Duquesa

-          Yo mande avisarle, espero no te molestes, pero Frank pidió que lo hiciera

-          Claro que no, tenía ganas de verle

Apenas abrió la puerta y fue anunciada su llegada, el mayordomo lo llevo hasta donde estaban las damas, con cariño saludo a Esther

-          Un gusto verte de nuevo Esther – beso su mano luego miro a Candy quien aún tenía un pequeño rasguño en su cabeza

-          ¿Te duele? – la observo con preocupación

-          Claro que no – sonríe

-          ¿Puedo darte un abrazo? – pregunta titubeante

-          Claro Daniel – y sin pensarlo dos veces estrecho a Candy en un abrazo fraternal quien correspondió de la misma manera, la dama se sorprendió al verlos juntos entonces confirmo que ellos eran hermanos, Frank salió del estudio en donde había estado escribiendo algunas cartas para enviar a América al siguiente día, le dio gusto ver a Daniel en la sala junto a las damas

-          Daniel qué bueno que estas aquí – dijo saludando al joven quien al verlo no dudo en saber por su salud

-          Me da gusto verlos de nuevo, ¿tu estas bien?, veo que tienes una herida

-          Ho si, ya solo queda un pequeño dolor y los puntos me los quitara Candy en una semana – concedió

-          En cuanto supe de la explosión quise ir a verlos pero mi padre no me lo permitió

-          Debes entender que tu padre paso días de angustia mientras estuviste en Francia, entiendo que no haya querido que te volvieras a ir – señalo la dama

-          Si lo entiendo, pero ahora vuelvo a estar tranquilo, espero que mi visita no sea imprudente habiendo llegado esta mañana

-          Claro que no – repuso de inmediato la rubia – también quería verte y saber que estas bien con tu familia

-          Gracias Candy – la miro con cariño – tal vez mas delante podría invitarte a pasear por el pueblo

Candy miro a la Duquesa quien no dejaba de mirarlos – o por mí no hay problema tienes mi permiso – contesto de inmediato la dama

-          Entonces cuenta con eso – la rubia sonrió y es que el ver a Daniel le transmitía una paz inexplicable, sentía que era como un ángel que estaba ahí para cuidarla

-          De hecho Candy estará un tiempo aquí Daniel será mi dama de compañía – explico la dama

Entonces el joven entendió que la Duquesa ya estaba enterada de todo – que gusto entonces habrá tiempo de sobra y tu Frank ¿te quedaras también?

-          Yo me quedare solamente dos semanas y es más por mi herida ya que mi presencia en Chicago es necesaria

-          Ho ya veo, entonces yo me encargare que Candy tenga una estadía agradable

-          Te lo agradeceré - dice mirando a la rubia

-          Por cierto no te dio algunas indicaciones o información el Teniente Neville para mí – el joven necesitaba una oportunidad de hablar a solas con Frank y uso un viejo truco

-          Ho si – reacciono el rubio – pasemos al estudio si gustas

Ambos se pusieron de pie retirándose al estudio, las damas se quedaron un momento esperando a los jóvenes, dentro Frank puso al tanto a Daniel sobre todo lo acontecido durante su estancia en el hospital y a su llegada, este a su vez explico la insistencia de su madre por visitarlos y que por ningún motivo quería que Candy fuera vista por ella, tendría que pensar en algo junto con su tía para sacarla de la mansión, ambos jóvenes salieron del estudio con un aire de tranquilidad

-          Si me disculpan debo regresar, no quiero alarmar a mis padres

-          Adelante Daniel y vuelve cuando gustes – dijo la dama

-          Nos vemos Candy

-          Que pases buenas noches – dijo dulcemente

El joven se despide y regresa a su casa, el sol ya se había ocultado y cuido de no llamar la atención, vio el coche de su padre estacionado por lo que opto entrar por la parte trasera para evitar interrogatorios

Mientras tanto Frank, la Duquesa y Candy disfrutaban amenamente de una cálida platica antes de que les sirvieran la cena, entre más conocía a la rubia más se fascinaba con ella, pero el tiempo de hablar sobre el trabajo había llegado, por lo que Frank las dejo a solas por un momento no sin antes poner al tanto a la Duquesa sobre las próximas visitas, como mujer hábil rápidamente tuvo un pretexto apropiado, sentadas una a lado de la otra explico la dama

-          Básicamente serás algo así como mi representante – sonrió – a veces me invitan a algunos eventos sociales a los que no puedo ir pero tu iras en mi representación, también habrá algunas fórmulas o encargos en el pueblo a donde tendrás que ir también ya que Lía por su edad no le es tan fácil además una mente joven y fresca tiene mucha más imaginación por aquellas situaciones que pudieran darse, también me gusta la idea de compartir puntos de vista, es decir platicar – miro a la joven quien se sorprendía un poco del tipo de trabajo que estaba por realizar

-          No se escucha muy difícil ni complicado, pero si me lo permite me gustaría también ayudar un poco con el servicio – agrego la joven

-          Pero Candy creo que están completas en el servicio, además a veces me siento un poco mal sabes, cansancio, la piel se me enrojece, cosas de la edad ya sabes, así que tal vez pudiera pedirte un masaje o alguna mascarilla – explico

-          Si claro, bueno en ese caso podría pedir que en ocasiones pueda yo cocinar o ayudar con la colada – insistió

-          Bueno siendo así ocasionalmente no está mal, además si eres buena cocinera sería un deleite probar alguna receta realizada por ti

-          Oh claro téngalo por seguro – sonrió más tranquila

-          Por cierto, mañana tienes tu primera salida al pueblo – agrego – necesito medicamentos para curación de Frank, no tengo gasas, agua oxigenada, bueno tu mejor que nadie sabe, te daré una nota para el farmacéutico y una receta para una mascarilla que me hace cada mes y casi se me termina, después iras con la modista te daré un recado para que se lo entregues – ordeno la dama

-          Por su puesto, entonces me levantare muy temprano

-          El encargo será por la tarde, en la mañana me gustaría que me ayudaras un poco en el jardín si no te molesta

-          Claro que no yo encantada, tiene además un hermoso jardín

-          Entonces ya está dicho Candy – sonríe y la invita al comedor, un minuto después Frank las alcanza para disfrutar de los alimentos.

 

Terry también estaba inquieto, sabía que habían llegado pero no quería verse precipitado, su corazón se agitaba al pensar en Candy no podía evitarlo, su enojo había pasado de lo intenso a la quietud, aun con el dije que había encontrado en los jardines del hospital entre sus manos solo esperaba el momento de verla. Tras mucho pensarlo decidió hacer la visita el siguiente día por la mañana, no era su estilo avisar de sus visitas por lo que ni siquiera le paso por la cabeza. Jugaba con el dije lo columpiaba de la cadena y lo veía ir y venir, nadie lo sabía pero también el guardaba sus propios tesoros, en un baúl de oro decorado con incrustaciones de piedras y madreperla guardaba el recorte de periódico de Candy cortado en la parte donde aparecía con Albert, su pañuelo que a diario ponía en la bolsa de pantalón y un listón de seda que le había robado a la rubia durante su estadía en el Colegio San Pablo, ahí guardo el dije y bajo con su familia también para cenar, su padre platicaba con sus hijos mayores sobre política y la guerra los principales temas en los últimos meses

-          Con la petición del armisticio de Bulgaria y la rendición del Imperio Otomano podría decirse que el fin de la Guerra ya está cerca – dijo el Duque

-          Supe que hubo un ataque cerca de Amiens y rompió el frente Alemán – agrego Terry

-          La postura de los Estados Unidos es de dialogar con un gobierno alemán democrático de lo contrario seguirán debilitando sus tropas – continuo el Duque – Foch supo mover muy bien sus tropas

-          Que es el imperio Otomano – pregunto la pequeña de 12 años que observaba con atención a los caballeros

Terry aclaro su garganta – creo que no deberías saberlo, porque no me cuentas como van tus clases  – pregunto con cariño mientras su hermano y su padre se lanzaron miradas de reprobación ante la inapropiada plática frente a sus pequeños hijos

-          Dice mi institutriz que no avanzo mucho con el piano pero que he aprendido a recitar maravillosamente, sobre los demás temas no tengo mucho que decir, a veces se queda dormida sobre el escritorio, se ve graciosa – sonríe la niña

-          Deberías considerar cambiar de maestra – aconseja Terry a su padre

-          Y tu Jeremy que piensas de tu maestra – pregunta Richard

Se encoje de hombros el pequeño de 8 años – cuando se duerme yo puedo jugar con mis carritos – dice haciendo reír a sus hermanos

-          Mañana buscare otra maestra – dice el Duque aun sonriendo

-          Entonces podrías recitarnos algo Katherine antes de dormir – agrega Terry

-          Suena fantástico Katherine – dice su hermano Richard

-          Me gusta una poesía de Emily Dickinson la he memorizado mucho – dice la niña con orgullo

-          Entonces pasemos a la sala – invita el Duque, todos se sientan y de pie frente a ellos la pequeña que se prepara a recitar el siguiente poema

 Ensueño

Para fugarnos de la tierra

Un libro es el mejor bajel;

Y se viaja mejor en el poema

Que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,

Nada por ello ha de pagar:

El alma en el transporte de su sueño

Se nutre sólo de silencio y paz.

 

Todos aplaudieron y halagaron a la pequeña, luego de un rato el inglés acompaño a sus hermanos a la cama, pocos habían sido los momentos de convivencia con ellos que trataba de compensar un poco su ausencia en la vida de ellos, tras cubrir a Jeremy se vuelve con Katherine quien tomaba su muñeca sobre su pecho – que te parece si a partir de mañana soy tu maestro de piano – pregunta a la pequeña

-          De verdad – se emociona – nada me gustaría más hermano

-          Entonces mañana después del desayuno tocaremos un poco, ahora duerme pequeña – besa su frente con cariño y se retira, camino a su habitación reflexiona lo ausente que había estado de sus hermanos, también la extraña sensación al sentirse dentro de una familia como parte importante de ella, jamás imagino encontrarse en ese lugar y en esa situación.

 

Por la mañana apenas y amaneció la pequeña se apresuró para desayunar lo antes posible, todos sonrieron divertidos ante la actitud de la chiquilla – si no comes los alimentos con calma podrías ahogarte – advirtió el Duque

-          Perdón papa pero es que Terry me dará clases de piano

El Duque levanto las cejas y miro a su hijo con orgullo – pero no debes apresurarte tanto

-          Mastica con cuidado tus alimentos – señalo el inglés sonriendo

Tan pronto termino y tomo a su hermano de la mano ansiosa por ir al cuarto de música, tomaron asiento frente al piano de un ala – lo primero es asegurarse que este afinado – señalo hundiendo sus dedos en las teclas, luego ajusto algunas teclas y volvió a asegurarse de que sonara apropiadamente, bien lo siguiente es reconocer las notas mayores y menores

-          Si se cómo reconocerlas – indica

-          Entonces no será muy difícil, tocaremos algo fácil y tú me vas siguiendo que te parece –

La pequeña asiente y el inglés comienza a tocar

 

https://www.youtube.com/watch?v=ro1rC9dL5EQ

 

Tras varios intentos, por fin lograron sacar la melodía completa, con emoción abrazo a su hermano tras el logro de esa mañana – creo que debes amar a alguien para tocar tan bien – señalo

-          Y porque tendría que ser así – repuso con curiosidad

-          Dice mi padre que la música viene del alma, que un hombre que ha conocido el amor debe trasmitir todo su sentir a través de la música de una forma extraordinaria, y con lo que he logrado escuchar de tu repertorio considero que debes haber conocido muy bien el amor

Terry entre cierra los ojos –¿y tú qué sabes del amor? – pregunta divertido

-          Soy muy pequeña para saberlo – se encoje de hombros – quizá algún día

-          Sabes un día le enseñe música a una chica así como tu curiosa y bella pero ella tenía tantas pecas como estrellas hay en el cielo

-          Ella fue tu novia – lo miro con atención

-          No era una buena amiga – se puso de pie – debo irme tengo algo importante que hacer – mira su reloj y lo guarda nuevamente – ve con tu institutriz y evita que se duerma – ordena

Apenas se fue Katherine y suspiro con anhelo, era hora de visitar a Esther, salió en busca de su caballo y cabalgo hasta la villa. Durante esa mañana la Duquesa ayudada por Candy estuvieron un buen tiempo arreglado el jardín, la rubia con habilidad cortaba las hojas y flores marchitas, oficio que aprendió con los Andley – veo que te gusta la jardinería – observo la dama

-          Si, aprendí un poco mientras estuve viviendo con mi familia adoptiva

-          Los arbustos han crecido mucho últimamente, las lluvias han sido abundantes

-          Tiene un bello jardín, está muy bien diseñado

-          Si es porque un buen amigo me hizo el diseño – dice entusiasmada de pronto un jinete paso por enfrente de la casa al tiempo que el mozo abría el portón

-          Vaya tenemos visitas – murmuro la Duquesa quitándose los guantes

El corazón de Candy latió con fuerza siguiendo a la Duquesa quien se encamino a la puerta principal para recibir a su visita, el joven se apeó del caballo y finalmente llego a la puerta – Esther que gusto verte de nuevo – besa la mano con elegancia y luego vuelve su atención a la rubia

-          Que gusto verte Candy – su mirada era intensa

-          ¿Ya se conocen? – pregunta con curiosidad la dama

-          Si ya nos conocíamos – repone tranquilamente – espero no importunar con mi visita

-          De ninguna manera, pasa le avisare a Frank que estas aquí – Terry se apresura para abrir la puerta dando el pase a la duquesa y seguida de Candy a quien pone ligeramente su mano en la espalda como seña de amabilidad haciéndola estremecer – te sienta muy bien ese vestido – dice mirándola fijamente

-          Gracias – susurro

-          Adelante toma asiento – invita la dama – pediré una jarra de limonada

-          Yo iré por ella – se adelanta la rubia  caminando hacia la cocina

-          Está bien Candy – sonríe al entender la situación de los jóvenes – sentémonos entonces

-          Después de ti – asiente con elegancia – mi padre te manda sus saludos

-          Que amable, espero que este mucho mejor

-          Casi se recupera por completo, de hecho tal vez volvamos a la villa ya que es muy complicado que una institutriz se traslade para la educación de mis hermanos

-          Me da gusto que sigan con sus estudios

-          No creas anoche Katherine se ha quejado porque con frecuencia se duerme y ellos obviamente no están aprendiendo como deberían

-          Qué pena – suelta una risa – debe ser bochornoso

 

En la cocina la rubia pedía una jarra de limonada entre el murmullo de las sirvientas – Pero señorita yo misma la llevare – dice una de inmediato

-          Descuide yo quiero llevarla

Lía miraba desde lejos – yo me encargo – al tiempo que preparo la refrescante bebida y puso una charola para la joven – aquí tiene

-          Gracias – en la sala la Duquesa y Terry platicaban amenamente y al verla entrar se pone de pie el inglés sin quitar su mirada de la joven, Frank también llegaba saludo a Terry con gusto

-          Que sorpresa Terry es un gusto verte

-          Supe lo de Calais y por lo que veo tuviste mucha suerte – señalo mirando la férula que llevaba en el hombro

-          Estoy mejor de lo que se ve, pero mi enfermera ha inmovilizado el hombro para evitar que se lastime – dijo mirando a Candy con cariño cosa que no le hizo mucha gracia al inglés.

Todos tomaron asiento mientras la joven servía los vasos y los pasaba a cada uno, el rose de dedos intencional con Terry la ruborizo un poco, ella sabía desde su llegada que algo traía entre manos y quería mantenerse firme y sin intimidarse – Tu también tienes una lesión en la frente – miro a Candy

-          Casi no queda nada solo fue un raspón

-          Pasamos verdaderas horas de angustia – dice Frank – yo me pare a ver a un amigo a los vagones de adelante dejando sola a Candy, sabiendo que estaba dormida decidí dejarla para que descansara mejor en los dos asientos, de pronto  un sonido ensordecedor se escuchó, el vagón recorrió varios metros antes de pararse – continuaba con su relato – yo estaba confundido sintiendo una opresión en el hombro en verdad no sabía que había sucedido, paso todo tan rápido, perdí el conocimiento cuando llegaron por mí, quería saber de Candy pero poco podía yo hacer – recordó con angustia

-          Entonces tú estabas sola cuando sucedió – Terry se sintió miserable por su celos tontos

-          A mí me despertó el fuerte sonido, sentí como el porta equipaje se caía sobre mi cabeza, tenía sangre y sentía la contusión, sin embargo necesitaba buscar a Frank saber que no le había sucedido nada malo, pero cuando llegaron yo perdí el conocimiento también, luego cuando desperté en el hospital trate de indagar, lo bueno fue que pensaron que éramos pareja – recuerda sonriendo

-          Digamos que tuvieron suerte que las ingenuas enfermeras creyeran esa historia – agrego la Duquesa

-          Si – sonrió Frank – gracias a ese rumor Candy pudo entrar en mi habitación para verme, si no la hubiesen mandado a la sala de espera

El inglés escuchaba con atención, se sentía más que ridículo – me da gusto verlos mejor – sus miradas se cruzaron

-          Me gustaría saludar al Duque antes de irme – dice Frank distrayéndolos

-          ¿Se irán pronto? – inquiere con curiosidad

-          Solo yo me iré, Candy se quedara un tiempo aquí - levanta su mirada hacia la rubia

-          Pues entonces yo mismo te llevare ya que no estamos viviendo en la Villa – al escuchar Candy entendió por qué se encontraba sola la propiedad

-          Claro que si yo mismo te avisare, aun debo ir a visitar a mi abuelo y a mi tía Dixon, mis padres me reñirán si no lo hago

Candy permanecía en silencio escuchando la charla – ¿entonces qué harán con tus hermanos sin una institutriz competente? – pregunta la dama

-          Entre Richard y yo tendremos que dividirnos las tareas – dice ante la mirada curiosa de Frank

-          ¿Qué pasa con su maestra? – inquiere el rubio

-          No es lo suficiente competente – concede – mi padre no quiere que pierdan el ciclo escolar, la escuela cerro y tenemos que hacer lo posible para que no se atrasen

Frank reflexiono un momento mientras miraba a la rubia – Candy es una excelente maestra podría ser de ayuda, claro si no hay inconveniente tía – dijo sin pensarlo dos veces, a estas alturas el rubio necesitaba que Candy estuviera protegida y quien más que su malhumorado amigo

Lo que hizo a la rubia rodar sus ojos – podría ser algunos días por las tardes no veo problema – concedió la dama siguiendo algún plan que tendría Frank

-          Pero tal vez ella no quiera – el inglés miro fijamente a la rubia que estaba demasiado nerviosa

-          Yo pues…. – titubeo no entendía a que venía esa idea de Frank – creo que podría ser posible – dijo finalmente

-          Entonces nos pondremos de acuerdo con Esther – dijo complacido sin entender mucho a que venía la sugerencia de Frank

Después de un rato el inglés se despidió acompañado por Frank al exterior platicaban amenamente, Terry ignoraba que él está enterado de todo y Candy observaba desde adentro a los jóvenes mientras caminaban – Le veo mucho más tranquilo que la vez anterior – murmuro la dama que se encontraba sentada a su lado

-          ¿A Terry? – pregunto inocentemente

-          Si el mismo, hace días vino lo vi un poco a la defensiva, pero no deja de ser un caballero

Candy sonríe en una mueca – me llevare esta charola – indica saliendo de la sala con un mundo de pensamientos, la hora de la cita con la Condesa Rosell se acercaba, cada uno en su papel después de comer la rubia se preparó para salir al pueblo, la Duquesa y Frank esperaron tranquilamente la visita de esa tarde.

 

La hora de salir había llegado la joven miro un carruaje que la esperaba y de inmediato Peter le abrió la puerta – Adelante nos iremos de inmediato – fue otra idea de Esther para que demoraran más tiempo, dando indicaciones a su chofer de entretenerla lo más posible en el pueblo, apenas llegaron y fueron a la oficina postal para mandar cartas hacia América y se dirigieron con el farmacéutico quien miro con curiosidad a la joven dama – entonces usted estará un tiempo con la Duquesa – inquiere

-          Si yo vendré a hacer estos encargos – indica

-          Bien veamos aquí tiene la mascarilla y los medicamentos que pidió – el hombre pone todo en una bolsa y se la entrega a la dama

-          Gracias – se despide con timidez

 

Mientras en otra parte del pueblo sin saberlo un joven ingles abría la puerta de su coche a la joven dama que lo acompañaba

-          Quisiera ir a hacer un encargo en el almacén – dice la joven

-          Claro que sí, con gusto – dice siguiendo su juego

-          Necesito algunos vestidos, mi abuelo me ha dicho que no repare en gastos

-          Es un abuelo muy consentidor

-          No lo creas, tiene su lado malo – ríe irónicamente – bueno es un decir, no lo digo por los rumores

-          Claro ya veo

 

Adentro del almacén Candy entregaba la nota a la encargada que leía con detenimiento, fruncía un poco el ceño ante la mirada curiosa de la joven – ¿sucede algo? – pregunta impaciente

-          He, no no – la mira con detenimiento – acompáñeme – indica encaminándose hacia una habitación

-          ¿Ahí dentro? – pregunta señalando el lugar

-          Si necesito tomarle medidas

-          Ho, está bien – la rubia pensó que sería para algún uniforme

La mujer comenzó a tomar medidas, la puerta estaba entre abierta y se podía ver hacia la tienda, en ese momento una pareja de jóvenes entro, la empleada fácilmente la reconoció – Bienvenida Señorita Fanny

-          He venido porque me dijeron que llegaron telas preciosas de Asia – indica la joven con toda la arrogancia que era capaz de expresar

El joven a su lado solo pensaba en la frivolidad de la joven, prefirió caminar por la tienda y ver todo lo que en ella se vendía, la joven lo seguía con la mirada y sonreía de verse acompañada de un hombre tan buen mozo como era Terruce, mientras la empleada buscaba las telas Fany lo alcanzo cerca de la habitación en donde se escuchaba el murmullo de dos mujeres – ¿hallaste algo que te llame la atención? – pregunto

-          Hay algunos títulos, veré si encuentro uno interesante – indica hurgando entre los libros

Dentro la mujer terminaba de medir a la joven, ambas salieron la dama estaba sorprendida por las medidas de la rubia – tiene una cintura muy pequeña – indico llamando la atención del inglés que al instante tiro torpemente un libro, acto seguido la joven volteo y se encontró con su mirada, pero Fanny fue hasta donde estaba el para saber que pasaba – ¿sucede algo? – pregunta mirando extrañada la escena, la rubia aparto su mirada y trató de concentrarse en la mujer que estaba frente a ella – entonces, ¿es para un uniforme? – pregunta nerviosa

-          Me temo que no – dice mirando el papel y haciendo una mueca – como se llama señorita

-          Candy – concede

-          Bien Candy mi nombre es Clarisa Barry, sus vestidos estarán listos la siguiente semana

-          ¿Mis vestidos? – pregunta sorprendida

-          Si aquí en esta nota lo dice claramente, ha… - dice buscando entre algunas cajas – que numero de calzado es usted – pregunta

-          Yo, pues he creo dos y medio – responde tímidamente, atrás de ella la joven se acercaba mirándola con desdén y seguido el inglés que penetraba en sus ojos

-          Además de una exquisita figura, un pie pequeño – agrega la mujer – veré si tengo algo en ese número – camina de nuevo a la misma habitación, Candy trataba de no mirar a su lado, sus preguntas eran más ahora ¿Quién era la joven? ¿Dónde estaba Susana? ¿Por qué le hablaba con tanta confianza a Terry? De pronto la Sra. Barry aparecía con dos cajas poniéndolas sobre el mostrador – encontré estos espero sean de su agrado, de cualquier forma la semana entrante llegara más mercancía – saca las zapatillas y las muestra a la dama, de lado Terry miraba estaba tan cerca menos de un metro y enseguida de él Fanny que no dejaba de decir tonterías – preferiría una seda Francesa  o Lino – indica a la empleada

-          Ho tenemos un lino bordado que le encantara – expresa sacando algunos rollos para que la joven los mirara

-          Puede ser – dice tocando las telas – ¿tú qué opinas Terruce?

La rubia entonces volteo a mirarlo – Creo que cualquiera te sentara de maravilla – la rubia se sorprendió aún más con esas palabras, era obvio que había algo más que amistad lo cual la hizo titubear aún más, aunque sus preguntas eran más.

-          ¿Y bien? – pregunta la Sra. Barry – ¿te los medirás?

-          ¿Aquí? – pregunta sorprendida

-          Si pasa, aquí tenemos un silla para que estés más cómoda – la joven tomo asiento y descubrió su pie saco su zapato que más bien mostraba el rastro del paso del tiempo, Fanny sonrió de lado – no todas gozamos de ciertos privilegios – murmuro

-          ¿A qué te refieres? – pregunto el inglés algo alterado con su comentario

-          Solo mira sus fachas, es obvio que es de clase muy inferior

-          ¿Y eso que importa? – la miro con coraje – son los modales de las personas los que más valen

-          Ho no creí que te molestara tanto el comentario – respondió apartando la mirada de la joven que terminaba de medir su calzado

-          Está bien – dice la joven regresando el zapato a la Sra. Barry y sorprendida de la reacción del joven que a pesar de todo parecía defenderla

-          Bien entonces aquí tienes – entrega las dos cajas – le pediré a un mozo que te lleve los demás paquetes – en ese momento un muchacho se acerca para cargar los paquetes, la joven estaba ansiosa por salir de ese lugar, quien tenía sentimientos encontrados por la situación. Afuera dos jóvenes parados frente al almacén miraron como una joven salía a prisa de la tienda

-          ¿Quién podrá ser? – pregunto el joven de cabello castaño

-          Nunca la había visto por aquí – dice su compañero

-          Mira es Peter el chofer de Esther – dijo caminando hacia el carruaje

-          Espera – ordena su compañero – no la conoces como te presentaras

-          Saludare a Peter solamente y tal vez, solo tal vez la pueda conocer – indica el joven que sonreía alegremente

-          Eres tan terco Jean Paul – dice corriendo tras de su amigo, la joven ya había subido al carruaje cuando un joven se acerca con toda la confianza a saludar al hombre que la acompañaba

-          Peter que gusto verte, ¿no vino Esther? – pregunto de inmediato

-          No joven, ella se quedó en casa atendiendo un asunto – indica, adentro la joven miraba sus manos pensativa.

-          Acaso tiene visitas – se acerca mirando al interior, pero Candy ni siquiera era consciente de lo que pasaba afuera, deseaba llegar cuanto antes a la Villa

-          Al parecer si – indica el chofer – si me perdona joven, creo que la dama no se siente del todo bien – susurra en voz muy baja

El joven entendió de inmediato – no te preocupes Peter, yo entiendo – dijo un poco desanimado

En ese momento la pareja también salía del almacén – Disculpa por mi actitud – repetía la joven

-          Está bien, pero no es manera de juzgar a las personas

-          Lo sé y lo entiendo, prometo que no volverá a repetirse

Jean Paul y su amigo caminaron hacia el otro lado de la acera – ¿haremos esto todo el día? – pregunta Curio

-          Al menos algo bueno salió de todo esto – mira a lo lejos el carruaje – iré a ver a Esther en cuanto pueda, deseo conocer a la joven  

-          Tal vez no le dieron descuento en la tienda – dijo soltando una risa burlona

-          Idiota – dice el joven dando un golpe en la cabeza con su sombrero

-          No te pongas así, es una broma – sonrió

-          Esto me aburre muchísimo, no sé porque mi padre me pide vigilar a Fanny, si ella a la vez la vigila Tadeo – señala mirando al empleado que caminaba discretamente unos metros atrás de ellos – tu a la vez me vigilas a mí y así seguramente ese tipo también lo debe vigilar alguien – dice divertido

-          Y casi creo que aquel muchacho que viene más atrás es empleado de el – se gira y ve a lo lejos a Mark que caminaba muy lento parándose a hacer tiempo en cualquier lugar y platicando con algunos conocidos

-          Ya lo he visto antes, creo que trabajaba con el Duque de Grandchester – indica Curio

-          ¿Estás seguro? – pregunta el joven

-          Casi creo, hace mucho que lo deje de ver

-          Tal vez no tiene trabajo y el tipo ese le está pagando para cuidarlo

-          Buena protección, es un muchacho muy joven, no creo que este un poco armado

-          En fin, creo que mejor nos vamos, la verdad no quiero enterarme de los amoríos que tenga Fanny con este o con otros tipos – el joven se para y mira a su amigo que también se veía algo fastidiado, dirigiéndose ambos a sus caballos para retirarse del lugar.

 

En el camino Peter paro frente a una nevería – le apetece un helado señorita – dice bajando de la carreta

La joven ya más tranquila sonríe al mirar el lugar, un helado sería lo mejor que podía tomar – está bien un helado estará muy bien – se repite a si misma

Dentro de la nevería la joven observaba los diferentes sabores, recordó aquellos tiempos en que disfrutaba con sus amigos Archie, Anthony y Stear de los deliciosos barquillos – que sabor desea – pregunta Peter

-          Chocolate está bien – mirando la deliciosa bola de nieve sonreía por los pequeños detalles que alegraban su corazón

-          Venga caminemos un poco mientras saboreamos nuestras nieves – invita el caballero

-          ¿No cree que estamos demorando un poco? – pregunta inquieta

-          Pasa que la Duquesa me ha pedido que le dé un trato especial  – indica

-          Pero se supone que soy una empleada mas

-          Deba saber señorita Candy que en muchos años ella no ha tenido a nadie como dama de compañía, su única y leal empleada quien ha estado a su lado siempre y desde muy pequeña es Lía por lo que si usted ha sido elegida como tal debió despertar en ella mucha confianza, ahora usted estará muy cerca de ella, por lo que cualquier cosa que usted haga le repercutirá directamente a ella, pero no la quiero asustar con ello, es para que usted se dé cuenta de la enorme confianza que ella ha depositado en usted, no solo es una empleada más, es su dama de compañía – explica el caballero

-          ¿Usted lleva mucho tiempo trabajando con ella?

-          Si más de veinte años, y deba saber que ella es una mujer muy amistosa, casi todos en la región le quieren especialmente algunos jóvenes, por ejemplo el joven que se acercó a saludarme en el almacén es un gran amigo de ella, de la misma manera que Terruce quien la visito esta mañana lo conoce desde muy niño

La dama entendió un poco – entonces Terruce la visita con frecuencia – quería saber a lo que podría enfrentarse en un futuro próximo

-          Hacía muchos años que él no estaba por la región, pero creo por lo sucedido con su padre y meses antes con la Duquesa el cedió un poco a su rechazo y accedió a vivir con sus hermanos y padre

La rubia cada vez tenía más preguntas – Y ¿qué pasó con la Duquesa?

-          Es que la Duquesa falleció hace tres meses aproximadamente, es por eso que él está con ellos, de otra manera no creo que él hubiese aceptado vivir bajo el mismo techo

Candy se sorprendió con la noticia, ya entendía la urgencia para que sus hermanos continuaran con la escuela, además tal vez aun sigan sobrecogidos con la pena – Que situación tan difícil deben haber pasado

-          Si señorita, es una pena que una mujer tan fuerte en apariencia haya muerto tan lentamente, sus últimos días parece que fueron muy difíciles

-          No imagino como debieron sufrir sus hijos – un escalofrió recorrió su cuerpo al pensarlo

-          En fin, creo que ya es hora de volver – indica mirando su reloj

-          Gracias Peter por su confianza – agrego la dama subiendo al carruaje

-          A usted señorita por venir a alegrar la vida de este sitio – sonrió amigablemente

 

Mientras en la villa Esther y Frank continuaban con sus visitas, la plática era amena y la Duquesa no podía evitar comparar a Candy con Victoria, había muchos gestos parecidos, especialmente la pequeña nariz que no era más que la misma de la rubia, Frank tampoco dejaba de compararla pero el trataba de convencer a la Condesa del gran esfuerzo de Daniel en la Guerra – Le aseguro que fue muy valiente al ir en busca de sobrevivientes en las trincheras

-          Solo de pensarlo mi alma vuelve a dar un vuelco – toma la mano de su hijo con cariño

-          Pero no regreso hasta que dos de las enfermeras que iban volvieron sanas y salvas

-          Debe sentirse muy orgullosa de su hijo Victoria – señalo Esther – además aprendió a valorar a su familia

-          Creo que todos sentimos de alguna manera el llamado a salvar vidas – agrego el joven

-          Pero lo único que no me gusto es que parece que se involucró sentimentalmente con una joven mayor que el – dijo un poco escandalizada

Esther y Frank se lanzaron miradas mientras que Daniel se movía en su asiento – madre como puedes asegurar tal cosa – dijo molesto

-          Su padre me conto su necedad por esa mujer y la enemistad ocasionada con el hijo del Duque de Granschester – menciono en tono reprobatorio – una mujer que causa esos problemas de ninguna manera puede ser una buena mujer – señalo

-          Pero no puede asegurar que era una mala mujer – defendió Frank – era una enfermera que también fue a salvar vidas y que afortunadamente hizo buena amistad con Daniel

-          Al parecer usted presencio los hechos – aseguro la dama

-          No lo puedo asegurar ya que éramos demasiados colegas, realmente no me di cuenta de ninguna situación sin embargo puedo asegurar que en mi equipo todas las mujeres eran respetables

La condesa negó con la cabeza – no estoy de acuerdo con ello, sé que esa mujer ocasiono problemas y agradezco a Dios por haberla alejado de nuestras vidas

Daniel solo bajo su mirada ante las palabras de su madre – por favor madre – susurro

-          Y Margaret ¿porque no vino? – interrumpió Esther para aligerar la platica

-          Ella no se sentía muy bien, preferí que se quedara a descansar

-          ¿Pero no es nada de cuidado? – se apresuró a preguntar la dama

-          Descuida Esther ha tenido síntomas de resfriado solamente por lo que convine en que se quedara a descansar

-          Creo que es mejor irnos – reconvino Daniel – ya es un poco tarde y no quiero que mi padre se preocupe

-          Tienes razón hijo – se puso de pie – Esther ha sido un placer saludarte, tratare de visitarte con más frecuencia – Daniel también se despidió y ambos salieron de la propiedad dejando en el ambiente un clima algo tenso

-          Hablaba de Candy ¿no es así Frank? – pregunto cuando estuvieron solos

-          Si y todo porque el carácter de Terry es intolerable hacia algunas personas – el joven estaba algo angustiado con el tema

-          Creo que tendré algunos problemas por aquí – agrega aturdida

-          Perdona tía creo que no debí meterte en este problema – el rubio sentía culpa ya que las cosas apenas comenzaban y no pintaban para bien

-          No hijo yo estoy feliz que ella este aquí, además yo tengo manera de controlar a Terry pero fuera de aquí no podría hacer nada si ellos deciden enfrentarse

-          Entonces le pediré a Daniel que no lo provoque – en ese momento ven llegar el carruaje donde llegaba la rubia – tal vez se cruzaron en el camino – murmura

-          Pues que sea lo que Dios quiera – termino diciendo la Duquesa

Una vez que Candy hubo llegado y entregado sus encargos a la Duquesa quiso preguntar la razón por la cual le había mandado hacer los vestidos pero la Duquesa siempre tenía argumentos suficientes para convencer a las personas de que ella hacia siempre lo correcto. Esa misma tarde Terry se apresuró a mandar un aviso a la Duquesa proponiendo los días para las visitas de Candy a lo cual leyendo la nota negó categóricamente, la dama respondió el recado en ese instante “quieres verla casi a diario Terry pero no va a ser como tú digas serán mis condiciones” pensó la dama dando la respuesta al joven que había llegado con la nota – Aquí tienes – tiende el papel al joven y de inmediato se retira.

Por la noche al tener la nota en sus manos la toma y lee las breves líneas, sonrió ante la negativa de la dama – está bien Esther como tú digas – murmuro doblando el papel y dejándola en la mesita de su habitación “debo darte una explicación Candy cómo hacer para que las cosas no se me salgan de control” pensó en silencio.

Apenas comenzó a clarear el día cuando la rubia se había puesto de pie, la inquietante sensación de saberse lejos de casa casi no la dejaba descansar del todo, deseaba más que nunca volver a América pensaba que el estar junto a Terry era una tortura y más aun sabiendo que había alguien que no era indiferente al inglés, no se permitía siquiera sentir celos pero no podía evitarlo, sabía que Susana estaba en alguna parte esperándolo mientras él se paseaba por Londres con otra mujer no muy agradable, comenzaba a creer aquellos rumores de sus años de colegio cuando decían que se veía con mujeres, negaba con su cabeza, se abrumaba aún más al pensar en la idea de ir a su casa a dar clases a sus hermanos, como podría controlar su lucha interna, ella mejor que nadie estaba en contra de las injusticias y de los actos inmorales como los que ella pensaba que estaba cometiendo su amado rebelde.

Inquieta en la sala de estar caminaba de un lado a otro, miraba a lo lejos el cauce del rio, cuando podría ella disfrutar de los placeres de la naturaleza, no había podido hacer una caminata desde su llegada, los arboles siempre eran una gran tentación deseaba brincar a uno de ellos y ejercitar sus músculos, también deseaba volver al lago en donde un día le robaron un beso, y dentro de sus planes ya lo tenía más que contemplado. La Duquesa bajaba las escaleras haciéndola despertar de sus sueños – Buenos días Candy, veo que te despertaste muy temprano

-          Buenos días, ¿cómo amaneció hoy? – pregunta sonriendo

-          De maravilla, debo decir que tienes unas manos mágicas, tu masaje me hizo dormir como hacía mucho tiempo no lo hacia

Un minuto después Frank también se les unía – Buenos días, y estoy de acuerdo con la magia de las manos de Candy, mi hombro ha mejorado considerablemente, a este paso creo que la próxima semana me iré – agrega el joven

-          Creí que te quedarías un poco más – dijo la rubia desanimada

-          Qué más quisiera yo pero me es imposible, además creo que te has integrado muy bien en este hogar – sonríe mirando con cariño a su tía

-          Entonces debo avisar a tu abuelo para visitarlo cuanto antes – señalo la dama – no te vas a ir sin visitarlo

-          Claro que no de hecho eso mismo te iba a pedir

-          Por otro lado Candy – agrega la dama – mañana comenzaras con las clases para los hermanos de Terruce, ya nos pusimos de acuerdo e iras martes, jueves y viernes de cuatro a seis de la tarde, me imagino que el vendrá por ti por el asunto que no están en la villa.

Frank sintió algo de inquietud por el asunto pero conservo la calma – Sera una buena distracción para ti, así no te aburrirás demasiado por las tardes

-          Eso creo, entonces en cuanto tenga tiempo organizare mis clases – indica la joven

 

Lía hace una señal a la Duquesa de que el desayuno está servido, acto seguido todos se disponen a disfrutar de los alimentos. También Jean Paul tomaba el desayuno con su padre, estaba ansioso por ir a visitar a su buena amiga Esther, mucha era su curiosidad por la joven que vio en la calle – Esta mañana iré a visitar a Esther – indica el joven animado

-          Creo que tiene visitas – recordó su padre – tal vez no sea prudente

-          Precisamente por eso quiero ir, ayer vi una joven realmente bella por la calle y estaba en el carruaje con Peter, en la región no hay chicas ni mínimamente atractivas

-          Jean Paul creo que no deberías ir – señalo su padre – si la joven está de visita no creo correcto que visites a Esther, no sería prudente me lo entiendes

-          Porque te pones así papa, solo quiero entablar una amistad con alguien que me pareció interesante

-          Te pido de manera especial que no vayas al menos en unos días, además… quiero que sigas vigilando a Fanny no me gusta mucho lo que me has contado sobre el tipo con quien se está viendo

-          Creo que en los amoríos de Fanny no debemos meternos padre, yo realmente me fastidio mucho en seguirlos, cuando no van al almacén, van con la modista, a la zapatería, de repente a algún Restaurant o cafetería, no es relevante lo que hacen

Su padre se queda pensativo y entiende la situación de su hijo – está bien no la vigiles todo el tiempo, pero tampoco quiero que vayas con Esther y esto es una orden – termino su padre

El joven asiente con la cabeza pero no se quedaría con la duda, pocas veces desobedecía a su padre y esta era una ocasión que lo ameritaba, termino con su desayudo y tan pronto llego su buen amigo Curio salieron a realizar algunos encargos de su padre y al terminar pasaría con Esther.

 

Esa mañana Candy ayudo a la Duquesa a ordenar todo su guarda ropa, aprovechando la presencia de la joven pudo desempolvar algunos objetos y joyas que ni ella misma recordaba haber guardado, saco alguna ropa y calzado que nunca había usado – mira – le dijo – creo que todo esto podría ser de gran utilidad, es ropa nueva, también los zapatos, si te quedan puedes quedártelos – pero Candy se negó ya que eran vestidos muy hermosos

-          Pero es que ya me ha dado demasiado – dijo apenada

-          Acéptalos por favor, aquí ya no caben, afortunadamente llegaste y creo que te sentaran muy bien, quizás puedas renovarlos un poco no me molestare si lo haces

La joven ve los vestidos apilados uno sobre otro, eran al menos unos diez sin contar las capas y estolas que había sobre la cama, tres pares de zapatillas y botas, era un regalo nada despreciable – está bien los llevare a mi habitación y comenzare a hacer algo con ellos

-          Bien creo entonces que terminamos aquí – señalo la dama – si quieres puedes tomarte el resto del día, debes estar demasiado cansada

-          Si es así, podría caminar un poco hacia el rio – pregunto ella

-          Claro puedes caminar hacia donde lo desees siempre y cuando tengas cuidado de no estar una propiedad privada, algunos señores tienen vigilancia – indica

-          Claro solo iré al cauce del rio, no me alejare demasiado

-          Anda ve, un poco de color a tu piel no le vendrá nada mal

Una joven disfrutaba del bello paisaje que sus ojos miraban, caminaba con una sombrilla sobre su hombro, sus sentidos captaban con facilidad el ruido del rio y el canto de diferentes aves que posaban en las copas de los árboles, había algunas rocas por la orilla y no dudo ni por un segundo en sentarse para disfrutar más de cerca el bello espectáculo del agua sobre las rocas, así pudo regalarse un poco de paz después de todas las emociones vividas anteriormente.